23/10/2004
Pobreza, problema político de solución política
Roberto Bissio
Social Watch
STRESA, Italia, 23 octubre. “Todos coincidimos en que la pobreza es un problema clave de nuestro tiempo, y es un problema político”, dijo el ex presidente soviético Mijail Gorbachev al cierre de la reunión del Foro Político Mundial en esta localidad turística sobre el Lago Maggiore, en las laderas de los Alpes.
“Es un problema político porque el mundo tiene
recursos suficientes para resolverlo si adopta las decisiones adecuadas, pero no
lo ha resuelto. Por el contrario, el problema es cada vez más grave, y lo que
requiere es voluntad política”, agregó Gorbachev.
El actual modelo de globalización económica está
generando pobreza a nivel mundial. Con base en este diagnóstico, Gorbachev
convocó a la reunión a muchos de los líderes políticos de todo el mundo que
moldearon la globalización, para buscar soluciones.
El ex presidente soviético creó el Foro Político
Mundial en 2002, con la intención de llenar la brecha entre el Foro Económico
Mundial, de Davos, y el Foro Social Mundial, de Porto Alegre. El nuevo foro fue
la respuesta de Gorbachev a los desafíos planteados por Davos y Porto Alegre.
Participaron de la reunión de Stresa unos veinte
ex presidentes y primeros ministros, entre ellos Lionel Jospin, de Francia,
Mahathir Mohammad, de Malasia y Benazir Bhutto, de Pakistán. También estuvieron
Boutros Boutros-Ghali, ex secretario general de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), y Mike Moore, ex director general de la Organización Mundial del
Comercio (OMC), además de especialistas en economía y cuestiones sociales y
representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG). Durante dos días, los
participantes discutieron formas de combatir la pobreza en el mundo actual.
“En los años 90, existía la ilusión de que los
mecanismos del mercado podrían resolver los problemas, pero ahora sabemos que el
problema es esencialmente político. El libre comercio y el buen gobierno son
importantes, así como el aumento de la cooperación para el desarrollo y el
alivio de la deuda, pero necesitamos un enfoque integral”, declaró Gorbachev en
su discurso de bienvenida.
“Al final de la Guerra Fría, tardamos demasiado
en elaborar un nuevo orden mundial. Desperdiciamos oportunidades y la
globalización acarreó muchas consecuencias negativas, ampliando brechas y
creando inestabilidad”, dijo el ex mandatario soviético.
“Yo creo que el cambio es posible. Creo que
existe una alternativa. Comparto la consigna del Foro Social Mundial de que otro
mundo es posible”, manifestó Gorbachev, y urgió a los máximos líderes mundiales
que integran el Foro Político Mundial a acordar recomendaciones para presentar
el año próximo a la Asamblea General de la ONU, cinco años después de la solemne
promesa de la Declaración del Milenio de combatir la pobreza.
“La base deberían ser los principios
democráticos. Es totalmente inaceptable construir un nuevo orden mundial por
imposición unilateral. ¿Quién debe tomar la iniciativa? Esta es la cuestión que
debemos discutir”, dijo.
Mario Soares, ex primer ministro y presidente de
Portugal, reconoció que “el modelo neoliberal impuesto por el Banco Mundial, el
FMI y la OMC parece acabado”. Soares apoyó la propuesta de los presidentes Lula
(Brasil), Chirac (Francia), Lagos (Chile) y Zapatero (España) de crear impuestos
mundiales para luchar contra el hambre y la pobreza, y abogó por el “desarrollo
sostenible”, dado que “el actual modelo de consumo de los países ricos es
insostenible y no debe generalizarse”.
Benazir Bhutto, ex primera ministra de Pakistán,
vinculó la pobreza con cuestiones de gobernanza, y sostuvo que “el autoritarismo
no ha ofrecido prosperidad”. Bhutto señaló la paradoja de que se hayan ofrecido
“créditos generosos a dictadores por razones políticas, pero cuando la
democracia regresó, las instituciones financieras internacionales insistieron en
responsabilidades y condiciones de ajuste estructural que la desestabilizaron”.
La ex mandataria pakistaní reclamó “democracia, alivio de la deuda y comercio
justo”.
Las declaraciones de Bhutto coincidieron
plenamente con las del embajador Anwarul K. Chowdhury, el Alto Representante de
las Naciones Unidas para los Países Menos Desarrollados, quien reclamó la
cancelación total de la deuda de los países más pobres, más ayuda y comercio
justo. Para hacer posible esta última aspiración, el ex primer ministro malasio
Mahathir Mohamad reclamó la construcción de infraestructura en países pobres.
“Necesitamos dinero. Necesitamos fondos. ¿De
dónde obtenerlos? Es necesario imponer algún tipo de impuesto internacional a
los individuos y países que se han beneficiado del comercio. Aquellos que se
benefician de la eliminación de restricciones fronterizas, la desregulación o la
reducción de impuestos no contribuyen a mejorar la situación internacional.
Deberían pagar algún impuesto, porque son quienes se benefician de la
globalización. El impuesto que precisamos es para el desarrollo de los países
más pobres”, dijo Mahathir.
Pero no será fácil hallar los fondos. El ex
canciller alemán Hans-Dietrich Genscher lamentó que “el fin de la Guerra Fría no
haya producido los dividendos de la paz esperados”. Y el ex primer ministro
japonés Toshiki Kaifu sugirió enviar jóvenes voluntarios japoneses al exterior
para ayudar a países en desarrollo, además de prometer capacitación para 100.000
estudiantes extranjeros en Japón, pero no mencionó la ayuda para el desarrollo
ni la cancelación de la deuda.
Lionel Jospin, ex primer ministro de Francia,
señaló la necesidad de “reequilibrar la globalización y universalizar la
diversidad; no imponer un sistema único”.
Muchos destacaron los valores democráticos.
Inder Kumar Gujral, ex primer ministro de India, observó que “el crecimiento no
es lo único importante para erradicar la pobreza”, porque “la mayoría de las
historias de éxito se basan en la participación de las personas afectadas”.
Sin embargo, también hubo desacuerdos, como era
de esperarse en una reunión de políticos. Milos Zeman, ex primer ministro de la
República Checa, comparó al ex presidente iraquí Saddam Hussein con Hitler y
defendió la “guerra preventiva contra los dictadores”, aunque insistió en que no
debería ser “unilateral”. Federico Mayor Zaragoza, ex director de la UNESCO,
respondió de inmediato que “no existe tal cosa como la guerra preventiva”, y
reclamó en cambio una “cultura de la paz”. Mayor Zaragoza rechazó la “imposición
de modelos” y las condiciones de la ayuda o las donaciones, que “llevan a las
privatizaciones y a la pobreza”. “Reducir el Estado básicamente significa
reducir el número de maestros”, arguyó.
En los corredores de la reunión, el último
primer ministro comunista de Polonia, Wojciech Jaruzelski, fue visto conversando
animadamente con Jeffrey Sachs, quien fuera el principal asesor extranjero sobre
el diseño de una economía de mercado en ese país. Sachs, actualmente director
del Proyecto del Milenio de la ONU, pidió abordar los problemas “con sentido
práctico, no ideológico”. Sin embargo, “ser práctico implica que los países
donantes deben dar más dinero”.
Mike Moore, ex director general de la OMC,
señaló que ese dinero debería proceder de la eliminación de los subsidios
agrícolas en los países ricos, que suman más de mil millones de dólares diarios.
Al cierre de la reunión, el sábado, Gorbachev
destacó el carácter político del problema de la pobreza. En su audiencia estaban
jefes de Estado que en el año 2000 habían firmado la Declaración del Milenio,
por el que se comprometieron a reducir la pobreza a la mitad antes de 2015,
además de legisladores, ex ministros, asesores y algunas organizaciones sin
fines de lucro.
Gorbachev tuvo palabras amables hacia el Foro
Social Mundial y duras hacia el Foro Económico Mundial, que se reúne no lejos de
Stresa, en la localidad suiza de Davos. El Foro Económico Mundial se ha
transformado en un foro de ricos, dijo. Sus participantes van a esquiar,
mientras el Foro Social y el Foro Político intentan crear auténticas
herramientas.
El ex jefe del Partido Comunista de la Unión
Soviética se proclamó un socialdemócrata y defensor de la democracia, tanto en
lo nacional como en las relaciones internacionales. Sin embargo, la democracia
no puede imponerse por la fuerza o mediante guerras preventivas, señaló.
En cuanto a la guerra en Iraq, Gorbachev la
consideró un error y un golpe al derecho internacional y a la democracia. “Creo
que los estadounidenses están comenzando a comprender eso”, dijo.
“Necesitamos a la democracia para combatir la
pobreza, y también para controlar el proceso. Mucho dinero asignado al combate
de la pobreza fue a parar al bolsillo de unos pocos en Rusia, y como resultado
muchos rusos viven hoy en la pobreza”, recordó.
Gorbachev dio la bienvenida a los representantes
de ONGs en el Foro Político Mundial, y dijo que la política cambiaría muy
lentamente sin una sociedad civil poderosa a escala internacional.
El ex mandatario soviético resumió así el tema
de la reunión: “Nuestras discusiones han confirmado que no existe una panacea.
No hay soluciones mágicas. Se necesita un enfoque integral, que tome en cuenta
las leyes de la economía de mercado y también las responsabilidades del Estado.
Mucho depende de cada gobierno y sus políticas. La tentación de encontrar
soluciones fáciles, autoritarias, sencillas, así como la tentación de la mano
invisible del mercado, son insostenibles”.
“Sabemos cuáles fueron las consecuencias del
Consenso de Washington. En la política real, no podemos ignorar las
responsabilidades sociales y ambientales. Tampoco podemos ignorar el comercio,
sino que debemos hallar un equilibrio. Nada puede reemplazar la capacidad de los
políticos de buscar soluciones y escuchar a la gente”, dijo.
Gorbachev prometió presentar a la comunidad
internacional un informe sobre la reunión, incluso sobre la necesidad de mejorar
el gobierno mundial, aliviar la deuda y gravar los flujos financieros, las
grandes empresas y el comercio de armas.
La necesidad de gravar o limitar de otra forma
el comercio de armas había sido planteada previamente por el general Jaruzelski,
ex presidente de Polonia, y por Mahathir Mohammad, ex primer ministro de
Malasia. Mahathir destacó la necesidad de limitar los derechos de propiedad
intelectual para facilitar el desarrollo, y denunció el costo de la fuga de
cerebros para los países pobres. El ex primer ministro indio Inder Gujral apoyó
esa idea. “Precisamos cambiar las leyes de patentes y los acuerdos impuestos por
la OMC”, dijo.
Michel Rocard, ex primer ministro de Francia,
también subrayó la necesidad de impuestos internacionales.
Sylvia Borren, directora de la ONG holandesa
Oxfam-Novib, pidió a Francia y otros países europeos que eliminen los subsidios
agrícolas que perjudican a los pobres y cumplan las metas de cooperación para el
desarrollo fijadas hace 30 años. Pero Rocard replicó vagamente que Francia ya
redujo sus subsidios y que África debe protegerse de la brutalidad de las
fuerzas del mercado, porque el libre comercio es sólo para los fuertes.
Jacob Zuma, vicepresidente de Sudáfrica, recordó
a la audiencia que las heridas de la esclavitud todavía no han cicatrizado en
África y que los esfuerzos del pasado por nacionalizar recursos y proteger las
economías africanas se enfrentaron con sanciones e intervenciones
neocolonialistas.
Gyula Horn, ex primer ministro de Hungría, y
Frei Betto, asesor personal del presidente de Brasil, Lula, se refirieron al
problema de la pobreza en los países de medianos ingresos de Europa oriental y
América Latina.
Frei Betto reclamó una campaña mundial contra el
hambre, pero opinó que enviar ayuda alimentaria a los pobres no es una buena
idea, porque justifica los subsidios agrícolas, destruye culturas locales, crea
dependencia y fomenta la corrupción. En Brasil y en el planeta en general no
faltan alimentos, sino justicia, dijo. Frei Betto destacó que el plan Hambre
Cero del presidente Lula ofrece ayuda económica a 4,6 millones de personas de un
total de 11 millones que viven con menos de un dólar al día.
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