08/03/2006
En ningún país las mujeres reciben igual trato que los varones
Social Watch
8 de marzo 2006. En ningún país del mundo las mujeres disfrutan de las mismas oportunidades que los varones, y en todas las regiones aún se encuentran en una posición desfavorable en los ámbitos político y económico.
La equidad de género está lejos
de ser alcanzada. Las posibilidades de varones y mujeres en todos los países del
mundo son desiguales. Recordemos que casi el 70% de los pobres del mundo son
mujeres. Las inequidades más evidentes se observan en las esferas económica y
política.
La exclusión de las mujeres es
muy visible en el ámbito político. A pesar de ser más de la mitad de la
población mundial, solo 15% de mujeres integran los parlamentos del mundo. De
acuerdo a estudios internacionales, para que las mujeres ejerzan una influencia
real sobre los procesos políticos se requiere una participación femenina de al
menos 30%. Pero solo algunos países, en su mayoría nórdicos, superan esa tasa,
entre ellos Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. La presencia de las mujeres
en los centros de decisión es el único indicador de desigualdad de género que no
varía según la pobreza de un país. Algunos de los países más ricos del mundo
como Francia o Japón tienen entre 10% y 12% de mujeres en sus respectivos
parlamentos, por detrás del 13% que alcanzan los países de África Subsahariana,
la zona más pobre del planeta. Asimismo, en los gabinetes de los gobiernos
nacionales las mujeres solo ocupan en promedio 6% de los cargos. Solo en países
como Noruega, Suecia o Finlandia las mujeres alcanzan tasas de participación
superiores a 40% en los gabinetes ministeriales. Los decisores políticos
nacionales, en su mayoría varones, tienden a ser reacios en el tratamiento de
los temas que preocupan a las mujeres: 47 países miembros de la ONU no han
firmado o ratificado la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, adoptada en 1979, y otros 43 lo hicieron con
reservas.
En cuanto a la participación
económica, a nivel mundial existe un menor acceso de la mujer al mercado
laboral, así como discriminación laboral expresada en un menor salario promedio.
Las mayores inequidades en estos dos aspectos se registran en países de Medio
Oriente, el Norte de África y algunos latinoamericanos como Chile, México y
Perú. La brecha de ingresos, medida por el total de la masa salarial femenina
sobre el total de salarios masculinos, indica un promedio de 0,33 en Medio
Oriente y el Norte de África, 0,43 en América Latina y el Caribe y 0,47 en Asia
Meridional. Las regiones de mayor equidad son América del Norte y Asia Central,
con 0,63. Europa presenta una brecha de ingresos de 0,57. Aunque pudiera
pensarse lo contrario, para eliminar las disparidades de género y otorgar
iguales oportunidades a mujeres y varones, los países no necesitan tener
ingresos elevados, y algunos estados con serios problemas de pobreza están
avanzando hacia la eliminación de la inequidad entre mujeres y varones.
Los/las invitamos a revisar el
Índice de Equidad de Género (IEG),
desarrollado por el equipo de investigación de Social Watch, que clasifica 134
países en una escala global con valores de 1 a 12.
Los países con el máximo
puntaje son Australia, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. Los países
nórdicos tienen por lo general un buen desempeño en materia de equidad de género
debido a la avanzada aplicación de políticas activas para lograr la igualdad de
género y el aumento del poder y la participación femeninos. Con 11 puntos le
sigue una mayoría de países europeos, entre ellos algunos de Europa Oriental,
como Moldova, Letonia y Lituania, y otros como Canadá, Colombia, Estados Unidos,
Federación de Rusia, Francia y Reino Unido. Los países con peor desempeño en el
IEG son Yemen (3 puntos), Cote d'Ivoire, Egipto, Pakistán y Togo (4 puntos),
seguidos de Arabia Saudita, Argelia, Guatemala, India, Líbano, Nepal, República
Árabe Siria, Sudán y Turquía (5 puntos).
El IEG desarrollado por Social
Watch toma en cuenta las dimensiones de educación, participación económica y
participación en los niveles de decisión política y económica ("empoderamiento").
Esta herramienta es un
primer paso hacia la combinación de diferentes dimensiones en un mismo índice.
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