26/10/2006

«Pobreza cero»: poco ruido y pocas nueces

El Mercantil Valenciano

Dedicar una semana al año a la erradicación de la pobreza en el mundo, por parte de los ciudadanos, es de hipócritas; a este ritmo ni en tres siglos desaparecerá la pobreza de este planeta. Y no combatir esta plaga con energía es de cínicos, pues no existe otro lugar con mejor vida por esta galaxia; y si existiera, un observador inteligente concluiría que merecemos el exterminio, aunque para ese menester nos estamos aplicando con esmero.

A pesar de todo, este año, parece que la sociedad española se está levantando de su butaca del bienestar, e incluso en los periódicos las noticias y las opiniones sobre pobreza cero proliferan. Quizás el vídeo sobre el falso robo del escaño de ZP haya catalizado este movimiento, aunque a mí personalmente me hubiera gustado más, en la ciudad de la ciudades, una gran pintada contra la pobreza en el casco del Palau de les Arts, leída desde el cielo, o que los millones de euros destinados a la construcción (y sobrecostes incluidos) del Ágora de la Ciudad de las Artes y de la poca Ciencia se dedicaran a la erradicación de la pobreza en Valencia, que también existe.

Recientemente, la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social definía a la pobreza como: (1) falta de ingresos y de recursos productivos suficientes para garantizar medios de vida sostenibles, hambre y malnutrición, mala salud, falta de acceso o acceso limitado a la educación y a otros servicios básicos, aumento de la morbilidad y la mortalidad a causa de enfermedades, carencia de vivienda o vivienda inadecuada, entornos que no ofrecen condiciones de seguridad, y discriminación y exclusión sociales; y (2) falta de participación en la adopción de decisiones en la vida civil, social y cultural.

Añada a la definición anterior la condición de pobreza extrema, que se caracteriza por una grave privación de elementos de importancia vital para los seres humanos, como comida, agua potable, instalaciones de saneamiento, atención a la salud, vivienda, enseñanza e información.

Total, más de 1.000 millones de personas viviendo en pobreza extrema o absoluta en el mundo. Uno de los objetivos fijados por la Declaración del Milenio intentará reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de ciudadanos del planeta cuyos ingresos sean inferiores a un dólar por día y el de las personas que padezcan hambre.

Pero desgraciadamente, buenas intenciones sobre el papel y pocas nueces en la mesa. Hace unos días la red internacional de Control Ciudadano (Social Watch) advertía que en estos momentos tan críticos el Banco Mundial (BM) recibe más dinero de los países pobres del que les da. Las transferencias netas de este BM a los países en desarrollo han sido negativas, pásmense, desde 1991. El último año, el aporte neto de toda la organización BM a las finanzas del mundo en desarrollo es negativa, menos 1.200 millones de dólares. Conclusión el BM hace negocio con la pobreza.

Pero qué vamos a pensar de una organización como el BM, donde EE UU tiene el 18 % de los votos, Japón por ejemplo el 7 %, y África (un conjunto de 53 países, muy necesitados por cierto) el 8 % de los votos; a perder siempre. Según el informe Social Watch 2006, las recetas del BM y del Fondo Monetario Internacional han beneficiado a las grandes compañías privadas, pero no a los pobres de los países que reciben los créditos. Esta es sólo una de las grandes mentiras de nuestra sociedad globalizada.

Frente a estos atropellos internacionales, debemos movernos contra la pobreza y obligar a los gobiernos, desde el local, autónomo, central?, a invertir recursos en el proyecto más importante del siglo XXI. A quien no cumpla no le vote. Y pese al poco ruido (15.000 valencianos en la calle el sábado 21, son todavía pocos), falta un todos contra la pobreza, mis felicitaciones más sinceras a un grupo de jóvenes anónimos que están trabajando duro desde la plataforma valenciana contra la pobreza (www.cvongd.org).