20/11/2002
Brasil: Deuda atenta contra erradicación de trabajo infantil
Ricardo de Bittencourt
Inter Press Service (IPS)
El lanzamiento del informe brasileño de Control Ciudadano, se realizó en el marco del seminario internacional ”Globalización, Hegemonía y Soberanía Nacional”, en Rio de Janeiro.
RIO DE JANEIRO, 20 nov (IPS) - El trabajo
infantil no ha podido ser erradicado en Brasil debido a recortes en la inversión
social para asegurar el pago de la deuda externa, advirtió este miércoles la
red mundial de organizaciones no gubernamentales Control Ciudadano.
Las políticas sociales llevadas adelante por el
gobierno de Fernando Henrique Cardoso han fracasado por las persistentes mermas
en el gasto público, apuntó Fernanda Carvalho, politóloga del Instituto
Brasileño de Análisis Socioeconómicos (Ibase), una de las entidades
integrantes en este país de Control Ciudadano.
”Brasil tiene buenos programas sociales, que
han sido inicialmente bien concebidos, pero cuya ejecución ha tropezado con las
limitaciones presupuestales y, más aún, con los recortes de gastos ya
autorizados en el presupuesto”, explicó.
”El caso más trágico es el del trabajo
infantil, que ya podría haber sido erradicado si contase con los recursos
necesarios”, afirmó.
Carvalho es una de las coordinadoras del informe
anual divulgado este miércoles en Río de Janeiro por el Observatorio de la
Ciudadanía, integrado por seis organizaciones de la sociedad civil que
representa en Brasil a Control Ciudadano (Social Watch).
El lanzamiento del Informe 2002, denominado ”El
impacto de la Globalización en el Mundo”, se realizó en el marco del
seminario internacional ”Globalización, Hegemonía y Soberanía Nacional”.
Control Ciudadano, presente hoy en 60 países,
fue creada en 1995 para realizar un seguimiento del cumplimiento de los
compromisos asumidos por los gobiernos en foros mundiales, en especial las
realizadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para atender
problemas de la niñez y de género.
”Social Watch se basa en una necesidad obvia.
Después de décadas de conferencias internacionales, ningún organismo estaba
haciendo el inventario de las acciones concretas y de resultados sociales de las
decisiones adoptadas”, dijo a IPS Roberto Bissio, del Instituto del Tercer
Mundo, de Uruguay, miembro de esa red.
Pero el desarrollo de los acontecimientos
internacionales últimos ha hecho necesario no sólo hacer un seguimiento sino
elaborar nuevas estrategias de actuación de las organizaciones representativas
de la sociedad civil, incluso en organismos internacionales ajenos al sistema de
la ONU, apuntó.
A diferencia de lo sucedido en la Conferencia
Mundial sobre Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992, en la
que se elaboraron documentos de importancia relevante aun 10 años después, las
últimas reuniones internacionales han sido un fracaso en ese aspecto, comentó.
Bissio puso como ejemplo los pobres resultados de
la Conferencia de Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo, de
marzo en la ciudad mexicana de Monterrey, de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo
Sostenible, del 26 de agosto al 4 de septiembre en Johannesburgo, Sudáfrica, y
de la Cumbre Mundial de la Alimentación, de 1996 en Roma.
A su vez, Carvalho señaló que, ”además de
constatar que el cumplimiento de los compromisos asumidos en general por los
gobiernos quedó muy por debajo de las metas, nos encontramos ahora con una
nueva realidad en la que ni siquiera se admite aquel antiguo 'progreso
manuscrito'”.
La actitud unilateral asumida por Estados Unidos
ha llevado a que sea dificilísimo obtener consenso en torno a decisiones y
menos para emitir declaraciones de contenido progresista, lo que ha redundado en
cierto descrédito de los organismos vinculados a la ONU, agregó.
”Por otra parte, aparecen cambios en el modo de
movilizarse de la sociedad civil, como lo demostraron las protestas de 1999 en
la noroccidental ciudad estadounidense de Seattle en ocasión de la III
Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Por todas esas razones, es ahora necesario
elaborar nuevas estrategias de acción para las organizaciones sociales”,
explicó la politóloga.
El Informe 2002 ”El impacto de la Globalización
en el Mundo” destaca, además, el drama de Argentina, donde la indigencia
afecta a casi ocho millones de sus 37 millones de habitantes.
También el caso de Palestina, ”cuya economía
ha sido literalmente desmantelada debido a la invasión israelí, con un saldo
trágico de muertes arbitrarias y miseria extremada y creciente”.
Atila Roque, otro de los coordinadores del
estudio de Control Ciudadano y del seminario, puntualizó que no se deben
menospreciar los avances ya obtenidos en el área social, pese a su
insuficiencia.
En ese sentido, el canadiense John Foster,
miembro de Control Ciudadano en su país, destacó la preocupación que debe
tenerse con acuerdos internacionales que incluyen cláusulas cuyo cumplimiento
se sobrepone a la estructura legal de los países y limita la acción de
gobiernos democráticamente electos.
”El diablo está en los detalles”, dijo
Foster, para quien “el nuevo gobierno brasileño debe estar muy atento a la
serie de normas supranacionales que tienden a proteger a las empresas
transnacionales de eventuales medidas de protección y fomento de las empresas
nacionales”.
Por su parte, Martin Khor, de la Red del Tercer
Mundo, de Malasia, alertó sobre el contenido de los acuerdos aún en discusión
en la OMC sobre competitividad, garantía de inversiones y compras
gubernamentales, que en algunos aspectos es extremadamente peligroso para el
futuro del mundo en desarrollo.
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