2003
Los servicios públicos en peligro: El GATS y la agenda privatizadora
Citizens’ Network on Essential Services
Las negociaciones de la OMC relativas al Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (GATS) amenazan a servicios públicos esenciales – entre ellos el agua – de todo el mundo. En las negociaciones en curso, que se iniciaron en noviembre de 2001, los gobiernos se presionan mutuamente para abrir el sector de los servicios al sector privado y a proveedores sin fines de lucro (ONG), aun en zonas socialmente sensibles como el agua, la salud y la educación. El GATS podría socavar el progreso logrado en aras de las metas sociales y ambientales porque limita la capacidad de los gobiernos para regular o prestar servicios. Por ejemplo, podría poner en jaque el acceso al agua y otros servicios de la población pobre y otros grupos vulnerables.
El problema en
pocas palabras
Las negociaciones
de la OMC relativas al Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (GATS)
amenazan servicios públicos esenciales – entre ellos el agua – en todo el mundo.
En las negociaciones en curso, que se iniciaron en noviembre de 2001, los
gobiernos se presionan mutuamente para abrir el sector de los servicios al
sector privado y a proveedores sin fines de lucro (ONG), aun en zonas
socialmente sensibles como el agua, la salud y la educación. En la mayoría de
los casos, son los poderosos gobiernos del Norte y sus sectores empresariales
que impulsan el proceso de liberalización de los servicios. El GATS podría
socavar el progreso logrado en aras de las metas sociales y ambientales porque
limita la capacidad de los gobiernos para regular o prestar servicios. Por
ejemplo, podría poner en jaque el acceso al agua y otros servicios de la
población pobre y otros grupos vulnerables.
La jerga confusa y
las declaraciones optimistas de los líderes de la OMC oscurecen el objetivo real
del GATS: la expansión de los derechos y las protecciones a los inversores de
las corporaciones. De manera alarmante, las negociaciones del GATS se realizan
bajo un manto de secreto que limita el debate público. Tampoco existen análisis
imparciales del impacto ejercido por la liberalización en distintos sectores que
podrían brindar información para un debate de esta naturaleza. Peor aun, una vez
que se tomó la decisión de liberalizar un sector, esta es prácticamente
irreversible, sin importar cuán dañina sea la consecuencia económica o social
resultante. Este proceso antidemocrático y el potencial para impactos sociales
adversos hacen que la acción de los ciudadanos sea apremiante.
Descripción
general del GATS
El GATS es uno de
los acuerdos más trascendentes de la Organización Mundial del Comercio. Su
propósito es liberalizar en forma progresiva el “comercio de los servicios”
entre los integrantes de la OMC. El comercio de los servicios está definido en
términos muy generales para incluir la inversión extranjera directa en
servicios. Entre otras cosas, la liberalización implica eliminar toda medida
gubernamental que pudiera favorecer a un proveedor nacional frente a uno
extranjero, tales como los subsidios públicos preferenciales.
Significativamente, también implica acabar con los monopolios públicos e imponer
la desregulación cuando una reglamentación es considerada demasiado desventajosa
para los inversores y proveedores de servicios extranjeros.
Consecuencias para
los servicios gubernamentales
Dirigentes de la
OMC descartaron e incluso ridiculizaron la noción de que el GATS provocará la
privatización de los servicios gubernamentales. Fundamentan su posición
señalando que un artículo del acuerdo estipula que el GATS no se aplica a los
servicios “prestados en el ejercicio de la autoridad gubernamental”, así como en
texto del GATS que protege el derecho de los gobiernos a la reglamentación. Pero
este tipo de términos brinda poco consuelo a quienes les preocupa la posibilidad
de limitar la reglamentación y la política gubernamental. Los grupos de presión
industriales del Norte no ocultan su intención de ingresar a los mercados de
infraestructura urbana del mundo en desarrollo. Sin embargo, es la letra chica
del Acuerdo que revela la verdad.
Según el GATS, un
servicio es “prestado en el ejercicio de la autoridad gubernamental” sólo cuando
“no se presta sobre una base comercial, ni en competencia con uno o más
proveedores de servicios”. Algo crucial es que ambos términos clave quedan sin
definir, y serán determinados sólo por órgano de solución de diferencias de la
OMC, que históricamente tienden a tomar partido contra la reglamentación
gubernamental. De manera similar, el GATS reconoce el “derecho de reglamentar”
sólo hasta el punto de que las reglamentaciones no sean contrarias al GATS, una
decisión que una vez más no será tomada por los gobiernos sino por grupos
especiales de solución de diferencias designados por la OMC. Por lo tanto, cada
vez que se asegure que el GATS protege los servicios gubernamentales se deberá
reaccionar con escepticismo, incluso desconfianza.
Alcance y
duración
El GATS cubre
virtualmente toda acción, regla o reglamentación que tenga un efecto directo o
indirecto sobre el comercio de los servicios. Como reconoce la OMC, el GATS
define el comercio de los servicios de manera tan general que se convierte en
“directamente relevante para muchas áreas de reglamentación que
tradicionalmente no estuvieron afectadas por las reglas de comercio
multilateral”. La naturaleza abarcativa del GATS amenaza con limitar seriamente
la capacidad de los gobiernos nacionales para emprender acciones o políticas en
aras de las prioridades sociales, ambientales o de desarrollo. Además, todo
compromiso para liberalizar los servicios que asuma un gobierno en respuesta a
la solicitud de otro país se aplicará a todos los miembros de la OMC, según la
regla de la Nación Más Favorecida.
Aun más
inquietante que el alcance del GATS es su virtual irreversibilidad.
Aunque es verdad que, en principio, un país puede desvincularse del compromiso
asumido con el GATS en un sector de servicios dado, en la práctica sólo puede
hacerlo indemnizando a los socios comerciales afectados o sufriendo represalias
en la forma de sanciones comerciales. La OMC señala que “dado que la
desvinculación resulta complicada, los compromisos [asumidos por los gobiernos
en un sector] son condiciones virtualmente garantidas”. Como observara Sinclair,
el GATS es impulsado por “un sesgo insidioso” que tergiversa los procesos
políticos nacionales: “Dondequiera que exista un consenso multipartidario
nacional, es concebible que perduren las excepciones específicas nacionales
[para los servicios]. Pero dondequiera que existan divisiones ideológicas
serias sobre temas contenciosos es probable que perduren las limitaciones
específicas nacionales que protegen [ciertos servicios nacionales] hasta
que un único gobierno comprometido con un enfoque orientado hacia el mercado las
elimine, obligando a todos los gobiernos futuros. De esta manera, el GATS
interfiere con el vaivén habitual de la vida política en una sociedad
democrática.”
Los intereses
detrás del GATS
La expansión del
GATS hacia nuevos sectores de servicios – como los servicios de infraestructura
prestados tradicionalmente y exclusivamente por los gobiernos – es una prioridad
en la agenda de la ronda actual de negociaciones de la OMC. Los gobiernos del
G-7 ven al comercio de los servicios – sectores donde son muy competitivos –
como una forma de reducir sus crecientes déficits comerciales. Más importante,
la apertura de nuevos mercados de servicios responde a poderosos intereses
nacionales. Dado que el sector de servicios suele constituir más de la mitad de
la producción económica de los países, representa la “última frontera” para las
firmas trasnacionales del Norte, especialmente para aquellas que tienen
posibilidades de crecimiento limitado en los maduros mercados de América del
Norte y Europa.
Estas compañías
utilizan su influencia política para presionar a sus gobiernos para ayudarlas a
forzar la apertura de los sectores de servicios tanto en los países en
desarrollo como en los desarrollados. Las principales organizaciones que
representan a estas firmas son la European Service Network y la U.S. Coalition
of Service Industries, un grupo de presión integrado por 67 miembros de los
cuales los 12 mayores tuvieron ingresos combinados por unos USD 700 mil millones
en 2000.
Al promover al GATS, el Representante de Comercio de Estados Unidos destacó que
“Estados Unidos es un exportador competitivo en cada” sector que se está
negociando.
Proceso de
negociación
Las negociaciones
del GATS se realizan en secreto. Rutinariamente, los gobiernos en negociaciones
con la OMC llegan a acuerdos sin el aporte ni el conocimiento de los
legisladores electos, ni que hablar de los ciudadanos. En abril la UE envió a 29
países en desarrollo solicitudes confidenciales para liberalizar una gran
variedad de sectores de servicios. El público fue informado de los detalles
críticos de las negociaciones sólo porque los documentos se filtraron a la
prensa.
La Declaración de
Doha fija plazos específicos para las negociaciones de Servicios:
-
30 de junio de
2002:
Solicitudes iniciales para liberalizar los sectores de servicios.
Las solicitudes se pueden pedir en cualquier sector de servicios y pueden
presentarse en todo momento durante las negociaciones hasta fines de 2004.
-
31 de marzo de
2003:
Plazo para que los miembros de la OMC realicen sus propuestas iniciales
para ampliar el alcance del GATS indicando los compromisos específicos
adicionales que están preparados para asumir.
-
Septiembre de
2003:
Negociaciones del GATS en México.
-
1 de enero de
2005:
Conclusión de la ronda actual de negociaciones OMC/GATS, incluso de aquellas
para ampliar el GATS.
Las solicitudes y propuestas iniciales
continuarán hasta esta fecha.
En teoría, todo
miembro de la OMC podrá hacer una solicitud a cualquier otro miembro. En la
práctica, la mayoría de las solicitudes que no se realizan entre países del
Norte se harán del Norte al Sur, debido a que los países del Norte son mucho más
competitivos en la mayoría de los servicios. Los países en desarrollo con poca
experiencia negociadora se encuentran presionados para tomar decisiones con
consecuencias de largo plazo, normalmente sin contar con un análisis sobre el
impacto de la política, y a menudo bajo extrema presión por los plazos en
cuestión. En otras palabras, si una vez que concluyan las negociaciones del GATS
un gobierno (o futuro gobierno) se percata de que debería haber insistido en una
excepción para un sector particular – por ejemplo, si la liberalización genera
un acceso desigual o mala calidad – ya será muy tarde para tomar medidas.
La necesidad de la
acción ciudadana
La posibilidad de
que el GATS penetre en sectores nuevos crece constantemente, lo cual hace que la
concienciación pública sea una cuestión de urgencia. La penetración del GATS
ocurre en dos etapas. Primero, los gobiernos proponen que el GATS se aplique a
servicios nuevos. En esta etapa, la acción ciudadana es fundamental para limitar
el alcance sectorial del Acuerdo. En el sector del agua, por ejemplo, el agua
potable no está incluida en el GATS actualmente. Por lo tanto, la movilización
es esencial para asegurar que la propuesta de la UE tendiente a aplicar el agua
potable al GATS sea rechazada en las negociaciones internacionales. (Los
servicios de saneamiento ya están incluidos como servicios ambientales).
Segundo, luego de que un sector es sometido a las reglas del GATS, se exhorta a
cada gobierno a realizar compromisos específicos para abrir ese sector. La
acción ciudadana debe responder a la expansión del GATS e impedirla en ambas
etapas.
Notas:
Nota del editor: Encontrará más información sobre el GATS en GATSwatch (www.gatswatch.org),
un boletín publicado en forma conjunta por Corporate Europe Observatory y
Transnational Institute, que brinda noticias actualizadas sobre el GATS. El
sitio web también incluye una lista de publicaciones útiles sobre el GATS.
Facing the Facts y otros estudios relacionados con el GATS se
encuentran en el sitio web del Canadian Centre for Policy Alternatives (www.policyalternatives.ca).
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