2001
Foro Social Mundial: Algo nuevo nació en Porto Alegre
Cándido Grzybowski
Hacemos historia por lo que somos y por lo que imaginamos que somos. Imaginar que otro mundo es posible es un acto fundamental de creación para hacerlo realidad. El Foro Social Mundial, realizado en Porto Alegre del 25 al 30 de enero del 2001, tiene todo para transformarse en un referente en la historia de nuestra generación.
Un evento como el Foro Social revela
contradicciones y libera energías creativas. Es, sin dudas, un auspicioso
comienzo de milenio para los amantes de la libertad y la dignidad humana. La
gran fuerza del Foro Social Mundial radica en su carácter novedoso. Se trata de
una iniciativa de la emergente sociedad civil planetaria que apunta a valorar
las prácticas de lucha y de participación ciudadana en las diferentes
sociedades, y busca dar una dimensión mundial a las propuestas que surgen de
ellas.
El Foro Social quiere convertirse en un
gran movimiento de ideas que se alimente de la diversidad de posibilidades
humanas, en oposición al pensamiento único dominante. Las interpretaciones a
favor o en contra son los mejores indicadores de su impacto, aunque sea difícil
un acuerdo sobre su novedad, consistencia e importancia político-cultural.
Lluvia de ideas
Algo nuevo nació en Porto Alegre. Hace
mucho tiempo que no se veía un encuentro semejante, un verdadero Ágora de
la democracia mundial con el murmullo y las confusiones propias de un evento
gigante. El ambiente invitaba a soñar que otro mundo es posible, oportuno y
necesario. Sin embargo es una tarea muy ardua y el Foro fue apenas un buen
comienzo.
Se necesitará algún tiempo para poner en
evidencia y valorar lo que el I Foro Social Mundial propició. Recuperar todo
será imposible. Los datos disponibles son aproximaciones, pero hablan por sí
mismos. Los delegados fueron más de 4.700 -representantes de entidades y
movimientos de la sociedad civil, instituciones académicas, Iglesias,
parlamentarios, y alcaldes-, con más de 1.500 inscripciones de organizaciones
internacionales de 117 países. Fueron invitadas 165 personalidades (77
nacionales y 88 internacionales), de las cuales 96 actuaron como panelistas (27
nacionales y 69 internacionales). Los participantes del Campamento de la
Juventud se estiman en 2.000 y los representantes de las Naciones Indígenas en
700. Fueron acreditadas más de 1.300 personas para la organización,
comunicación, apoyo logístico, traducción y seguridad. Además, se acreditaron
1.870 periodistas, de los cuales 386 eran internacionales.
El interés que despertó el Foro en los
medios de comunicación se evidencia también por la presencia de 764 vehículos de
medios de comunicación: de TV, radio, grandes periódicos; medios alternativos de
los movimientos y de entes; de los cuales 322 eran internacionales, de 52
países. Para completar el cuadro se sumaron cerca de 12 mil participantes que,
de algún modo, acompañaron las distintas actividades programadas.
El Comité de Organización optó por una
estructura con tres tipos de actividades básicas, divididas en tres tiempos:
mesas con panelistas por la mañana; talleres por iniciativa de los delegados por
la tarde; y en la sección vespertina, testimonios de personalidades destacadas
en la lucha por la ciudadanía en el mundo. Para las mesas se propuso un temario
básico dividido en cuatro ejes:
- La producción de riquezas y la
reproducción social.
- El acceso a las riquezas y la
sustentabilidad.
- La afirmación de la sociedad civil y los
espacios públicos.
- El poder político y la ética en la nueva
sociedad.
Así, se realizaron cuatro mesas simultáneas
en cada mañana del Foro. A pesar de la expresiva participación en las mesas y de
la importancia de los debates, la verdadera riqueza del Foro y su fuerza
innovadora surgió de los talleres propuestos por los participantes. Se estima
que fueron más de 300 los que efectivamente funcionaron. En estos talleres, la
diversidad, no sólo se hizo presente, sino que también impulsó la creatividad en
la profundización de los temas, la formulación de propuestas, el intercambio, y
la articulación entre los propios participantes.
Los testimonios resultaron un medio eficaz
para valorar las experiencias de personas identificadas con las causas de la
ciudadanía. Completaron el esfuerzo preliminar de mapear lo que somos y lo que
hacemos todos y todas los que trabajamos en la construcción de alternativas a la
globalización dominante. Los encuentros paralelos de alcaldes y parlamentarios
se sumaron para dar resonancia al Foro como evento de carácter novedoso y capaz
de generar grandes movimientos de ideas.
El Foro Social Mundial esbozó el gran mapa
temático que afecta a todos, las iniciativas tomadas y las prácticas
desarrolladas, las alternativas posibles y las articulaciones para hacerlas
viables. Nada sistematizado; a pesar de ser un conjunto coherente. Uno de los
riesgos era que la riqueza de la diversidad se volviera una dispersión
anárquica, pero eso no sucedió. La existencia de principios y valores comunes
que animaron al amplio espectro de participantes y funcionaron como cimientos de
los corazones y las mentes, unieron a los diversos activistas del mundo en una
onda envolvente.
Acción en el frente
Es fundamental concebir al Foro Social como
una pieza importante del collage de oposición a la globalización dominante al
servicio de los grandes grupos económicos, que busca ser una de las formas de
generar una conciencia colectiva y elaborar teorías alternativas. Por eso, su
esencia y vitalidad están asociadas a las trincheras de contención a la
avalancha de la globalización, excavadas por grupos de mujeres y hombres, allí,
en donde viven y construyen sus condiciones de vida económica, social y
cultural.
Del mismo modo, es imposible entender el
Foro Social sin vincularlo con la creciente ola de protestas contra la
globalización en plazas públicas en los años recientes, como en Seattle,
Washington, Praga y Niza. Los que hacen posible y viable al Foro son aquellos y
aquellas que se forman como sujetos en luchas, movimientos, asociaciones, y
organizaciones, sin importar que sus acciones sean pequeñas o grandes, locales o
nacionales, regionales o globales. Es la confluencia más global posible de la
diversidad de las redes y movimientos, lo que gesta el Foro Social Mundial.
Contradictoriamente, la lucha contra la
globalización amplía el proceso de constitución de redes y movimientos civiles a
nivel global. La agenda y los eventos de los otros en el plan internacional
fueron y son espacios donde se gestan nuevos actores y redes, que toman
inmediatamente como cuestión propia, la globalización. La articulación de
organizaciones civiles en torno a la Ronda Uruguay de negociaciones del GATT
desde 1986 hasta 1994, que dio origen a la OMC, fue la primera piedra en la
construcción de la perspectiva ciudadana global.
El siguiente paso, que llevó a Seattle, ya
mostraba a fines de 1999 la alianza estratégica de actores, redes civiles, ONG y
sindicatos. Un proceso similar se dio en torno a la cuestión de la deuda externa
y la Campaña Mundial del Jubileo 2000.
En la década del 90, en el marco del ciclo
de conferencias de la ONU, surgieron redes globales de la ciudadanía
particularmente activas, en general redes temáticas que vienen acumulando
conocimientos y experiencia, fundamentales para poder pensar alternativas a la
globalización. Un ejemplo de ellas es la red de Control Ciudadano, y a partir de
ésta muchas otras se fueron organizando: Structural Adjustment Participatory
Review International Network - SAPRIN (Red Internacional para la Revisión
Participativa del Ajuste Estructural), Aliance Pour un Monde Responsable et
Solidaire (Alianza por un Mundo Responsable y Solidario), RIAD (Red
Interamericana Agricultura y Desarrollo), Agricultures Paysannes et
Modernization – APM (Agricultura Campesina y Modernización), Vía Campesina, One
World (Un Mundo).
El Foro Social Mundial intentó ser otro
espacio para el encuentro, una encrucijada, una universidad abierta de la
ciudadanía global para reflexionar e intercambiar conocimientos y experiencias.
Se trata de extraer la esencia constructiva común de la diversidad, tanto de
iniciativas ciudadanas globales como de las resistencias a la globalización
dominante. Ahí fue donde la iniciativa encontró eco. El resto fue osadía y
coraje de los actores que se comprometieron en su concreción: El comité
organizador en Brasil,
el Comité de Apoyo Internacional, el fundamental apoyo del Gobierno del Estado
de Río Grande del Sur y de la Prefectura de Porto Alegre.
Sin duda, el tejido social de
organizaciones y movimientos de Brasil, y la densidad política de la experiencia
de gestión participativa de los gobiernos locales, fueron condiciones necesarias
para la realización del Foro, y una señal contundente para el mundo acerca de su
alcance. Finalmente, no se puede ignorar el sentido político de los compañeros
que supieron identificar un objetivo inmediato y claro, como contrapunto de todo
lo deseado con el Foro Social Mundial. En este sentido, el Foro Económico
Mundial de Davos no podría haber sido mejor elección, además de dar una fecha de
encuentro.
Provocación de peso
El primer y fundamental resultado del Foro
fue su propia realización. Más que cualquier debate, en esta primera versión, su
propia existencia se transformó en un relevante hecho político. El segundo
resultado político fundamental, inseparable del primero, fue la producción del
Foro Social Mundial como antítesis del Foro Económico Mundial de Davos, la gran
meca del neoliberalismo, locus de encuentro e intercambio de la elite
dirigente de la globalización económico-financiera.
Lo importante es haber provocado el debate
público, la confrontación de perspectivas, siendo un elemento fundamental de su
identidad. Su objetivo central no es la adhesión a una idea única capaz de
contrarrestar el pensamiento dominante. A pesar de las tensiones, las presiones
y los desencuentros en el interior del Foro, su objetivo básico fue resguardado
en el sentido de valorar la diversidad de ideas de la ciudadanía ante la falta
de alternativas al pensamiento único del neoliberalismo. El evento no resultó en
un documento único oficial. Se produjeron varios documentos de diferentes redes
y organizaciones de los distintos talleres. Respetándose la diversidad de los
puntos de vista y las contradicciones que los integran, estos documentos
constituyen lo que se puede llamar el documento del Foro Social Mundial.
La labor de garantizar su carácter abierto,
no deliberante, pero valorador de ideas, iniciativas y experiencias de la
sociedad civil, no se desempeñó sin riesgos. Desde el principio, incluso en el
proceso de preparación, y durante los días en Porto Alegre, estuvo presente la
tensión entre ser un evento de movilización, de acción directa, o un espacio
predominantemente de reflexión y debate. A pesar de todo lo sucedido prevaleció
lo último. Otro riesgo todo el tiempo presente, era el de partidarizar u
oficializar el Foro. La negociación abierta con los principales responsables de
los gobiernos estatales y municipales, la generosidad del apoyo y la enorme
comprensión sobre la naturaleza del evento, fueron fundamentales para que el
Foro Social superase las expectativas y llegase a ser lo que de hecho fue: un
evento de la sociedad civil, con gran densidad social y política, señalándole al
mundo la posibilidad de hacer surgir un amplio movimiento de ideas promotoras de
la ciudadanía.
Su impacto despertó claras expectativas en
el sentido de llevar adelante la iniciativa., y eso podía notarse en el rostro
de los participantes. Las señales de los muchos ausentes, venidas tanto de
Brasil como de otros rincones del planeta, manifestando su adhesión y su
voluntad participativa, no dejan de ser estimulantes como fuerza de empuje para
la continuidad del Foro. Los medios de comunicación amplificaron y dieron eco al
Foro, lo que llevó a fijar un compromiso público con respecto a la continuidad.
Parece que hoy existe la necesidad de un
espacio de dimensiones mundiales para confrontar y registrar nuestros sueños,
ideas, experiencias y movimientos. Existe el deseo y la percepción, expresados
de maneras distintas y hasta contradictorias, en las diferentes sociedades y
culturas, que apuntan hacia un mundo más humano, democrático y sostenible,
basado en valores y principios éticos de la libertad, la igualdad, la
diversidad, la solidaridad y la participación. Este patrimonio, que se confunde
con la propia idea de ciudadanía, y que la humanidad “sudó” mucho para hacer
surgir de sus entrañas, está amenazado por la avalancha de la globalización
económica. Es este patrimonio, en su obstinación y persistencia, quien forja las
bases para iniciativas como esta. Activistas de todo el planeta, sumergidos en
las más diversas luchas locales, cuando pueden se involucran activamente en
procesos que les permiten sintonizarse unos con otros, para juntos poder
imaginar y pensar el mundo que desean. El Foro Social Mundial puede funcionar
como un fermento que haga crecer un poderoso movimiento de ideas.
Desafíos en la mesa
Algunas definiciones sobre la continuidad
del Foro Social Mundial parecen no provocar mayores discrepancias: el que sea
anual, en la misma fecha que el Foro de Davos, en Suiza, y lo más mundial
posible. Los verdaderos desafíos giran en torno a seis cuestiones polémicas y de
ellas depende el fortalecimiento de la iniciativa.
Globalización
La presencia de participantes africanos,
asiáticos, europeos del norte y del este, caribeños y de América Central, fue
muy escasa. Esto sin hablar del déficit de representación social del espectro de
actores, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, con distintos perfiles étnicos,
raciales y culturales, portadores de deficiencias y otros. Una mayor
representación no se resuelve con una total apertura a la diversidad, con una
convocatoria más clara, o la voluntad de participación. Existe un problema
logístico, que es la capacidad de financiar los costos de participación. Los
participantes del Foro Social, particularmente los de los países del sur, no
poseen los medios como para financiarse, y no es fácil conseguir tales recursos
con la cooperación internacional.
Al mismo tiempo, como reveló la experiencia
de Porto Alegre, el lugar de realización del Foro funciona como una poderosa
ocasión para animar movimientos, asociaciones, grupos y redes locales. Siendo un
aspecto altamente positivo para lo que el Foro se propone ser. Pero esto solo
sucederá si se mantiene su dimensión mundial, que junta a lo local con los otros
locales y lo de todos a lo global, haciendo que interactúen entre ellos. El peor
riesgo sería nacionalizar el Foro Social aprisionándolo a la lógica
política del país o lugar donde se desarrolle.
Todo esto llevó a que el Comité de
Organización propusiera la idea de que el Foro gire por el mundo. La idea más
osada, que surgió a último momento, con el consenso entre sus miembros, fue un
Foro Social Mundial multipolar para el 2002. Pero será multipolar siempre que
las iniciativas en otras regiones y países se realicen al mismo tiempo y tengan
las mismas visiones, generen el mismo clima de encuentro de ciudadanos
mundiales, y que todos sientan que están participando en una única iniciativa.
El desafío es grande pero realizable si se dedica el mismo o mayor esfuerzo que
el otorgado para la organización del I Foro.
Carácter
El carácter novedoso y el lugar
político-cultural privilegiado que puede ocupar el Foro en el contexto mundial
están íntimamente ligados a la profundización de su carácter de espacio de
encuentro y debate. La movilización y la acción ya tienen su agenda mundial y,
por más importante que sea, no precisan del Foro Social. El Foro debe
preservarse como confluencia de redes y movimientos para el pensamiento
estratégico. Es necesario contar con esa universidad de la ciudadanía global, en
la cual se confrontan los individuos como portadores de ideas y prácticas y
desde donde se tallan propuestas para el futuro.
Principios
El Foro Social será un espacio generador de
ideas y propuestas cuya fuerza surge de la diversidad social y cultural y de la
consistencia teórica y práctica. El elaborar documentos, tomar posiciones y
publicarlas es una necesidad y un derecho de quien participa en una iniciativa
como esta. Pero pretender llegar a un documento único sería imponer un chaleco
de fuerza homogeneizador, además de quitar legitimidad a la crítica al
pensamiento único de la globalización. Son los valores y principios éticos los
que congregan la diversidad de lo que somos. Por esto, el Foro Social Mundial
trabajó en torno a una carta de valores y principios a los que se adhieren los
participantes en una tarea urgente y permanente. Esta carta nos puede dar
criterios positivos de gestión de nuestra diversidad, sin correr el riesgo de
tener aliados indeseables por sus ideas y prácticas.
Agenda
Este es un desafío particularmente
importante. No parecen haber desacuerdos porque la agenda aún no ha surgido
claramente. En Porto Alegre prácticamente hubo lugar para todo, aunque es
necesario reconocer que no fue la consistencia de la agenda lo que creó el
impacto, sino la mera intención de crearla, contraponiéndose al Foro Económico.
Por lo menos ese fue el punto de vista de los medios de comunicación.
De hecho, funcionó como una balanza. Los
organizadores propusieron mesas temáticas, los participantes propusieron los
talleres. La idea era que se produciría un encuentro entre las propuestas,
surgiendo y dándole validez a una agenda de trabajo para el futuro. En parte eso
fue lo que ocurrió.
¿Cómo quedó la futura agenda? Como algo a
definir, pues los debates fueron tan variados que fue imposible identificarla.
Se trata de la agenda que apunta a elaborar articuladamente las cuestiones que
motivan a las personas del mundo entero.
El Foro Social pretende ser proactivo y no
reactivo como han sido en su mayoría los eventos mundiales de la ciudadanía. Una
agenda propia, que no dependa de la agenda inmediata de los dueños del
mundo, es vital para que podamos construir una identidad. El desafío es hacer
surgir una agenda que, como dijo Boaventura Souza Santos en Porto Alegre, sea
capaz de “proponer lo nuevo para mantener lo viejo”. Dado el desmantelamiento de
derechos, por la globalización, su defensa exige la construcción de una nueva
perspectiva que permita su universalización en diálogo con la multiculturalidad
en la que se constituye la emergente ciudadanía planetaria. Esta, parece
también, una tarea que no puede ser postergada con el riesgo de que el Foro
Social pierda su rumbo.
Prácticas
La propuesta de alternativas, aunque de
manera embrionaria, es parte de las iniciativas ciudadanas mundiales. El Foro
puede funcionar como un “traductor”, permitiendo reconocer la igualdad en la
diversidad, lo que une y lo que distingue. Lo que se precisa hacer es
intercambiar los conocimientos que surgen de la acción, identificando los nudos
en que confluyen las cuestiones, y proponerse un trabajo de reflexión política
sistemática. Una tarea pendiente es la de recoger y valorar lo que ya se hizo
presente y lo que motivó tantos talleres, lo que animó a las mesas y los
testimonios. Se carece del capital, pero se tiene la riqueza de prácticas
ciudadanas como garantía para que el Foro desarrolle una perspectiva
radicalmente opuesta a la del Foro Económico.
Legitimidad y capacidad operacional
En principio, el papel del Comité
Organizador del I Foro se completó con su realización. No obstante, las
entidades brasileñas participantes, tienen una responsabilidad específica de la
cual no se pueden eximir, al igual que los gobiernos de Rio Grande do Sul y de
Porto Alegre y de todos aquellos que de algún modo lo apoyaron.
El problema empieza en la legitimidad,
aunque en ella no se agote. La convocatoria y la organización de la continuidad
deben basarse en un Comité que sea mundial, tanto en términos geográficos como
sociales. Esta es una tarea delicada y difícil que solo se puede ejecutar a
término por el propio Comité Organizador del I Foro. Se precisará mucha
generosidad y grandeza política. Un camino es el de identificar inmediatamente
las redes y movimientos que se adhirieron al evento y que están dispuestos a
darle continuidad. Además, aquellos que desde ya se disponen a mundializarlo e
incluso a organizar eventos simultáneos en sus regiones se tornan, por eso
mismo, miembros del propio comité.
Para que el emprendimiento sea operacional,
se debe constituir un Comité Político Internacional, que definirá las
directrices para el Foro Social; un Comité Organizador representativo y con
capacidad operacional en cada local que se llevará a cabo; y una Secretaría
Ejecutiva que hará la conexión entre el Comité Político y los distintos Comités
Organizadores, además de implementar acciones para articular la realización de
un Foro multipolar. Más vale arriesgar, como se hizo con el I Foro Social, en
vez de esperar a que se den las condiciones ideales.
Para concluir, es bueno tener presente que
el Foro vale la pena siempre y cuando no sea un espacio inmediato de ejercicio
de poder. La política es parte de su identidad pero su compromiso es con la
ampliación del espacio público mundial para el ejercicio de la ciudadanía. Hay
que evitar, de todas las maneras posibles, que se torne un evento de meras
disputas de posiciones, sean ellas cuales fueran. Es la propia ola ciudadana que
debe crecer y no su dispersión en la rompiente de la ola en la playa.
Nota:
Las siguientes entidades componen, en Brasil, el Comité de Organización del Foro
Social Mundial: Abong, Attac, CBJP/CNBB, Cives (Asociación Brasileña de
Empresarios por la Ciudadanía), CUT (Central Unica de Trabajadores),
Ibase(Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicas), Centro de Justicia
Global y MST (Movimiento Sin Tierra).
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