Jens Martens (Global Policy Forum Europe, Alemania) explora los temas que definirán la agenda de desarrollo en los próximos años, y donde serán imprescindibles la presión pública y el monitoreo crítico por parte de la sociedad civil.
*
Un listado de tareas inconclusas
por Jens
Martens, Global Policy Forum Europe
Octubre 2005
Debió haber sido una cumbre
histórica, y en cuanto a la mera cantidad de políticos que asistieron, lo fue.
Ciento cincuenta y cuatro jefes de estado y de gobierno y más de 900 ministros
se reunieron del 14 al 16 de septiembre de 2005 en las Naciones Unidas en Nueva
York, para evaluar el progreso de la implementación de la Declaración del
Milenio 2000, y para tomar decisiones sobre medidas concretas para la
consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y sobre la reforma
de la ONU.
Al cierre de la cumbre,
aprobaron un documento final de 40 páginas (Documento Final de la Cumbre Mundial
2005[1])
que refleja el mínimo consenso posible en ese momento entre los 191 estados
miembro en las áreas de desarrollo, paz y seguridad, derechos humanos y reforma
de la ONU. Pero este consenso mínimo se queda muy corto en la superación del
déficit de cooperación global documentado en numerosos informes preparatorios de
la cumbre. Por lo tanto, las reacciones que siguieron a la cumbre fueron de
desilusión. Demostrando una rara unanimidad, las ONG y los medios de
comunicación, así como también muchos jefes de gobierno y ministros del Norte y
del Sur criticaron los débiles resultados obtenidos luego de largos meses de
negociación. Incluso el Secretario General de la ONU Kofi Annan expresó su
desilusión a los jefes de estado y de gobierno congregados, diciendo:
“[...] seamos
francos entre nosotros y con los pueblos de las Naciones Unidas. Todavía no
hemos logrado la reforma radical y fundamental que yo y muchos otros creemos
necesaria. Han contribuido a impedirla marcadas diferencias que en algunos casos
han sido sustantivas y legítimas.”[2]
Sin embargo cinco días después, el
Secretario General ya había recuperado su optimismo obligado y destacó el
progreso logrado en la cumbre en un artículo para el Wall Street Journal,
concluyendo que el vaso estaba “al menos medio lleno”.[3]
Ahora que ha pasado la
tormenta provocada por la mayor reunión cumbre de todos los tiempos, es hora de
evaluar más cuidadosamente dónde estamos parados. Espero hacerlo en este
artículo, enfocando en particular los resultados de la cumbre mundial en
políticas de desarrollo. ¿Qué decisiones se hicieron a pesar de la falta de
acuerdo y ahora deberán traducirse en realidades? ¿Qué temas quedaron sin
resolver hasta el momento mismo de la cumbre y deberán negociarse en los
próximos meses? Y ¿en qué áreas persisten serias discrepancias entre gobiernos a
pesar de la presión para negociar? Las respuestas a estas preguntas deberían
indicarnos los temas que definirán la agenda de desarrollo en los años venideros,
y donde serán imprescindibles la presión pública y el monitoreo crítico por
parte de la sociedad civil.
I. Cooperación para el
desarrollo y los Objetivos de Desarrollo del Milenio
El informe del Proyecto del
Milenio encabezado por Jeffrey Sachs, el informe de Kofi Annan “Un concepto más
amplio de la libertad” y los numerosos análisis y estudios llevados a cabo por
diversas ONG en el contexto del Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP)
demandaron que los gobiernos tomaran decisiones radicales para la realización de
los ODM para 2015. La cumbre de la ONU no colmó esas expectativas. Los gobiernos
prácticamente no tomaron nuevas decisiones, sino que mayoritariamente
“reafirmaron” decisiones anteriores y dieron la “bienvenida” o “tomaron nota con
interés” de las nuevas iniciativas que grupos individuales en distintos países
presentaron en el periodo preparatorio o en las instancias alternativas a la
cumbre. Por supuesto, podríamos asumir que algunas de estas nuevas iniciativas
no habrían prosperado si la cumbre no hubiera ejercido presiones para negociar.
Hubo cierto progreso en la
cumbre especialmente en temas de desarrollo y alivio de la deuda. Sin embargo,
la influencia que ejercen sobre el desarrollo los mercados de capital y las
políticas financieras y monetarias internacionales no estaba en la agenda de los
gobiernos en Nueva York. El documento final contiene apenas unos lugares comunes
sin significación alguna sobre la política comercial mundial, demostrando una
vez más que en lo concerniente a los gobiernos, hace ya mucho tiempo que la ONU
dejó de ser el lugar en que se resolvían las disputas sobre políticas de
comercio – todo lo que tiene que ver con eso se trata en la Organización Mundial
del Comercio (OMC).
1. Estrategias nacionales
para los ODM hasta 2006
Para alcanzar los objetivos
acordados a nivel internacional, incluidos los ODM, los gobiernos se
comprometieron en el documento final de la cumbre de Nueva York a adoptar e
implementar Estrategias Nacionales de Desarrollo integrales.[4]
No entraron en mayor detalle, por lo que no queda claro si las estrategias de
desarrollo deberán llevarse a cabo además de las Estrategias de Reducción de la
Pobreza ya existentes en muchos países, cómo se relacionarán con otras
estrategias de desarrollo tales como las estrategias nacionales para el
desarrollo sustentable formuladas en el proceso de seguimiento de Río, y de qué
manera se involucrará a los parlamentos y a la sociedad civil en la elaboración
de las estrategias. Tampoco está claro si esta decisión compromete también a los
países industrializados a adoptar estrategias para el logro de los ODM. Si así
fuera, estos países tendrían que concentrarse especialmente en el ODM 8. La
iniciativa de adoptar estrategias nacionales de desarrollo se origina en el
Informe del Proyecto del Milenio, que exige, entre otras cosas, que cada país en
desarrollo produzca un plan detallado de 3-5 años listando medidas políticas
concretas para el logro de los ODM para 2015 (las llamadas estrategias de
reducción de la pobreza basadas en los ODM).[5]
Estas estrategias incluirían también un plan presupuestal que muestre hasta qué
punto podrían movilizarse los recursos nacionales y en qué medida debe
compensarse el déficit por medio de financiación externa en la forma de ayuda al
desarrollo.
2. Cronograma para el
incremento de la Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD)
En el área de la financiación para
el desarrollo, los gobiernos simplemente repitieron en la cumbre lo que países
individuales y grupos de países ya habían anunciado en las instancias previas a
la misma. Merece particular destaque la decisión de la Unión Europea (UE) de
adoptar un cronograma para incrementar la AOD.
Con la decisión consensuada del
Consejo de Europa en junio de 2005, la AOD de los 25 países miembros se
incrementará en promedio 0.56% del GDP para 2010 y 0.7% del GDP para 2015. Según
cálculos del Consejo de Europa, esto implica duplicar la AOD europea de unos EUR
33 mil millones en 2003 a unos EUR 67 mil millones para 2010, con un aumento
posterior que llegará a EUR 92 mil millones para 2015. La AOD alemana tendría
que duplicarse de EUR 6 mil millones en 2003 a EUR 12,6 mil millones para 2010,
y casi triplicarse para llegar a EUR 17,7 mil millones para 2015. Esto se
traduce en un aumento de al menos EUR 1.000 millones de AOD alemana. Otros
países se han fijado metas más ambiciosas: Francia apunta al objetivo de 0,7% en
2012, mientras el Reino Unido propone lograrlo en 2013.
Una pregunta crucial es, por
supuesto, si la AOD se incrementará o no con “dinero fresco”. De ser así,
debería ser posible vislumbrar aumentos en AOD en los presupuestos nacionales
para 2006. Sin embargo, es lamentablemente probable que los gobiernos apunten a
lograr sus objetivos por otros medios, como ser, por ejemplo, considerando el
alivio de la deuda como ayuda. Los países donantes acordaron en la OCDE que bajo
ciertas condiciones, el alivio de la deuda podría contabilizarse como AOD. Esta
treta contable significa que las cifras de AOD podrían aumentar sin que el Sur
reciba un solo euro adicional.
Se puede esperar que la
cancelación adicional de la deuda, especialmente a Iraq, disimule
significativamente las estadísticas de AOD. Los países acreedores del Club de
París prometieron una cancelación de deuda a Iraq en noviembre de 2004 por un
total de USD 31 mil millones, a llevarse a cabo en los próximos cuatro años.
El alivio de la deuda de los
países seriamente endeudados tiene sentido y es sin duda necesario para el
desarrollo. Pero no debe reemplazar el “dinero fresco” imprescindible para
financiar los ODM.
3. La cancelación de la
deuda multilateral
La iniciativa más reciente para la
cancelación de la deuda de la cumbre del G8 también se menciona en el Documento
Final de Nueva York. Los jefes de estado y de gobierno del G8 sugirieron en la
cumbre de julio en Gleneagles que la Asociación Internacional de Fomento (AIF),
una filial del Banco Mundial, el FMI y el Banco Asiático de Desarrollo (BAD)
deberían cancelar las deudas multilaterales de 18 de los países pobres muy
endeudados.[6]
Estas cancelaciones, que fueron confirmadas en la reunión anual del FMI y del
Banco Mundial de septiembre de 2005, tienen un valor nominal de USD 40 mil
millones y cubren un periodo de 40 años.[7]
Los 18 países ahorrarán efectivamente USD 1.000 millones por año en pagos de
deuda. Esto no llega a representar un 100% de cancelación para estos países, ya
que continuarán pagando deudas a otros acreedores multilaterales.
A otros países muy endeudados no
se les canceló la deuda.[8]
En el proceso preparatorio de la cumbre ActionAid, Christian Aid y la British
Jubilee Debt Campaign habían calculado que un total de 62 países necesitan una
cancelación del 100% de la deuda para poder alcanzar los ODM para 2015.[9]
Por si esto fuera poco, la AIF y el BAD reducirán los pagos futuros de
asistencia bruta según el monto de la deuda cancelada, y los fondos liberados
serán distribuidos a todos los países de la AIF y el BAD de acuerdo al código de
distribución relevante. Esto significa que los 18 países en cuestión se
beneficiarán mucho menos del alivio de la deuda.
A fin de que las capacidades
financieras de la AIF y el BAD no se vean limitadas por la brecha que dejarán
los pagos de deuda reducidos, los países donantes se han puesto de acuerdo en
compensar el balance contribuyendo fondos extra ellos mismos. Resta ver y
monitorear cuidadosamente si los gobiernos honrarán este acuerdo en la próxima
ronda de reposición de recursos.
Ni la reunión del G8 ni la cumbre
de Nueva York llegaron a un acuerdo sobre pasos adicionales que podrían darse,
como ser la redefinición de sustentabilidad de la deuda o la introducción de un
procedimiento de insolvencia.
4. Contribuciones
solidarias sobre Boletos Aéreos y el Programa Piloto FFI
No se esperaban decisiones
concretas sobre la introducción de instrumentos financieros innovadores en la
cumbre de Nueva York, dada la gran resistencia de los Estados Unidos, Japón y
otros países ricos a cualquier tipo de impuestos internacionales. En el
documento final de la cumbre, los gobiernos solamente “reconocen el valor de
desarrollar fuentes innovadoras de fondos” y “toman nota con interés” de los
esfuerzos internacionales para lograrlo.
En este contexto se menciona
explícitamente la “Acción contra el hambre y la pobreza” iniciada en 2004 por el
presidente brasileño Lula da Silva. En las instancias alternativas a la cumbre
de Nueva York, el Grupo “Lula” (Brasil, Francia, Chile, España, Alemania y
Argelia), que surgió de esa iniciativa, presentó una declaración conjunta que
entre otras cosas aboga por la introducción de una contribución solidaria sobre
los boletos aéreos.[10]
Francia y Chile ya han anunciado la introducción de dicha tasa en 2006. En otros
países, incluyendo Alemania, está pendiente aún una decisión definitiva del
gobierno con respecto a este tema.
La tasa recaudada sobre los
boletos aéreos se volcará, entre otras cosas, a la refinanciación de la
Facilidad Financiera Internacional para la Inmunización (FFI), creada a
iniciativa del Reino Unido con España, Italia, Suecia y la Fundación Bill y
Melinda Gates el 9 de septiembre de 2005, pocos días antes de la cumbre de la
ONU. La FFI contribuirá a recaudar USD 4 mil millones en los mercados capitales
internacionales durante los próximos 10 años para apoyar la labor de la Alianza
Global para las Vacunas y la Inmunización (AGVI). Según la visión del gobierno
británico, la FFI servirá de plan piloto para demostrar que también es posible
lograr una “gran” FFI, con un volumen de financiación de aproximadamente USD 50
mil millones por año. El principio de distribución anticipada (“frontloading”)
de AOD a través de los mercados de capital – ayuda al desarrollo a crédito, por
así decirlo – es, sin embargo, percibido de manera cada vez más crítica por los
gobiernos y las ONG, y hasta el momento ha encontrado poco apoyo.[11]
La declaración del Grupo Lula en
Nueva York se queda corta con respecto a las expectativas del propio grupo, pero
se la puede ver como un primer paso hacia la coordinación internacional de
impuestos. El presidente francés Jacques Chirac ha extendido una invitación a
una conferencia a realizarse en París en febrero de 2006 para discutir los
próximos pasos hacia la introducción de la contribución a los pasajes aéreos.
Resta por verse si el Grupo Lula continuará trabajando integrado por los mismos
países, dada la crisis política actual en Brasil y los recientes cambios de
gobierno en Alemania.
5. La
Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda
En la cumbre
de la ONU los gobiernos examinaron la calidad de la ayuda, además de sus
aspectos cuantitativos. En la ocasión, se refirieron principalmente a la
Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda adoptada por 90 países
industrializados y en desarrollo en marzo de 2005.[12]
La declaración contiene obligaciones concretas para estructurar y coordinar más
estrechamente la ayuda en torno a las estrategias de los países receptores; para
reducir los costos de transacción y eliminar trámites burocráticos; para
desligar la ayuda e intensificar la mutua responsabilidad de los países donantes
y receptores hacia sus ciudadanos y parlamentos.
A fin de medir
el progreso en cuanto al logro de esas obligaciones, la Declaración de París
contiene una lista de 12 metas (con sus correspondientes indicadores) que
deberán cumplirse para 2010. Por ejemplo, para mejorar la transparencia de los
flujos financieros y para asegurar la integración de la ayuda en las respectivas
estrategias nacionales de desarrollo, al menos 85% de los flujos de AOD para el
sector gubernamental deberá reflejarse en el presupuesto nacional del país
receptor para el año 2010. Al menos 75% de la AOD deberá entregarse en el
contexto de planes anuales o multianuales a fin de aumentar la previsibilidad de
los flujos de ayuda hacia los países receptores. La proporción de AOD no ligada
a bienes y servicios de empresas de los países donantes deberá incrementarse en
forma sostenida a partir de ahora hasta 2010. Y en el plazo de cinco años los
donantes deberán adjudicar 25% de la AOD a enfoques basados en programas (a
diferencia de apoyos de poca monta para proyectos individuales).
Hasta ahora,
solo un pequeño círculo de expertos en desarrollo ha tomado nota de la
Declaración de París. A primera vista parece tecnocrática, pero podría tener
efectos tangibles en la praxis del desarrollo.
II.
Reforma del Área Económica y Social de las Naciones Unidas
El debate en
torno a la reforma de la ONU dominó las negociaciones previas a la cumbre e
incluso eclipsó las discusiones sobre la ayuda al desarrollo. La reforma del
Consejo de Seguridad fue el centro de atención, y el G4 (Alemania, India, Japón
y Brasil) ejerció una gran presión diplomática. Aunque la reforma ya había
quedado en suspenso durante los preparativos de la cumbre debido a diferencias
irreconciliables entre los gobiernos, éstos tomaron algunas decisiones con
respecto al área económica y social que deberían traducirse en reformas
institucionales concretas. Sin embargo, también quedaron muchas preguntas sin
respuesta, que tendrán ahora que negociarse después de la cumbre. Éste es el
caso, por ejemplo, del propuesto Consejo de Derechos Humanos y la nueva Comisión
de Consolidación de la Paz.
1.
Consejo Económico y Social
En el
documento final, los gobiernos confirmaron el rol de ECOSOC como el principal
organismo de ONU en cuestiones de desarrollo económico y social. El Consejo se
reunirá anualmente a nivel ministerial. Fundamentalmente, su tarea será el
seguimiento de las principales conferencias y cumbres de la ONU, incluyendo los
objetivos de desarrollo acordados internacionalmente. Cada dos años el Consejo
celebrará un foro de alto nivel sobre cooperación para el desarrollo con el fin
de “examinar las tendencias de la cooperación internacional para el desarrollo,
incluidas las estrategias, las políticas y la financiación, promover el aumento
de la coherencia entre las actividades de desarrollo de los diferentes asociados
para el desarrollo y fortalecer los vínculos entre la labor normativa y la labor
operacional de las Naciones Unidas”.
El cambio del
políticamente insignificante ECOSOC actual a una suerte de “Consejo de ODM”
podría ser un paso adelante. No obstante, al mismo tiempo esto reduciría su área
de competencia a los temas de desarrollo. Su competencia en el área de los
derechos humanos se transferiría al nuevo Consejo de Derechos Humanos (ver más
abajo). En todo caso, las cuestiones económicas y las políticas monetarias y
comerciales se deciden por fuera de la ONU, ya que ésta continúa dejando estos
temas en manos del FMI, el Banco Mundial y la OMC. Por consiguiente, los
gobiernos en Nueva York no abordaron las demandas que reclamaban una reforma
sustancial de esos organismos y la creación de un organismo decisorio de alto
nivel a cargo de los temas económicos dentro de la ONU, como una suerte de
“Consejo de Seguridad Económica”. En cambio, se limitaron a tomar algunas
medidas desganadas con respecto al reposicionamiento del ECOSOC.
Si esto lleva
o no a un gradual fortalecimiento del ECOSOC dependerá en particular de que los
gobiernos acepten su nuevo rol, y efectivamente envíen sus respectivos ministros
a las reuniones anuales en Nueva York o Ginebra. De no hacerlo, la supuesta
renovación del Consejo quedará solamente en el papel. La reunión de ECOSOC en
julio de 2006 definirá la situación de una u otra manera.
2.
Comisión de Consolidación de la Paz
La cumbre
decidió establecer una Comisión de Consolidación de la Paz como un organismo
asesor internacional de apoyo a los países en transición de una situación de
conflicto violento a una paz duradera. La Comisión apoyará a los países en la
reconstrucción después de un conflicto, movilizará recursos financieros y
formulará recomendaciones para mejorar la coordinación entre todos los actores
clave. Su mandato es, por lo tanto, mucho más vago que el formulado en las
sugerencias originales presentadas por Kofi Annan y el Grupo de
Alto Nivel sobre las Amenazas, los Desafíos y el Cambio.
Los gobiernos
no llegaron a un acuerdo en cuanto a la ubicación de la Comisión dentro de la
ONU. Al G77 le gustaría verla asociada a la Asamblea General, mientras algunos
países industrializados preferirían ubicarla bajo el Consejo de Seguridad y aun
otros entre el Consejo de Seguridad y ECOSOC. La Comisión deberá decidir todos
los temas por consenso. En otras palabras, esto da a cada miembro el poder del
veto. Los miembros de la Comisión variarán de acuerdo al conflicto. Su elemento
central será un Comité Organizativo Permanente cuyos integrantes serán los
miembros del Consejo de Seguridad incluyendo los miembros permanentes, los
miembros de ECOSOC y los mayores contribuyentes financieros y de tropas a la ONU.
El documento final no menciona el número exacto de miembros. Los gobiernos
tampoco hacen mención al rol de la sociedad civil dentro del trabajo de la
Comisión. Sin embargo, sí hacen explícita la participación del Banco Mundial, el
FMI y otros donantes institucionales.
La Comisión
recibirá el apoyo de un Fondo de Consolidación de la Paz, que se alimentará de
contribuciones voluntarias, y tendrá una “pequeña oficina” dentro del
secretariado de la ONU. Deberá comenzar su trabajo a más tardar el 31 de
diciembre de 2005 – una de las pocas fechas límite que establece el documento.
Para esa fecha deberán resolverse los temas sobre los que aún no hay decisión
tomada, tales como la membresía, el mandato y la posición de la Comisión dentro
de la ONU.
3.
Consejo de Derechos Humanos
En principio,
los gobiernos acordaron establecer un nuevo Consejo de Derechos Humanos de la
ONU. Pero no lograron ponerse de acuerdo en todos los detalles y delegaron en el
Presidente de la Asamblea General la coordinación de las negociaciones sobre
mandato, función, tamaño, configuración y prácticas de trabajo del Consejo
propuesto. Estas negociaciones deberán concluirse al cierre de la 60ª sesión, es
decir, el 11 de septiembre de 2006. El documento final ni siquiera especifica si
el nuevo Consejo de Derechos Humanos reemplazará a la existente Comisión de
Derechos Humanos ni cuándo lo hará. Tampoco queda claro hasta qué punto el
futuro Consejo adoptará los aspectos positivos de la Comisión de Derechos
Humanos, tales como la estrecha participación de las ONG, los Relatores
Especiales, etc. Como los gobiernos que actualmente toman las decisiones sobre
las reformas son los mismos que fueron responsables de los déficits políticos y
las deficiencias de la Comisión de Derechos Humanos hasta ahora, existe el
riesgo de que algunos de esos elementos positivos se pierdan en el curso de las
negociaciones. De esta forma, el trabajo de la ONU en el campo de los derechos
humanos se debilitará aún más en vez de fortalecerse con estas “reformas”.
No obstante,
es una señal positiva que la cumbre haya decidido duplicar el presupuesto de la
Oficina de la Comisión de Derechos Humanos para los próximos cinco años. No
queda claro, sin embargo, si esto significa fondos extras o si el presupuesto de
la ONU simplemente será reacomodado a expensas de otras áreas.
III.
Conclusión
Sin duda, la
Cumbre del Milenio+5 no dio lugar a las decisiones necesarias para mejorar el
desarrollo internacional y fortalecer las Naciones Unidas institucionalmente.
Sin embargo, no sería correcto sugerir que de la cumbre no surgió resultado
alguno. En el documento final y en diversas declaraciones realizadas en el
contexto de la cumbre, los gobiernos asumieron compromisos concretos por los
cuales se les podrá pedir cuentas. No obstante, sería apresurado en esta etapa
evaluar esas promesas como éxitos. En su mayor parte, son simplemente
declaraciones políticas de intenciones, que los gobiernos deberán implementar
después de la cumbre (el cronograma de AOD de la UE es un ejemplo). Algunas de
las decisiones están formuladas de manera tan vaga que no está claro todavía si
los resultados finales de las negociaciones podrán evaluarse como positivos o
no. Éste es el caso, por ejemplo, de la creación del Consejo de Derechos Humanos.
Será tarea de
las organizaciones de la sociedad civil examinar y evaluar si los gobiernos
llevan a cabo, y en qué forma, las resoluciones y los compromisos recogidos en
el documento final de la cumbre. El siguiente listado resume algunas de las
decisiones especialmente relevantes para el desarrollo que exigirán un
seguimiento crítico a partir de 2006.
·
Estrategias
Nacionales de ODM:
¿Los gobiernos
adoptarán Estrategias Nacionales de Desarrollo en 2006 para hacer realidad los
ODM? ¿De qué forma participarán la sociedad civil y los parlamentos en la
formulación de estas estrategias?
·
Cronograma de
AOD:
¿Los
presupuestos de ayuda de los 25 estados miembro de la UE reflejarán los aumentos
progresivos de AOD necesarios para cumplir con el compromiso vinculante del
cronograma de AOD de la UE?
·
Cancelación de
la Deuda Multilateral:
¿El FMI y el
BAD implementarán totalmente en 2006 la cancelación de la deuda prometida para
18 de los países pobres muy endeudados? ¿Los países donantes proveerán al AID y
al BAD los fondos adicionales prometidos? ¿Qué países se beneficiarán? ¿Se
implementarán a continuación más cancelaciones de deuda para los otros 20 PPME y
otros países muy endeudados no incluidos en la iniciativa?
·
Contribuciones
solidarias sobre los pasajes aéreos:
¿Qué países
introducirán el impuesto a los pasajes aéreos? ¿Cuánto ingreso generará el
impuesto y para qué propósito de desarrollo específico se destinará?
·
FFI para la
Inmunización:
¿Hasta qué
punto la FFII movilizará fondos extras en los mercados de capital en 2006? ¿Qué
tan altos son los intereses y los costos de transacción de la distribución
anticipada? ¿Qué fin se le dará a los fondos?
·
Nuevas fuentes
de financiación:
¿Qué progreso
se logrará en la consecución de otras propuestas de nuevas fuentes de
financiación, como ser las del Grupo Lula? Esta pregunta tiene especial interés
en con respecto a la introducción de un impuesto a las transacciones monetarias.
·
Declaración de
París:
¿Veremos
pronto los primeros resultados provisorios de la implementación de las 12 metas
formuladas en la Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda?
·
Reforma de
ECOSOC:
¿Se reunirá
ECOSOC a nivel ministerial en 2006? ¿Cómo llevará a cabo la tarea de monitorear
la implementación de los objetivos de desarrollo acordados internacionalmente,
incluyendo los ODM? ¿Cómo se reflejará la reorientación temática en la
estructura y la práctica de trabajo de ECOSOC?
·
Comisión de
Consolidación de la Paz:
¿Cómo se
organizará el Comité Organizativo Permanente de la Comisión? ¿Tendrán predominio
los países ricos del norte, tal como se teme? ¿A qué organismo principal de la
ONU estará subordinada la Comisión? ¿De qué países se ocupará en 2006? ¿Cómo
apoyará la Comisión a esos países de la manera más eficaz en su transición hacia
un desarrollo pacífico y duradero?
·
Consejo de
Derechos Humanos:
¿Logrará el
nuevo Consejo de Derechos Humanos incorporar los aspectos positivos del trabajo
de la Comisión de Derechos Humanos a la fecha? ¿Tendrán las ONG los mismos
derechos consultivos y participativos en el nuevo organismo? ¿Qué sucederá con
la Subcomisión para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos? ¿Cómo se
organizará la transición de la Comisión de Derechos Humanos al Consejo de
Derechos Humanos?
Éstas son
algunas de las preguntas que definirán la agenda de desarrollo y el debate sobre
reformas en el campo económico y social de las Naciones Unidas en el período
posterior a la cumbre, en 2006. Solo cuando se obtengan respuestas a las
preguntas será posible evaluar si la Cumbre del Milenio+5 pasará a la historia
de las Naciones Unidas como un fracaso o como un importante avance en el
esfuerzo mundial hacia una mayor y mejor cooperación multilateral.
Jens Martens
encabeza la oficina europea del Global Policy Forum, en Bonn.
Notas:
* Este texto es parte de la Serie de
Documentos Informativos publicados en cooperación por la Fundación
Friedrich-Ebert y el Foro de Políticas Globales Europa (Global Policy Forum
Europe).
[1]
Asamblea General de la ONU. 2005: “Documento Final de la Cumbre Mundial 2005”.
Nueva York: ONU, Doc. A/RES/60/1, 24 de octubre de 2005.
www.un.org/spanish/summit2005/
[2]
Discurso del Secretario General ante la Cumbre Mundial de 2005. Nueva York, 14
de septiembre de 2005.
[3]
Kofi A. Annan: “A Glass At Least Half Full”.
En:
Wall Street Journal, 19 de Septiembre de 2005.
[4]
Documento Final, párrafo 22 a).
[5]
Ver informe del Proyecto del Milenio, 2005:
Invirtiendo en el Desarrollo: Un plan práctico
para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Nueva York: PNUD.
[6]
Ver G8, 2005: El Comunicado de Gleneagles.
www.fco.gov.uk/Files/kfile/PostG8_Gleneagles_Communique.pdf
[7]
El Valor Presente Neto (“Net Present Value”) de la deuda más económicamente
relevante es, sin embargo, solo USD17 mil millones.
[8]
En principio, el G8 también acordó cancelar las deudas de otros 20 Países Pobres
Muy Endeudados (PPME) en cuanto dichos países alcanzaran el así llamado punto de
culminación (“completion point”) en el contexto de la iniciativa PPME. Sin
embargo, que eso suceda y cuándo, es totalmente incierto.
[9]
Ver ActionAid/Jubilee Debt Campaign/Christian Aid, 2005: In the Balance. Why
Debts must be Cancelled Now to Meet the Millennium Development Goals.
Londres.
[10]
“Declaración sobre las Fuentes Innovadoras de Financiación del Desarrollo”.
Nueva York, 14 de septiembre de 2005.
www.diplomatie.gouv.fr/actu/bulletin.es.asp?liste=20050919.es.html
[11]
Ver: Jens Martens, 2005: “The International Finance Facility: Development on
Credit?” New York: GPF.
www.globalpolicy.org/socecon/develop/oda/2005/0721martens.htm
[12]
Ver Documento Final, párrafo 23 c).