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En el proceso de privatización, los gobiernos locales a veces se ven forzados a proporcionar subsidios y garantías a las empresas privadas. 2. Subsidios. En la medida que el proceso de privatización avanza a nivel subnacional, los gobiernos locales a veces se ven forzados a proporcionar subsidios a las empresas. Algunos esquemas proporcionan a las empresas subsidios basados en los resultados cuando se verifica que las mismas proporcionan servicios (ej: salud pública, educación, agua) a las poblaciones pobres. Sin embargo, los costos de la transacción son altos y existen limitaciones para tales esquemas, especialmente en los países de bajos ingresos y aquellos con gobernanza débil. Los donantes y los acreedores promueven los subsidios a las corporaciones, dado que los subsidios cruzados entre diferentes sectores (telecomunicaciones y agua) o entre consumidores ricos y los pobres violan las reglas internacionales de comercio[7]. 3. Garantías. Generalmente, los inversionistas esperan que los gobiernos locales proporcionen garantías – particularmente para los proyectos de infraestructura – los que transfiere a los pagadores de impuestos los riesgos específicos del precio, la demanda y la moneda. Los Artículos de Acuerdo del Banco Mundial (Asociación Internacional de Fomento, AIF, y Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, BIRF) requieren que, si la institución proporciona una garantía a un gobierno subnacional, debe obtener una contragarantía del gobierno central. Sin embargo, el Banco Mundial y otros acreedores y donantes lanzaron una nueva ventanilla de desarrollo subnacional (SND Facility) en julio de 2006 que ofrece garantías a los gobiernos locales sin el apoyo del gobierno central. Cuando las iniciativas privadas respaldadas por una garantía de este tipo fracasan, el gobierno local queda con grandes obligaciones financieras sin contar con ningún mecanismo para reestructurar o cancelar la deuda. Los acreedores tienen autoridad para interceptar las transferencias del gobierno central al gobierno local, empobreciendo a la autoridad local. 4. Gastos en infraestructura. Actualmente, los donantes y acreedores promueven la inversión en infraestructura. Pronto las operaciones de infraestructura constituirán un 40% de la cartera de préstamos del Banco Mundial. El FMI aumentó sus objetivos de inflación para permitir mayores niveles de gasto del gobierno en infraestructura, entre otras cosas. Se reclama de los gobiernos locales que proporcionen una cantidad significativa de financiamiento y garantías para infraestructura en relación a sus recursos fiscales. De hecho, el Banco Mundial estima que durante los 90, los gobiernos y las empresas públicas proporcionaron 70% del financiamiento para proyectos público-privados (PPP) en infraestructura; comparado con solo 22% proveniente de la ayuda externa, y 8% del sector privado. En 2005, el experto del Banco Mundial Antonio Estache (2004) dio a conocer un estudio sobre los PPP de infraestructura desde 1994 a 2004, el cual concluyó que muchas veces las ganancias en eficiencia se dieron a expensas de las personas y regiones pobres. Los riesgos aumentaron para los presupuestos del gobierno dado que los gobiernos ofrecían a los inversionistas garantías y apoyos financieros costosos que aseguraban la rentabilidad, minimizaban las inversiones en bienes de capital, y aumentaban en gran manera la exposición fiscal del gobierno. La corrupción también aumentó. Para expandir la oferta de infraestructura y servicios sociales, los donantes y acreedores están escalando operaciones de desarrollo impulsado por la comunidad (DIC) y fondos sociales (FS) que financian a los grupos comunitarios, las organizaciones de la sociedad civil, y los gobiernos locales. Los préstamos del Banco Mundial en apoyo a las DIC aumentaron desde USD 250 millones en 1996 a aproximadamente USD 2.000 millones en inversiones anuales (o 10% de la cartera del Banco) en 2004. Los fondos sociales han recibido financiamiento del Banco Mundial en alrededor de 60 países por un total de casi USD 4.000 millones de todas las fuentes[8]. Los evaluadores del Banco Mundial encontraron que: La experiencia con el desarrollo comunitario muestra que a pesar de los mecanismos sofisticados de adjudicación, los más pobres y más vulnerables generalmente parecen haber sido olvidados, mientras que los más ricos en la comunidad han ganado más beneficios… En lugares donde los fondos sociales han representado un porcentaje sustancial del gasto público, como en Bolivia, Honduras y Nicaragua, estos han distorsionado la eficiencia de la adjudicación de recursos y han afectado negativamente el planeamiento sectorial y presupuestal. Y donde los proyectos de desarrollo comunitario han sido implementados mediante el establecimiento de estructuras paralelas para la participación de la comunidad en lugar de trabajar a través de los gobiernos locales, han debilitado la capacidad de los gobiernos locales y el proceso de descentralización[9]. Presupuestos que hipotecan el futuro 1. Gobiernos locales a la intemperie. Desde 2002, la reforma de inversiones ha estado en el centro de la estrategia corporativa del Banco Mundial. La descentralización puede perturbar la estabilidad macroeconómica que valoran los inversionistas. A fin de limitar la demanda, restaurar los equilibrios macroeconómicos y construir gobiernos subnacionales solventes, los donantes y acreedores promueven políticas para:
Por ejemplo, antes de la elección en Brasil en 2002, se dijo que el FMI y el Ministro de Finanzas de Brasil llegaron a un acuerdo que requería, entre otras cosas, una reducción en el porcentaje de recaudación compartido con los estados y las municipalidades, la terminación del vínculo obligatorio de recursos fiscales con determinados destinos sociales, y la promesa por parte de la nueva administración del Presidente Lula Da Silva de resistir las presiones para reabrir los acuerdos de reestructura de la deuda entre el gobierno federal y los gobiernos estaduales[12]. Este pacto, no sujeto a ningún debate democrático en el parlamento de Brasil o a control popular alguno, dejó a los gobiernos estaduales y municipales bajo una presión fiscal significativa.
2. Presupuestos y licitaciones. Los donantes y acreedores involucrados en operaciones de “asistencia presupuestaria” se encuentran en posición de presionar a los gobiernos para liberalizar las compras gubernamentales a nivel central y subnacional. A través de sus compras, los gobiernos siempre han promovido el sector productivo, laboral y de servicios a nivel nacional o local. Sin embargo, al liberalizar las compras, los proveedores (y sus trabajadores) deben competir con los proveedores globales en las licitaciones. En Ghana, un préstamo del Banco Mundial en 2003 obligó a liberalizar las compras del Estado[13]. Las condiciones del préstamo eran tan estrictas que un miembro del Directorio del Banco Mundial expresó su preocupación en cuanto a que la presión ejercida por el Banco Mundial forzaba a Ghana a liberalizar mucho más allá de lo requerido por la OMC. En 2005, los evaluadores del Banco Mundial afirmaron que la AIF ejercía “significativa presión” sobre el gobierno de Malawi para liberalizar sus adquisiciones y que el Banco no dio importancia a la preocupación del gobierno con estas condicionalidades, que finalmente fueron impuestas[14]. Comercio 1. Políticas de liberalización del comercio. Por definición, la liberalización del comercio recorta tarifas y aranceles, que son los impuestos al comercio, reduciendo así los ingresos fiscales de los gobiernos centrales, los cuales a su vez acuden a los gobiernos locales para que asuman una carga fiscal mayor. En los países africanos al sur del Sahara, los impuestos al comercio exterior representaban entre un cuarto y un tercio del monto total de recaudación impositiva. Los impuestos al consumo (como el impuesto al valor agregado o IVA) suben para recuperar el monto de recaudación perdido, sustituyendo un impuesto a los ricos que importan o exportan por un impuesto regresivo que afecta en forma más dura a los grupos de pocos ingresos. Los países de bajos ingresos a menudo fracasan en remplazar desde otras fuentes los impuestos perdidos del comercio. “Utilizando un panel de 125 países durante 20 años, Baunsgaard y Keen (2005) encontraron que los países de pocos ingresos típicamente recuperan como máximo 30 centésimos de cada dólar perdido en impuestos al comercio, aún en el largo plazo.”[15] Un reciente estudio realizado por la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (UNCTAD) predice que las pérdidas por ingresos arancelarios para los países en vías de desarrollo como resultado de la Ronda de Doha de la OMC podrían oscilar entre USD 32 mil millones y USD 63 mil millones al año. Esta pérdida en recaudación fiscal, de la cual dependen los presupuestos para salud pública, educación, suministro de agua y servicios sanitarios de los países en vías de desarrollo, es entre dos y cuatro veces mayor que los escasos USD 16 mil millones en ganancias potenciales que la Ronda de Doha traería a esos países según la proyección del Banco Mundial. Las legislaturas tienen poca influencia sobre las decisiones de reducir los aranceles, pero después tienen que lidiar con situaciones presupuestales potencialmente catastróficas como consecuencia de los recortes. 2. Acuerdos de comercio e inversiones. Desde su creación en 1994, la Organización Mundial de Comercio alberga bajo su mando al Acuerdo General de Comercio en Servicios (GATS), que aplica sus reglas, o disciplinas, a cerca de 160 sectores. Al contraer compromisos bajo el GATS y negociar otros acuerdos de comercio e inversión, los gobiernos centrales comprometen también a los gobiernos locales y erosionan su espacio político y su autonomía fiscal. Cuando las normas de derechos humanos y las reglas de comercio internacional entran en conflicto, el diferendo no será resuelto a nivel doméstico, sino en un tribunal comercial internacional secreto, fuera del alcance de la supervisión parlamentaria o la mirada del público. Un informe de las Naciones Unidas, “Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Liberalización del Comercio en Servicios y Derechos Humanos”[16], presentó extensa evidencia de que, aunque un incremento del nivel de inversión privada extranjera puede modernizar la infraestructura nacional, introducir nuevas tecnologías y proporcionar fuentes de trabajo, también puede conducir a:
Referencias Burki, S.J., Perry, G. y Dillinger, W. (1998). Beyond the Center: Decentralizing the State. Washington, D.C.: Banco Mundial. [1] Nancy Alexander es la Directora de CNES. [2] World Bank Poverty Reduction Support Credit I (PRSC I), 2004. [3] IMF, “The Macroeconomics of Managing Increased Aid Inflows: Experiences of Low-Income Countries and Policy Implications,” 8 de agosto de 2005. [4] Ver Primera Revisión del FMI: Mali’s 3-Year PRGF arrangement. Abril de 2005 [5] Departamento de Evaluación de Operaciones (OED) del Banco Mundial. “Capacity-Building in Africa,” 2005, p. 29. [6] En el Año Fiscal 2005 casi la mitad de los nuevos proyectos del Banco Mundial tenían al menos un componente referido a la reforma en la gobernabilidad y el sector público. [7] Por otra parte, las reglas de comercio “no discriminatorias” no permiten a los gobiernos favorecer a las compañías domésticas o desfavorecer a las compañías extranjeras involucradas en actividades “similares”. Estas reglas, cuando se aplican, podrían requerir que cuando un gobierno subsidia a compañías de salud pública o de servicios de agua, también debe subsidiar a compañías extranjeras “similares” (Ver GATS Artículo III, Párrafo 17). [8] Nota Conceptual Borrador, International Conference on Local Development, Washington, D.C., 16-18 de junio de 2004. [9] Grupo evaluador independiente del Banco Mundial, borrador Annual Review of Development Effectiveness (ARDE), 2004. [10] Departamento de Evaluación de Operaciones (OED) del Banco Mundial. “Efficient, Sustainable Service for All? An OED Review of the World Bank’s Assistance to Water Supply and Sanitation,” Informe Nº 26433, 1 de septiembre de 2003. [11] Ver comentarios de Robert Chambers y Norman Uphoff en Anexo R de la evaluación del IEG del Banco Mundial: “The Effectiveness of World Bank Support for Community-Based and -Driven Development,” octubre de 2005. [12] FMI Brasil – “Request for Stand-by Arrangement,” 30 Agosto 2002, p. 23; y “First Review Under the Stand-by Arrangement and Request for Modification of Performance Criterion,” 4 de diciembre de 2002. [13] Crédito de Apoyo a la Reducción de la Pobreza (PRSC) del Banco Mundial, julio de 2003. [14] Departamento de Evaluación de Operaciones (OED) del Banco Mundial, Capacity-Building in Africa, Malawi Case Study, 2005. [15] FMI, “Dealing with the Revenue Consequences of Trade Reform,” 15 de febrero de 2005, p. 19. [16] Informe del Alto Comisionado, 15 de junio de 2002.
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