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     Los grandes temas según los compromisos

2006
La deuda e(x)terna

Alex Wilks [1] - Francesco Oddone
European Network on Debt and Development (EURODAD)

El ministro de Economía del Reino Unido, Gordon Brown, elogió el acuerdo que el G8 alcanzó en 2005 sobre la deuda como “un avance histórico”, utilizando el discurso del 100% de la cancelación de la deuda. ¿Es verdad que luego de la Cumbre del G8 en Gleneagles se resolvió el problema de la deuda? No. Muchos países (y por tanto muchos millones de personas) siguen excluidos de las iniciativas oficiales sobre la deuda y están obligados a pagar a sus acreedores a costa de las inversiones sociales en sus países.

La Iniciativa para el Alivio de la Deuda Multilateral (IADM) presentada en Gleneagles abarca por ahora a 19 países a los que se les cancelará entre 21% y 79% del saldo de sus deudas. No obstante, esos países seguirán con deudas. Y muchos países no recibirán nada en absoluto de esta iniciativa. Aunque fue meritorio, el acuerdo de Gleneagles dejará a numerosos países en desarrollo con deudas aplastantes. Efectivamente, la cifra tan mentada referida a la cancelación de USD 40.000 millones cae en la relativa insignificancia cuando se la compara con el saldo de USD 2,6 billones de deuda de todos los países en desarrollo o con los USD 424.000 millones de deuda de los países de bajos ingresos.

Cómo funciona el acuerdo

La IADM habilita a los países aptos a conseguir la cancelación de las deudas que mantienen con el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Fondo Africano de Desarrollo.

A partir del 1 de julio de 2006, 18 países podrán beneficiarse de la cancelación de su deuda contraída con la Asociación Internacional de Fomento (AIF), y 25 países más podrán hacerlo en los próximos cinco años. Se espera que el monto total de la cancelación de deudas de la AIF ascienda a USD 37.000 millones durante los próximos 40 años. Esta cancelación se realiza de manera directa al recibir los países beneficiados una carta del Banco Mundial anunciándoles que ya no tendrán que realizar más pagos sobre el servicio de su deuda con la AIF por préstamos contraídos antes de la fecha máxima de fines de 2003.

El FMI aprobó la cancelación de la deuda de 17 de los 18 países a quienes se les prometió la cancelación de su deuda en la Cumbre del G8 en Gleneagles, en julio de 2005. Dos países más también se beneficiarán con la cancelación de su deuda con el FMI: Camboya y Tajikistán. A partir de enero de 2006 se cancelaron USD 3.300 millones por concepto de deudas que 19 países contrajeron con el FMI. La fecha adoptada para la cancelación es fines de 2004, lo que mejora en un año la decisión de la AIF.

Las limitaciones del acuerdo

Por lo tanto, el acuerdo del G8 sobre la deuda para nada representa el 100% de la cancelación de la deuda: no cubre el 100% de los países necesitados ni el 100% de sus deudas. La cancelación de la deuda no se extendió a todos los países que la necesitan para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en 2015. Este acuerdo abarca solo la deuda de 17 países empobrecidos con el FMI, el Banco Mundial y el Fondo Africano de Desarrollo[2]. Las deudas con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) quedan excluidas, por ejemplo. Esto es importante para países como Honduras y Bolivia, que deben respectivamente 40% y 32% de sus deudas al BID.

Gráfico 1. Países de bajos ingresos. Monto de deuda a largo plazo antes y después de la IADM
Cuadro de texto: USD mil millones

El acuerdo también permanece firmemente unido a la fallida Iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados (PPME) – cuya lista se amplió solamente a un número muy limitado de posibles países aptos de recibir el beneficio: Eritrea, Haití, Kirguistán y Nepal – con sus muy impopulares condiciones económicas. Es todo un misterio cuántas extensiones y expansiones más sufrirá esta iniciativa antes de que los acreedores se percaten de que, así como está, no ofrece la solución a las deudas insostenibles ni a la crisis mundial de la deuda externa. Por cierto, ¿qué implica expresamente la IADM si no el reconocimiento de que la Iniciativa PPME fue, y es, muy insuficiente para permitir que los países alcancen los ODM? ¿y también acabar implícitamente con todos los cálculos y metodologías de sostenibilidad?

Luego de la IADM, el peso de la deuda agregada de los países beneficiarios – en Valor Presente Neto (VPN) – descenderá de USD 26.500 millones a USD 11.300 millones, y la relación deuda-exportaciones (también según su VPN) descenderá de 139% a 59%. Por supuesto que esto varía según los países, y aun más según la región en consideración. La relación deuda-exportaciones de Uganda bajará un 79%, mientras la de Guyana descenderá solo 21%. El peso de la deuda de los países africanos incluidos bajará de USD 19.000 millones a USD 6.000 millones (y la relación deuda-exportaciones de 144% a 43.9%), mientras para los países de América Latina (Bolivia, Guyana, Honduras y Nicaragua) el peso de la deuda descenderá de USD 7.000 millones a USD 5.000 millones y la relación deuda-exportaciones pasa de 127% a 92%.

En África, el panorama es mixto: en función de los porcentajes Uganda recibirá la mayor cancelación de su deuda, con 79%. Le siguen Ghana con 76%, y Tanzania y Zambia (ambas con 74%). Los dos países de África Subsahariana con la menor reducción porcentual son Malí con 56% y Mozambique con 48%, principalmente porque ambos le deben dinero a otros acreedores además del FMI, el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo. En América Latina, el panorama es más sombrío. En promedio, se cancelará menos de un tercio de la deuda de los cuatro países latinoamericanos PPME, gracias a la exclusión del BID, uno de los principales acreedores de ese continente. Guyana languidece al final de la lista. Su deuda caerá solo 21%, Nicaragua apenas 23%, Honduras un 28% y Bolivia un 31%.

Además, la ventaja financiera neta que obtenga cada país con la IADM dependerá de la calidad de sus políticas e instituciones nacionales, a juicio de las instituciones financieras internacionales (IFI).

 

Gráfico 2. Dieciocho países: VPN de relación deuda-exportaciones, posterior a la IADM
 

 

Países excluidos

¿Qué sucede con los países que no pertenecen a la iniciativa PPME que necesitan con urgencia la cancelación de su deuda y que quedaron excluidos del acuerdo? Una vez más, el acuerdo sólo abarca un número muy limitado de países que necesitan la cancelación urgente de su deuda para poder cumplir con los objetivos de desarrollo que acordó la comunidad internacional. Un ejemplo es Indonesia, un país de ingresos medios bajos donde más de 50% de sus 220 millones de habitantes viven por debajo del umbral de pobreza de USD 2 diarios, y que debe la asombrosa cifra de USD 130.000 millones, de los cuales USD 60.000 millones fueron contraídos con acreedores oficiales. O Ecuador, con una deuda pendiente de USD 17.000 millones, con más de USD 6.000 millones debidos a acreedores bilaterales y multilaterales.

  1. Cuando se le pregunta, el Banco Mundial responde siempre que en la actualidad no hay debate en curso sobre la cancelación de la deuda a otros países fuera de la iniciativa PPME (incluidos los cuatro países mencionados anteriormente). No obstante, dado que ya hemos experimentado cuatro extensiones a la iniciativa PPME y dos series de expansiones de países, se podría sospechar que sólo será cuestión de tiempo antes de que las IFI y la comunidad internacional en general se percaten de que países empobrecidos como Kenya y muchos más también necesitan la cancelación integral de su deuda. Pero, lamentablemente, el tiempo cuesta vidas y oportunidades perdidas para demasiada gente.

 

De la capacidad de pago de la deuda a una estrategia basada en los derechos

Un paso necesario es un cambio radical en el concepto de la sostenibilidad de la deuda. Tal como es ahora, simplemente refleja la capacidad de cierto deudor para pagar sus deudas, cualesquiera sean las consecuencias sobre su desarrollo socioeconómico. Este principio, incluido en el reciente Marco de Sostenibilidad de la Deuda de las IFI, sencillamente no toma en cuenta las necesidades urgentes que enfrentan muchos países para poder alcanzar los ODM. También ignora por completo los orígenes ilegítimos de gran parte de la deuda, contraída con dudosos propósitos por regímenes antidemocráticos ante el pleno conocimiento de los acreedores del Norte.

Tomemos el caso de Nigeria, una democracia joven y pobre que quedó sistemáticamente excluida de la iniciativa PPME. Como consecuencia de la intensa presión interna (del Parlamento, el Gobierno y la sociedad civil) y con el apoyo del gobierno británico, entonces en la presidencia del G8, Nigeria obtuvo un acuerdo sobre su deuda con el Club de París en 2005. El mismo ascendió a la cancelación de 60% de su deuda bilateral (USD 18.000 millones de un total de USD 31.000 millones). Pero para poder conseguirlo, al Gobierno de Nigeria se le pidió que pagara – por adelantado y en efectivo – USD 12.500 millones en un plazo de solo seis meses. ¡Eso representa más de lo que la IADM le va a entregar al resto de África en los próximos 10 años! Y esos recursos salen del Sur hacia el Norte, y no en la dirección opuesta, donde son muy necesarios para combatir la pobreza y abordar los numerosos y graves problemas que padece la mayoría de los países africanos. Son necesarios en Abuja y en Lagos para financiar la estrategia gubernamental para alcanzar los ODM (existe y se llama Estrategia Nacional de Empoderamiento Económico y Desarrollo) que incluso fuera aprobada por el FMI en su Instrumento de Apoyo a la Política Económica, y no en las arcas de los organismos de crédito a las exportaciones del Norte, que podrían usarlos para generar más daños en el Sur.

 

La mirada hacia el futuro

La cancelación de los saldos de su deuda que algunos países consiguieron en los últimos meses ayuda en algo a reducir el problema que las instituciones acreedoras del Norte proporcionan con una mano y retiran con la otra. Las transferencias netas de la deuda fueron menos USD 240 millones durante 2004 para África Subsahariana; es decir, el pago de los intereses fue superior al ingreso neto de deuda. El total del servicio sobre la deuda que pagó África subsahariana durante el mismo año ascendió a la asombrosa suma de USD 15.200 millones. Las IFI reconocen que los países de la “IADM necesitarían aun sustanciales desembolsos de recursos para preservar su sostenibilidad de la deuda si la ayuda se aumentara sustancialmente para ayudarlos a cumplir con los ODM”. Gobiernos como los de Zambia y Uganda recibieron con beneplácito el acuerdo de Gleneagles mediante al anuncio de planes con gastos adicionales, por ejemplo, para el tratamiento contra el VIH/SIDA. Pero no habían leído la letra chica del acuerdo. Los ministros de Economía del G8 declararon que, en el futuro, la financiación procedente del Banco Mundial para los países que hubieran obtenido la cancelación de sus deudas se vería reducida, lo que les dejaba una escasa ganancia neta. Dao Dounantié, el Secretario General de la Coalition des Alternatives Dette et Développement, una coalición de organizaciones de Malí, declaró que “nadie en Malí puede decir aún cuánto fue lo ahorrado con esta iniciativa. Por este motivo y porque las IFI nunca antes habían honrado sus compromisos, somos cautos. Reconocemos, no obstante, que – si se aplica – este será un pequeño paso adelante, particularmente porque incluye la cancelación de la deuda”.

Además, los países más ricos simplemente no están proporcionando los fondos blandos que hacen falta para tratar de alcanzar los ODM. Que los donantes estén exagerando falsamente la Asistencia Oficial al Desarrollo que declaran incluyendo toda la cancelación de la deuda (incluso la que es consecuencia de los subsidios a los créditos para las exportaciones de las compañías del Norte que trabajan en Irak y Nigeria durante períodos absolutamente antidemocráticos) es un intento patente de engañar al público. Eurodad y muchos grupos más hacen campaña por la transparencia de las declaraciones sobre la ayuda, y exigen que se proporcionen fondos adicionales.

Aunque ciertamente valió la pena, y sentó un precedente importante en materia de cancelación de deuda, el acuerdo del G8 de 2005 no es lo suficientemente global en las deudas que abarca, ni en los países que cubre. El problema de acabar con el remanente de deudas pasadas no está para nada concluido, y los activistas seguirán señalando las profundas injusticias que implican que los gobiernos tengan que favorecer a los acreedores en lugar de a su propio pueblo. También destacaremos los grandes problemas que afectan al sistema financiero internacional, que está estructuralmente inclinado hacia los ricos y poderosos, y sistemáticamente orientado en contra de la capacidad de los países en desarrollo para poder alcanzar los ODM.

 

Otras lecturas

“Justice for Latin America on IDB debts”, Documento conjunto de ONG, enero de 2005. Disponible en: <www.eurodad.org/articles/default.aspx?id=682>.
Christian Aid. “What about us? Debt and the countries the G8 left behind”. Septiembre de 2005. Disponible en: <www.christian-aid.org/indepth/509debt/index.htm>.
Proyecto Deuda y Comercio del Jesuit Centre for Theological Reflection (JCTR), “Zambia After HIPC Surgery And The Completion Point”. Disponible en: <www.eurodad.org/uploadstore/cms/docs/Zambiaafterhipcsurgery.pdf>.
Eurodad, “G8 Debt Deal One Year On: What Happened? What Next?”. Disponible en: <www.eurodad.org/uploadstore/cms/docs/G8_debt_deal_one_year_on_final_version.pdf>.
Jubilee Debt Campaign, “The Good, the Bad and the Ugly - one year on briefing”. Disponible en: <www.jubileedebtcampaign.org.uk/?lid=2098>.
Oxfam, “The view from the summit – Gleneagles G8 one year on”. Disponible en: <www.oxfam.org.uk/what_we_do/issues/debt_aid/bn_gleneagles_oneyear.htm>.

 

[1] Alex Wilks es Coordinador de EURODAD y Francesco Oddone es Consultor en Política de Deudas e Incidencia de la misma organización.

[2] El Fondo Africano de  Desarrollo provee financiación para el desarrollo en condiciones concesionarias a países de bajos ingresos de África, que no pueden acceder a los términos no concesionales del Banco Africano de  Desarrollo. Según su política de préstamos, la reducción de la pobreza es el principal objetivo de las actividades de desarrollo del Fondo en países prestatarios.

 

 


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