2004
Evasión fiscal: miles de millones desviados del desarrollo
Bruno Gurtner
Swiss Coalition of Development Organizations
La carga fiscal está pasando de manos de ricos a pobres. Los países en desarrollo pierden al menos USD 50.000 millones por año, o sea una pérdida equivalente a la ayuda oficial anual que los países de la OCDE destinan a los países en desarrollo. Éste es el monto que, según el Banco Mundial y el PNUD, hace falta para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. También equivale a seis veces los costos anuales estimados para alcanzar la educación primaria universal y a casi tres veces el costo de la cobertura sanitaria primaria universal. La única forma de contrarrestar las prácticas fiscales perjudiciales y la competencia fiscal internacional es mediante iniciativas globales.
En la
actualidad, países de todo el mundo enfrentan cada vez más dificultades para
recaudar impuestos y financiar bienes y servicios públicos, como es el caso de
los servicios sanitarios, la educación y la infraestructura, y para financiar la
reducción de la pobreza (vital para los países en desarrollo).
La
globalización debilita la base fiscal del Estado benefactor. Los mercados se han
globalizado, pero las estructuras fiscales siguen siendo nacionales. Las
fronteras abiertas generan una competencia fiscal exagerada, lo cual a su vez
provoca una carrera para ver quién grava menos a las empresas y a los ingresos
altos. La competencia fiscal internacional y las prácticas impositivas
perjudiciales otorgan cada vez más oportunidades a los ricos para evadir sus
obligaciones tributarias. La carga fiscal está cambiando de manos. Las personas
adineradas y las corporaciones trasnacionales se benefician de los paraísos
fiscales y los regímenes con impuestos bajos en todo el mundo.
Los ciudadanos
comunes y las empresas nacionales más pequeñas soportan los costos, de dos
maneras: por un lado, los gobiernos suben los impuestos al consumo, a los
ingresos bajos y a las empresas pequeñas; por otro, recortan el gasto de
inversión en servicios básicos y desarrollo de la infraestructura necesario para
el crecimiento futuro. La reducción de los servicios sociales afectará a los
pobres mucho más que a los ricos. La caída en la inversión de la infraestructura
nacional frena el crecimiento económico necesario para el desarrollo sostenible.
Estas tendencias serán desastrosas para el desarrollo si no se corrigen.
Paraísos
fiscales, ¿la nueva industria mundial paralela?
El papel de los
centros financieros es destructivo, ya que actúan como vías de evasión de los
sistemas tributarios de la mayoría de los países. La fuga de capitales asociada
con la evasión fiscal roba a los países en desarrollo el capital necesario para
financiar las inversiones y proveer los servicios sociales. Hace 20 años sólo
existían unos pocos paraísos fiscales, administrados por unos cuantos
profesionales. Con la liberalización mundial de los flujos de capital, el
desmantelamiento de los controles de capital y la revolución de las
comunicaciones electrónicas, la industria extraterritorial (offshore) se
transformó en un importante negocio global.
En todo el
planeta existen unos 60 paraísos fiscales que compiten entre sí para atraer
capitales móviles ofreciendo entornos de impuestos bajos o nulos y beneficios
turbios, tales como el secreto y la escasa reglamentación. El secreto fomenta la
evasión ilegal de los impuestos e implica que no se revelará información alguna
referida a las cuentas de negocios o a la titularidad de activos, fideicomisos y
empresas. En los lugares donde sí se pagan impuestos las tasas suelen ser
mínimas y negociadas en secreto con las autoridades, con escasas referencias al
derecho tributario. De esta manera, los paraísos fiscales ofrecen exenciones
totales o cuantiosas y secretas a los no residentes - y exclusivamente a los no
residentes - por el gravamen de sus ingresos corporativos o personales.
Los paraísos
fiscales cuentan con reglamentación escasa o nula. En los lugares que poseen
códigos y leyes no suelen existir ni la voluntad política ni los medios para
aplicarlos efectivamente. Los gobiernos de los centros extraterritoriales tienen
escasa capacidad administrativa para supervisar estos movimientos financieros.
La falta de reglamentación también proporciona un medio propicio para el lavado
de dinero y debilita la estabilidad del sistema financiero. Las crisis
financieras son más frecuentes y más profundas.
Entre los
servicios que ofrecen los centros extraterritoriales se encuentran los de banca
personal y corporativa, los fondos extraterritoriales y la gestión de
fideicomisos.
La industria
extraterritorial no es un fenómeno aislado que tenga lugar exclusivamente en
exóticas islas del Caribe. Los centros extraterritoriales están estrechamente
ligados a los principales centros financieros, como Nueva York, Londres, Tokio,
Zurich, Hong Kong y Singapur. De hecho, la mayoría de los paraísos fiscales del
planeta están ubicados en los grandes centros financieros. La industria
extraterritorial se ha convertido en la nueva y enorme industria global
paralela. En la actualidad se instalan al año más de 150.000 empresas con fines
extraterritoriales. Hoy existen más de un millón de empresas extraterritoriales
en todo el mundo. Enron, por ejemplo, contaba con 881 sucursales
extraterritoriales, de las cuales 692 estaban radicadas en las Islas Caimán. Las
mayores empresas comercializadoras de petróleo del mundo están ubicadas en
Suiza, aunque ese país no tenga petróleo.
Parecería que
la mitad del comercio mundial pasa por los paraísos fiscales, aunque éstos
generen sólo el 3% del PBI mundial. El valor de los activos guardados
extraterritorialmente, ya sea libre de impuestos o sujetos a impuestos mínimos,
asciende al menos a USD 11 billones, más de un tercio del PBI mundial anual. Un
tercio de toda la banca privada transnacional es gestionada por el sector
financiero suizo. Y la industria extraterritorial participa de aproximadamente
la mitad de las transacciones financieras del planeta.
Quiénes
ganan y quiénes pierden
Los que se
benefician con estas tendencias recientes son las empresas trasnacionales, las
personas acaudaladas, los paraísos fiscales y los centros extraterritoriales, la
industria de servicios financieros, los especialistas en altos ingresos y los
factores móviles como el capital. La transferencia de recursos financieros al
exterior a menudo consiste simplemente en abrir una cuenta y trasladar los
capitales a un banco extraterritorial.
Los paraísos
fiscales proporcionan a empresas legítimas y “respetadas” numerosos medios para
evadir impuestos. Casi todo gran banco de Estados Unidos o Europa posee una
sucursal o contactos de negocios en el Caribe. Las empresas trasnacionales
pueden instalar con facilidad sucursales en centros extraterritoriales, fijar
trámites sencillos y manipular los precios de bienes y servicios que pasan por
estas sucursales extraterritoriales (precios de transferencia). Trasladan sus
ganancias de la economía con impuestos altos (donde se desarrolla la actividad
económica real) al centro extraterritorial donde los impuestos que se pagan son
bajos o nulos. A mediados de la década de 1990, Philip Morris y RJReynolds, dos
grandes empresas tabacaleras, trasladaron su sede internacional de Estados
Unidos a Suiza para aprovechar sus ventajas fiscales y jurídicas.
Las empresas
trasnacionales presionan a los gobiernos para que reduzcan los gravámenes a las
ganancias empresariales, ofrezcan franquicias tributarias o les otorguen otros
incentivos fiscales. Los que pierden son los Estados y los gobiernos, al perder
su soberanía en materia de política tributaria. Las pequeñas y medianas empresas
nacionales tienen que pagar más impuestos. Lo mismo sucede con los pequeños y
medianos salarios y consumidores.
Es evidente que
existe un fuerte traspaso de la tributación, de los factores fiscales móviles
hacia los inmóviles, de la tributación progresiva (que grava más a los ingresos
altos que a los ingresos bajos) hacia los impuestos únicos, y de las ganancias y
los ingresos hacia los impuestos indirectos, como el impuesto al valor agregado
(que grava al consumidor). En definitiva, la carga fiscal se está trasladando de
los ricos a los pobres. La multimillonaria estadounidense Leona Helmsley,
propietaria de una cadena de hoteles, tenía razón al sostener en su juicio por
evasión fiscal en 1989: “Sólo la gente insignificante paga impuestos”.
Países en
desarrollo, los más afectados
El traspaso de
la carga fiscal representa una amenaza catastrófica para el mundo en desarrollo.
Los países en desarrollo pierden al menos USD 50.000 millones al año.
Esta pérdida enorme equivale a la ayuda oficial anual que prestan los países de
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) a los
países en desarrollo. Es la misma cifra que, según el Banco Mundial y el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), hacen falta para
alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. También equivale a seis veces
los costos anuales estimados para alcanzar la educación primaria universal y a
casi tres veces el costo de la cobertura sanitaria primaria universal.
Con la
liberalización de las cuentas de capital se multiplicaron las posibilidades de
los ricos para retirar fortunas e ingresos de sus países y depositarlos en
paraísos fiscales y centros extraterritoriales, sin tener que pagar impuestos en
sus países de origen. Los países en desarrollo pierden al menos USD 15.000
millones al año por la evasión fiscal de sus élites adineradas. Los ricos de
India tienen al menos CHF 1.000 millones (USD 785 millones) en cuentas
fiduciarias bancarias en Suiza, muy probablemente sin tener que pagar impuestos
en India. En un seminario de la Fundación Friedrich Ebert celebrado en Nueva
York en julio de 2002, representantes de los países en desarrollo señalaron con
energía que, desde su punto de vista, Estados Unidos y Europa actúan como
paraísos fiscales para sus propios ciudadanos ricos que buscan evadir impuestos
en sus países de origen.
Las empresas
trasnacionales presionan a los gobiernos de los países en desarrollo para que
mantengan bajos los impuestos a las ganancias de las empresas y al capital.
Hacen lobby para que les otorguen franquicias fiscales y exigen que les
proporcionen servicios de infraestructura gratuitos o a bajo costo. Los países
en desarrollo compiten entre sí para ofrecer mejores condiciones y atraer las
inversiones extranjeras directas de las empresas trasnacionales. La falta de
reglamentación de la competencia fiscal internacional y las prácticas
tributarias perjudiciales de este tipo son responsables de la pérdida de al
menos USD 35.000 millones al año. Incluso estudios del Fondo Monetario
Internacional (FMI) y la empresa consultora Mc Kinsey concluyeron que estos
incentivos fiscales no rinden.
¿Cómo hacer
frente a estos abusos?
Naturalmente,
la mayoría de los países intentan proteger su base fiscal, pero la única manera
de contrarrestar las prácticas fiscales perjudiciales y la competencia fiscal
internacional es mediante iniciativas globales. La OCDE inició hace varios años
un programa para eliminar las prácticas fiscales perjudiciales dentro y fuera de
los países miembros. Con ese fin publicó una lista de paraísos fiscales que no
cooperan con las autoridades. La OCDE también promueve el intercambio de
información con las autoridades fiscales y el sector financiero. En la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) sesiona periódicamente un Grupo Ad Hoc
de Expertos sobre Cooperación Internacional en Materia Fiscal. La Unión Europea
procura coordinar sus políticas fiscales. En los documentos preliminares a la
Conferencia de Monterrey sobre Financiación para el Desarrollo (marzo de 2002)
se solicitó en vano la creación de una autoridad fiscal internacional. Por ese
entonces, el FMI, el Banco Mundial y la OCDE lanzaron un “Diálogo Tributario
Internacional”, pero no llegaron a promover la iniciativa. Otra propuesta, más
debatida en los ámbitos científicos y de ONG, sugería fijar un impuesto mínimo a
las ganancias corporativas.
Nuestra
respuesta: la Red por la Justicia Fiscal
En el Foro
Social Europeo celebrado en Florencia en 2002, algunas ONG y movimientos
sociales europeos que actúan en el ámbito penal financiero fundaron la Red
Europea por la Justicia Fiscal (RJF) para combatir la evasión fiscal. Esta fue
la respuesta a las tendencias nocivas de la política fiscal internacional
debidas a la globalización económica, que inhiben la capacidad del Estado para
gravar debidamente a los contribuyentes adinerados y las grandes corporaciones.
La RJF halló que estas tendencias tienen implicaciones perturbadoras para el
desarrollo, la democracia, los servicios públicos y la pobreza.
En el Foro
Social Mundial celebrado en Porto Alegre en 2003, la Red se amplió para
convertirse en una red mundial, gracias a organizaciones de América del Norte y
del Sur. El Foro Social Mundial de Mumbai, en enero de 2004, la amplió a Asia, y
ahora sólo falta el apoyo de África para que la Red sea realmente global.
Los objetivos
de la RJF son los siguientes:
·
Eliminar la evasión fiscal transnacional.
·
Limitar el alcance de la evasión fiscal.
·
Divulgar temas relacionados e informar a las partes interesadas.
·
Activismo en el plano internacional, en la ONU, el FMI, la OCDE, la Unión
Europea, etc.
·
Alentar, apoyar y coordinar actividades de campañas nacionales y regionales.
·
Fomentar vínculos entre partes interesadas de todo el mundo, en especial entre
Norte y Sur.
·
Estimular la investigación y el debate.
En Porto
Alegre, la RJF discutió un borrador de una Declaración/Manifiesto
que incluye los siguientes puntos estratégicos:
·
Eliminar la evasión fiscal transnacional y limitar
el alcance de la misma, de modo que las grandes
multinacionales y los individuos adinerados paguen impuestos de acuerdo con su
capacidad económica.
·
Incrementar
la influencia de los ciudadanos en el control democrático de la
aplicación de impuestos y
restringir el poder del capital para dictar
políticas fiscales exclusivamente en su propio interés.
·
Restablecer un
tratamiento fiscal similar para las diferentes formas
de ingreso,
invirtiendo la tendencia a trasvasar la carga impositiva
hacia los ciudadanos corrientes.
·
Suprimir los
incentivos fiscales y el secreto que estimulan el flujo de salida de capitales
para inversiones desde los países más necesitados de desarrollo económico.
La RJF presentó
la versión definitiva de la Declaración/Manifiesto en marzo de 2003, ante el
Parlamento británico. Se invita a todas las organizaciones que estén de acuerdo
con la Declaración a firmarla. En mayo de 2003, la RJF celebró una conferencia
de prensa internacional en Berna, Suiza. En julio de 2003, organizó un seminario
de investigación en Essex, Inglaterra. Un segundo seminario se realizará en el
mismo lugar en julio de 2004.
La RJF ya
comenzó su labor de activismo internacional y mantuvo contactos informales con
la autoridad fiscal de la OCDE. También contribuyó con el informe recientemente
publicado de la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización,
de la Organización Internacional del Trabajo. Representantes de la RJF
asistieron como observadores a la reunión del Grupo Ad Hoc de Expertos sobre
Cooperación Internacional en Materia Fiscal, de la ONU. La RJF contribuirá con
el seguimiento del proceso de Monterrey (reuniones de ECOSOC/Instituciones de
Bretton Woods).
Entre tanto, la
RJF creó su propio sitio web (en inglés, francés, español, portugués y alemán),
publica un boletín e intercambia información por correo electrónico. Un comité
directivo provisional procura ampliar la Red, buscar apoyo a su Declaración y
profundizar la discusión estratégica. Hemos comenzado discusiones preliminares
para crear una pequeña secretaría internacional profesional. Aceptamos todos sus
aportes y su activa colaboración.
Notas:
Oxfam GB. Tax Havens: Releasing the Hidden Billions for Poverty Eradication.
Oxfam Policy Paper. 8
de junio de 2000.
www.oxfam.org.uk/shatnew/press/tax.htm
Para más información, leer y firmar la Declaración, o suscribirse a la lista de
correo electrónico y al foro, visite nuestro sitio web:
www.taxjustice.net
|