14/09/2005
Metas del Milenio: La pobreza no es una estadística
Diana Cariboni
Inter Press Service (IPS)
MONTEVIDEO, 14 sep (IPS) - Combatir la pobreza exige medirla en su complejidad. No se define por uno o dos dólares al día, ni hay ventajas en diferenciar a los muy pobres de los "casi" muy pobres, señala el informe 2005 de la red Social Watch.
Aunque
la pobreza es consecuencia de la "distribución radicalmente desigual del
ingreso", también obedece al acceso desigual a los activos, oportunidades
laborales y servicios sociales, a la participación ciudadana, al poder político
y a la información, indica el documento "Rugidos y murmullos. Género y pobreza:
más promesas que acciones", divulgado este miércoles en Nueva York.
"El
criterio del ingreso menor a un dólar diario fue establecido por el Banco
Mundial, en lo que se conoce como línea internacional de pobreza extrema",
recuerda el informe de Social Watch/Control Ciudadano, que propone observar al
mundo según dos nuevos índices de desarrollo y equidad de género.
El
Banco Mundial habla hoy de 1.300 millones de personas pobres, lo que parece
constituir un aumento respecto de sus últimas estimaciones oficiales. Pero según
las líneas nacionales de pobreza, deberían sumarse otros 500 millones,
considerando sólo "a los países de ingresos medios y altos", sostiene el reporte
anual de esta red de unos 400 grupos no gubernamentales de 50 países.
Según
el Banco Mundial, la cantidad de indigentes en el mundo se redujo en términos
absolutos de 1.219 millones en 1990 a 1.100 millones en 2001, en gran medida por
los progresos logrados en China. Pero al parecer, volvió a aumentar.
El
indicador de un dólar diario no se aplica bien a todas las regiones, entre otras
razones por el valor de cambio de la divisa estadounidense y por los precios de
bienes y servicios en cada lugar.
La
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) establece en dos
dólares la línea de pobreza extrema y en "Estados Unidos el umbral es de unos 12
dólares diarios", señala el documento.
Los
investigadores Sanjay Reddy y Thomas Pogge sostienen en un estudio publicado en
2003 que la línea de pobreza elaborada por el Banco Mundial carece de una
interpretación común de los poderes de compra entre países y años, por lo que
"personas consideradas pobres en un lugar pueden acceder a más productos y
consumo que otras identificadas como no pobres en otro sitio".
Para
quienes trabajaron en el estudio Control Ciudadano, que se publica anualmente
desde 1996, el indicador de un dólar diario obedece a razones ideológicas y
políticas, pues llevó al Banco Mundial a afirmar que "la globalización está
funcionando, ya que parece implicar que la proporción de personas en la pobreza
en todo el mundo está disminuyendo", dijo el activista uruguayo Roberto Bissio.
Al
adoptarlo, la comunidad internacional --que acordó en 2000 iniciar una lucha
frontal al hambre y la desigualdad-- se aparta de otras perspectivas, como la
del premio Nobel de Economía Amartya Sen, quien prefiere observar la pobreza
como "la privación de capacidades básicas" más que "como escasez de ingresos",
agregó Bissio, coordinador de Control Ciudadano.
La
Cumbre Mundial 2005 examina entre este miércoles y el viernes en Nueva York la
distancia entre el mundo real y los Ocho Objetivos de Desarrollo de la ONU para
el Milenio, adoptados en 2000.
Pero
incluso el primero de esos propósitos, reducir a la mitad la proporción de
personas con ingresos menores a un dólar diario, se lograría en 2015 solamente
en Europa, Medio Oriente, Asia Central y, quizás, en África del Norte.
En
América Latina, la lentitud del proceso haría inalcanzable la meta en 2015. Y en
África subsahariana "el panorama es desolador", pues entre 1995 y 2004 la
cantidad de pobres aumentó en 140 millones de personas, asegura Control
Ciudadano.
El
informe reconoce que los Objetivos del Milenio --que incluyen compromisos en
salud, agua y saneamiento, educación, igualdad de género y ambiente--
constituyen un enfoque más completo de los problemas de la pobreza.
Pero
los 48 indicadores elegidos por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) no
facilitan comparaciones ni visiones generales y, en muchos casos, no hay
información disponible de todos los países ni series históricas.
En
materia de pobreza, Control Ciudadano propone ir más allá de la dimensión única
del ingreso y evaluar con otros instrumentos distintas capacidades de la
población.
Así,
el Índice de Capacidades Básicas (ICB) de Control Ciudadano se basa en tres
indicadores: cantidad de partos atendidos por profesionales de la salud,
mortalidad de menores de cinco años y número de niños que permanecen en el
sistema escolar hasta quinto grado.
Fusionando en un número esos tres indicadores de fácil acceso en todos los
países, es posible "comparar situaciones y sacar conclusiones globales", apunta.
Una de
esas conclusiones es que "la pobreza extrema no está decreciendo, sino
aumentando en África, América Latina, Medio Oriente, Europa oriental y gran
parte de Asia", continente en el que los avances están concentrados en tres
países, China, India y Vietnam.
Los 10
países en peor posición según el ICB son, en orden ascendente, Chad, Etiopía,
Ruanda, Guinea-Bissau, Níger, Madagascar, Bangladesh, Burundi, Laos y Pakistán.
Y los mejor ubicados son Suiza, Suecia, Portugal, Holanda, Nueva Zelandia,
Noruega, Luxemburgo, Japón, Islandia y Grecia, en orden descendente.
"Estamos probando nuevos índices y aspiramos a construir series comparativas
temporales", dijo a IPS la socióloga uruguaya Karina Batthyány, quien coordinó
al equipo de investigadores de Control Ciudadano en Montevideo, sede del
secretariado internacional de la red.
En
diversas pruebas realizadas, "el ICB se correlaciona de manera muy positiva con
todos los indicadores de desarrollo con los que trabajamos" para medir aspectos
como seguridad alimentaria, salud y educación, entre otros.
Al no
considerar la variable de ingresos, el ICB no requiere de las encuestas de
hogares realizadas por los gobiernos, y habilita a efectuar mediciones en
distintos planos, nacional, regional o municipal.
El
otro asunto que acapara el interés de Control Ciudadano es la desigualdad entre
mujeres y hombres, que se sigue verificando en todos los países, según la
organización. Sin nivelar el campo de juego no será posible ninguna estrategia
de desarrollo, afirman los activistas.
El
Índice de Equidad de Género (IEG) considera tres dimensiones: el empoderamiento,
la actividad económica y la educación, para obtener una cifra no conectada al
grado de desarrollo socioeconómico de cada población.
El
empoderamiento incluye la participación femenina en los parlamentos y gabinetes
ministeriales y la proporción de mujeres profesionales y técnicas.
Para
la actividad económica se tomó en cuenta la proporción de mujeres en la
población económicamente activa y la brecha salarial entre trabajadoras y
trabajadores. Y en materia educativa se consideró la matriculación femenina
combinada en los tres niveles de la enseñanza.
"El
IEG permite clasificar a los países y compararlos entre sí, aunque una de sus
limitaciones es la falta de información", dijo Batthyány. Con todo, el índice
cubre 134 países en una escala de 1 a 12.
Los
países mejor ubicados (12 puntos) son Australia, Finlandia, Islandia, Noruega y
Suecia, seguidos, con 11 puntos, por Moldova, Letonia y Lituania, Canadá,
Colombia, Estados Unidos, Rusia, Francia y Gran Bretaña.
Las
naciones con mayor inequidad de género, según el IEG, son Yemen (tres puntos),
Costa de Marfil, Egipto, Pakistán y Togo (cuatro), Arabia Saudita, Argelia,
Guatemala, India, Líbano, Nepal, Siria, Sudán y Turquía (cinco puntos).
"Las
posibilidades de varones y mujeres en todos los países del mundo son
desiguales", sostuvo Batthyány. "Casi 70 por ciento de los pobres del mundo son
mujeres", añadió.
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