| Palestinos ante un plato de pasto 
                    Por Andrés Alsina
Roma.- Es un hombre de Estado sin 
                    Estado, y eso es lo que más le preocupa últimamente. 
                    Para tomar un avión a Roma, tuvo que pedir visa cuatro 
                    veces, y se la negaron tres. Con todo, tuvo suerte de que 
                    el avión saliese a tiempo, porque esas visas vencen 
                    a las cuatro horas. Así que allí está 
                    Izzat Abdul Hadi, nacido en Nablus en 1957 pero ahora viviendo 
                    en Ramallah, sentado en el sillón de un convento de 
                    Roma ante un grabador en el recodo del una asamblea de Control 
                    Ciudadano, o Social Watch, una red de organizaciones no gubernamentales 
                    (ONG) que controla el cumplimiento de las políticas 
                    sociales comprometidas por los gobiernos ante la ONU.  El cronista tiene más suerte 
                    que la madre de Izzat, que vive en la ciudad natal, a 50 kilómetros 
                    de Nablus: 45 minutos por carretera, si no estuviese bloqueada. 
                    Él podría haberse despedido de su madre pero 
                    sólo yendo por caminos vecinales que el ejército 
                    israelí ha decidido no bloquear, pero eligió 
                    no manejar siete horas entre ida y vuelta, arriesgando todo 
                    el tiempo ser tiroteado desde los asentamientos de colonos 
                    israelíes por los que inevitablemente pasa el camino. 
                   Los inconvenientes personales de 
                    Izzat desde que recrudeció la violencia y renació 
                    la intifada en Gaza y Cisjordania en agosto son un asunto 
                    menor. El cierre de fronteras impuesto por los israelíes 
                    dejó sin trabajo a 120.000 palestinos que iban diariamente 
                    a trabajar a Israel, y esa es la quinta parte de la fuerza 
                    total de trabajo de 600.000 personas. Además hay otros 
                    250.000 desocupados por falta de capacidad de la industria 
                    palestina, efecto directo de la situación de guerra 
                    porque la producción es buena y podría ser exportada 
                    a Israel, a países árabes y a Europa, donde 
                    ya está vendida, si tan sólo se pudiese transportar. 
                    El desempleo en Cisjordania es del 32% y en Gaza del 45%, 
                    aunque el promedio general, incluyendo los pueblos, es mucho 
                    más alto, 61%. Los que no van a trabajar a Israel pierden 
                    ingresos diarios por 3.400.000 dólares; las pérdidas 
                    globales a la economía palestina causadas por este 
                    nuevo estado de cosas es estimada por Izzat Abdul Hadi en 
                    900 millones de dólares.  Lo peor no ha llegado: a las industrias 
                    que cerraron habrá que ir agregando otras porque empieza 
                    a escasear el combustible. También escasean otros productos, 
                    porque Israel sólo deja importarlos desde Israel, a 
                    precios israelíes. El ingreso anual per cápita 
                    en Israel es de 18.000 dólares y el de los palestinos 
                    de 1.440 dólares, así que mucha cosa no se puede 
                    comprar.  Según Izzat Abdul Hadi, este 
                    estrangulamiento económico es una de las políticas 
                    más importantes de Israel para obligar a los palestinos 
                    a volver a negociar la paz, esta vez en forma más condicionada. 
                    Ellos tienen un concepto comprensivo de la guerra, que abarca 
                    no sólo el plano bélico sino también 
                    el económico.  Y el aislamiento sería parte 
                    de eso. Es que hay asentamientos entre todas las ciudades 
                    palestinas, ese es el problema. En verdad este es un sistema 
                    de apartheid, y desde ese punto de vista, ideal, pues segrega 
                    a todos los pueblos chicos. Afuera del pueblo hay un asentamiento, 
                    y la ruta puede ser fácilmente bloqueada, como lo está 
                    ahora.  En vez de reiterar cuatro pedidos 
                    de visa para el aeropuerto Ben Gurion, de Tel Aviv, Izzat 
                    podría haber tomado un avión en el otro aeropuerto 
                    posible, en Gaza. Pero la franja de Gaza está totalmente 
                    aislada desde que los israelíes bloquearon el paso 
                    fronterizo con Egipto, y además pusieron un bloqueo 
                    militar al norte de la ciudad de Gaza, lo cual dificulta los 
                    movimientos internos en la zona. De todas maneras, él 
                    no podía llegar a Gaza, porque el nudo de los caminos 
                    entre el norte y el sur pasa por Jerusalén, que los 
                    israelíes reivindican no sólo como capital sino 
                    también como territorio israelí. Así 
                    que hay que tener visa para pasar por allí, y él 
                    hace 5 años ya que no va a su ciudad sagrada, a Al 
                    Quds, como la llaman. Es el único momento de la entrevista 
                    en que su voz señala que conserva capacidad de asombro; 
                    más aún, de incredulidad, ante las medidas israelíes. 
                    Todo lo demás es relatado con el tono neutro de lo 
                    previsible.  Peor es la situación de las 
                    aldeas desperdigadas, se apresura a decir: sus jóvenes 
                    quedaron sin poder llegar a la escuela ni a la universidad. 
                    Hay cinco universidades entre Gaza y Cisjordania, con el resultado 
                    de una de las más altas tasas de educación superior, 
                    menciona con orgullo. Los palestinos somos un pueblo 
                    culto pues la educación ha sido en definitiva nuestra 
                    única herramienta de supervivencia. Dado nuestro nivel 
                    cultural, hemos sido uno de los constructores del mundo árabe. 
                    Y de hecho tenemos hombres de negocios poderosos, muy poderosos, 
                    que no viven en Cisjordania sino que despliegan sus negocios 
                    en el mundo árabe.  Ellos aportan ayuda, junto con los 
                    países árabes y Europa, pero eso ya no es suficiente 
                    ante esta nueva situación. Ahora los palestinos viven 
                    en lo que llaman una economía de resistencia, 
                    tratando de ahorrar en todo. Esta situación intolerable, 
                    que ellos esperan que los israelíes hagan más 
                    dramática con el paso de los días, es la que 
                    afirman que van a soportar. y no van a ser dos o tres 
                    meses. Aún si retornamos a las negociaciones, lo cual 
                    es posible, va a ser a largo plazo, porque los temas son muy 
                    complicados y los israelíes no quieren comprometer 
                    nada, tal como mostraron en Camp David II, en 1999. A consecuencia 
                    de la falta de acuerdo allí es que tenemos esta intifada. 
                   En su visión de los hechos, 
                    en el acuerdo de 1993 en Oslo aceptaron que Israel ocupara 
                    el 78% de su territorio y quedarse sólo con el 22%. 
                    Ahora nos sacan Jerusalén y quieren que comprometamos 
                    el territorio con el cual aceptamos quedarnos. No volveremos 
                    a comprometer nada. Puede parecer romántico decir que 
                    estamos dispuestos a comer pasto, pero así es. El slogan 
                    de las manifestaciones dice: esta vez es la última 
                    vez, Hadi al Mara Arher Mara.  En todo caso, no sólo comerán 
                    pasto. Se plantean organizar a largo plazo su comunidad, involucrando 
                    en el tema a otros segmentos de la sociedad palestina, como 
                    mujeres, tercera edad, hombres de negocios, profesionales 
                    y sindicatos. Y proveer servicios de educación y salud, 
                    asesoramiento económico, servicios de atención 
                    a la vejez y a la niñez, participar de la organización 
                    de la comunidad, acercar a los sectores marginales de la sociedad 
                    y desarrollar planes sectoriales para la resistencia en el 
                    quehacer diario. También propiciar el debate en las 
                    zonas marginales de su sociedad, para fomentar la participación 
                    pero también para recoger sus aspiraciones y construir 
                    una representación más sólida.  Así podremos aplicar 
                    un verdadero plan de boicot a los productos israelíes 
                    provenientes de los asentamientos, como el que estamos planteando 
                    ahora.  También quieren que Europa 
                    boicotee masivamente los productos provenientes de Israel. 
                    En la discusión al respecto ellos insisten en diferenciar 
                    el boicot de una actitud antisemita y reclaman el cumplimiento 
                    de los términos del acuerdo comercial entre Europa 
                    e Israel condicionado al respeto de los DDHH, que Israel 
                    no lo están haciendo. El ejemplo de la Sudáfrica 
                    del apartheid y el efecto devastador que tuvo un boicot así 
                    sobre su economía es el faro de la medida.  Continuar la intifada no necesariamente 
                    debe ser a través de acciones violentas; en nuestra 
                    percepción, deben ser no violentas. ¿Como cuáles? 
                    Como manifestaciones pacíficas, apoyar los proyectos 
                    de manutención de hogares y proyectos de autoempleo, 
                    pequeñas empresas que se adecuen a la situación, 
                    lo que llamamos proyectos de apoyo a las familias y a los 
                    niños, en la cual familias ricas o de clase media colaboren 
                    con familias de recursos escasos. Y facilitar procesos de 
                    adopción de una familia por otra de otro estado árabe 
                    o de Europa.  Izzat Abdul Hadi fue al encuentro 
                    de Roma de Control Ciudadano, o Social Watch en representación 
                    de la red de organizaciones no gubernamentales palestinas, 
                    o sea, de una parte organizada de su sociedad civil, y es 
                    a través de ella y de su papel protagónico que 
                    plantea la posibilidad de transformar la situación. 
                    Y aunque la teoría política diferencie Estado 
                    de sociedad civil, él quiere formar el Estado sin por 
                    eso ser parte del gobierno.  Todo esto implica refrendar 
                    nuestra constitución, sentando de hecho las bases de 
                    nuestra institucionalización con un proceso transparente 
                    en la conformación y acción de gobierno y en 
                    la elaboración y aplicación de políticas 
                    sectoriales. Es muy importante tener establecidas y funcionando 
                    con transparencia todas nuestras instituciones . Lograr, por 
                    ejemplo, nuestro propio programa educativo, que contenga nuestra 
                    historia y nuestra independencia. Pues hoy está prohibido 
                    por los israelíes y debemos usar el programa jordano, 
                    que habla de Jordania, pues hoy no debemos enseñar 
                    ni hablar de Palestina, de nuestra bandera ni de nuestro himno. 
                   Y tenemos que aprender a influenciar 
                    la opinión pública y a los tomadores de decisiones 
                    en Europa y Estados Unidos, donde sólo tenemos grupos 
                    de solidaridad. Para eso deberán borrar el estigma 
                    de terroristas con que han sido etiquetados muchas veces. 
                    Y avanzar en la institucionalización. No van a declarar 
                    el Estado de Palestina, dice, porque eso ya fue hecho por 
                    su propio parlamento el 15 de noviembre de 1988 en Argelia. 
                   Ahora el problema no es declarar 
                    el Estado sino su materialización. Se trata de organizar 
                    nuestra sociedad de abajo para arriba, estableciendo enlaces 
                    y un sentimiento de unidad en ella, brindando servicios a 
                    la gente y siendo un punto de referencia para nuestros propios 
                    problemas como pueblo. Y que por ejemplo aquellas de nuestras 
                    mujeres que perdieron a sus seres queridos vengan a ver al 
                    Papa; eso es parte de nuestra lucha. Y podemos hacer manifestaciones 
                    diarias con miles de personas, aunque sea cansador y agotador; 
                    si podemos hacer lo uno, podremos hacer lo otro. Aunque los 
                    israelíes nos maten en estas manifestaciones. Pues 
                    no tenemos otra opción. La lucha armada es algo particularmente 
                    peligroso ahora, pues no estamos en la misma posición 
                    que los israelíes, con su gran poder de fuego y sus 
                    armas sofisticadas. Nuestra fortaleza se forma con nuestras 
                    propias debilidades, ríe.  |