2002
El aporte de la Unión Europea a las Metas de Desarrollo del Milenio
Simon Stocker
EUROSTEP
La prueba real del compromiso de la UE con las Metas de Desarrollo del Milenio trascienden el uso de su presupuesto de ayuda, o incluso de la promoción de mayores niveles de AOD. El incremento de los recursos para las Metas del Milenio no tendrá éxito en sí mismo. La UE puede hacer un aporte importante en este sentido, pero su responsabilidad mundial también le exige responder a los desafíos en otros ámbitos del paradigma de desarrollo, como el marco macroeconómico. En definitiva, la UE será juzgada por su voluntad para tomar iniciativas audaces que ayuden a lograr un “entorno favorable” al desarrollo.
La introducción
de billetes y monedas euro a comienzos de 2002 concluye la sustitución de las
monedas nacionales en 12 de los 15 estados miembros por una moneda única.
Esta es una señal tangible de la evolución de la Unión Europea (UE) y de su
integración económica estable. Ya el euro intenta competir como moneda
internacional contra el dólar, y con el tiempo los países de la “zona euro”
actuarán cada vez más como una voz unida en las Instituciones Financieras
Internacionales.
El papel
internacional de la UE se extenderá a través de la expansión prevista de los
actuales 15 países miembros a, potencialmente, 28 en los próximos años. Se prevé
que las negociaciones con 10 de los 13 países candidatos concluirán a fines de
2002 con la posibilidad de que algunos, o incluso la suma de los 10, se
conviertan en miembros a principios de 2004.
Esto coincidiría con las próximas elecciones del Parlamento Europeo, previstas
para junio de ese año, y con la designación de una Comisión nueva, unos meses
después. La influencia de los futuros nuevos miembros ya se hace sentir, dado
que sus jefes de Estado y de gobierno fueron invitados a participar en pleno en
la Cumbre Europea de marzo de 2002.
Para preparar el
camino para estos cambios sustanciales se inauguró un proceso dirigido a indagar
sobre el “futuro de Europa”. En diciembre de 2001, los líderes de la UE fijaron
una Convención con la tarea de realizar propuestas sobre el futuro y
recomendaciones de cambio al Tratado de la Unión Europea. El tratado define los
objetivos y el alcance de la UE, así como las instituciones, sus facultades y
procedimientos. El objetivo es alcanzar un acuerdo sobre las modificaciones al
tratado antes de las elecciones del Parlamento Europeo en 2004.
En el frente
internacional, la UE ha buscado presentarse como defensora del desarrollo, y
especialmente de los países menos desarrollados y más marginales. En 2000, la UE
adoptó una política de desarrollo que, por primera vez, hizo de la reducción de
la pobreza el principal objetivo de su cooperación para el desarrollo.
En mayo de 2001 organizó la Tercera Conferencia de ONU para los Países Menos
Adelantados (PMA). En preparación para la conferencia adoptó la iniciativa “Todo
salvo las armas”, que proporciona acceso libre de impuestos y cuotas al mercado
de la UE a todos los productos de los PMA, con excepción de las armas.
La UE también ha
estado promoviendo activamente la ronda integral de negociaciones comerciales de
“desarrollo” en la Organización Mundial de Comercio (OMC), especialmente con el
objetivo de conseguir que los países en desarrollo apoyen sus intereses. Al
mismo tiempo, la UE pretende establecer una nueva generación de acuerdos de
libre comercio con grupos de países en desarrollo. Los 77 países del grupo de
Africa, el Caribe y el Pacífico (ACP), cuyos términos de cooperación con la UE
están definidos en el Acuerdo de Cotonou,
están comprometidos a iniciar negociaciones formales para crear Acuerdos de
Asociación Económica en septiembre de 2002.
Finalmente, en
preparación para la Conferencia de Naciones Unidas sobre Financiación para el
Desarrollo, en marzo de 2002, y la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible, que
se realizará en Johannesburgo seis meses después, los líderes de la UE han
comenzado a promover la necesidad de incrementar la ayuda oficial en respaldo de
la aplicación de las Metas de Desarrollo del Milenio. No sólo han confirmado su
apoyo a la meta de 0,7% que fijó la ONU para la Asistencia Oficial al Desarrollo
(AOD), sino que también pidieron que se tomen iniciativas “tangibles” para
conseguir ese objetivo.
La UE es fuente de más de la mitad de la AOD internacional.
Cuatro estados miembros de la UE proporcionan más de la meta de 0,7%,
y otros han establecido cronogramas para alcanzar el 0,7%.
Ya existe, por tanto, un fuerte ímpetu para aumentar la AOD en la UE como
entidad y es sobre esta base que la UE es capaz de aspirar al liderazgo mundial.
Incluso si la reciente decisión del nuevo gobierno conservador en Dinamarca de
recortar la ayuda un 10% socava esa aspiración, tampoco altera fundamentalmente
la situación, ya que Dinamarca seguirá estando dentro del grupo de países que
cumplieron la meta de 0,7%.
Incluso antes de
estas últimas novedades era evidente la potencia económica mundial de la UE.
Además de proporcionar más de la mitad de toda la AOD, la UE produce un tercio
del PBI mundial, más de la mitad del tercio de las exportaciones totales del
mercado mundial y la mitad de los egresos de las Inversiones Extranjeras
Directas. Asimismo, la UE como bloque tiene la mayor cantidad de votos en los
consejos directivos de las Instituciones Financieras Internacionales.
Hasta el momento,
el peso político de la UE no ha equiparado su influencia económica en la
comunidad internacional. En el pasado, e incluso ahora, los estados miembros de
la UE se resisten a comprometer sus prioridades externas individuales, que
reflejan sus propios intereses específicos. Las estrategias nacionales
individuales siguen socavando la aspiración a una posición política común, pero
la reciente modificación del Tratado de la UE dio pie a la elaboración paulatina
de una política exterior común.
Esto es especialmente evidente con respecto a las regiones fronterizas con la
UE. Con la introducción del euro, la UE agregó las dimensiones política y
monetaria externas a su postura común ante el comercio.
En estas tres
áreas de política, finanzas y comercio, los intereses internos de la UE son
decisivos para determinar la política y la práctica, como ocurre con todos los
estados. La proyección actual de la UE como líder mundial, y su defensa de los
intereses del mundo en desarrollo, deben fijarse en ese contexto.
Al nivel de la
Comisión Europea, la elaboración de una política exterior común está afectando
el papel tradicional de la UE en materia de cooperación para el desarrollo. La
Comisión Europea administra casi un quinto del total de la AOD mundial. La nueva
política de cooperación para el desarrollo adoptada en 2000 subrayó las
necesidades de los países en desarrollo, situó las metas internacionales de
desarrollo en el centro del proceso, y promovió el concepto de apropiación de
los países en desarrollo. Sin embargo, la política exterior común de la UE, más
fuerte, muestra indicios de eclipsar sus objetivos de desarrollo.
Existe la
inquietud de que las recientes reformas de la Comisión Europea conducirán a la
marginación de la política de desarrollo y que los recursos destinados a la
ayuda se utilizarán cada vez más en respaldo de las políticas comunes de la UE.
Las últimas reformas se apoyan en anteriores que se adoptaron ostensiblemente
para mejorar la eficacia del programa de ayuda de la Comisión. La política de
desarrollo está siendo separada de la aplicación del programa de ayuda. Además,
el actual Comisionado de Desarrollo es directamente responsable sólo de los
programas nacionales de Africa Subsahariana, el Caribe y el Pacífico, así como
de la ayuda humanitaria.
Los programas
nacionales para América Latina, Asia y el Mediterráneo dependen del Comisionado
de Relaciones Exteriores, cuya principal responsabilidad son las relaciones
políticas externas. El Comisionado de Relaciones Exteriores también preside el
consejo que supervisa la oficina EuropeAid en la Comisión.
EuropeAid fue creada como oficina técnica a principios de 2001. Está encargada
de implementar la mayoría de los programas de ayuda administrados por la
Comisión. Por consiguiente, ha crecido rápidamente en términos de personal,
inicialmente a costa de otras partes de la Comisión, especialmente del
Directorio para el Desarrollo. El Comisionado para el Desarrollo es un miembro
del consejo de EuropeAid, con la designación de Presidente-Director General.
El Parlamento
Europeo buscó, como parte de su autoridad presupuestal,
fijar un medio por el cual el programa de ayuda administrado por la Comisión se
dirigiera más claramente hacia su principal objetivo –la reducción de la
pobreza– y a apoyar directamente la consecución de las metas de desarrollo
internacional. Para el presupuesto de 2001, el Parlamento Europeo logró fijar
objetivos de producción para los programas de la UE en ACP, América Latina y
Asia. Estos se elaboraron de tal forma que identificaran las prioridades en el
uso de los recursos en esas regiones, según el sistema de categorización del
Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económicos (OCDE).
Las cifras indicativas se elaboraron sobre la base de datos estadísticos que la
Comisión brindó sobre el uso de sus recursos en años anteriores. La intención
era que estos indicadores se utilizaran como comparación con las cifras finales
cuando el Parlamento Europeo analice el presupuesto de 2001 en 2003.
Inicialmente, el
Directorio para el Desarrollo de la Comisión respaldó estas propuestas, pero
luego de las intervenciones de Relaciones Exteriores, la Comisión buscó eliminar
esos objetivos. Se argumentó que éstos ataban a la Comisión como un “chaleco de
fuerza” y no le brindaban la flexibilidad necesaria. También se sostuvo que al
fijar objetivos se contradecía la idea de la apropiación de los mismos por parte
de los países en desarrollo. Además se argumentó que, dado que el apoyo de la UE
correspondía a parte de los aportes generales de los donantes, quizá no fuera
adecuado que los fondos administrados por la Comisión se utilizaran para apoyar
sectores específicos ya que otros donantes podrían estar financiando esos
sectores previamente. Finalmente, la Comisión también declaró que no estaría en
condiciones de proporcionar la información estadística pretendida con los
sistemas actuales, y por tanto, el ejercicio era inútil.
El acuerdo
alcanzado entre el Parlamento Europeo y la Comisión para el presupuesto de 2002
implica que, dentro del presupuesto de la UE para ACP, América Latina y Asia,
una cifra total de 35% deberá destinarse al desarrollo social. “Incluyendo la
ayuda macroeconómica con la condicionalidad del sector social, se asignan a la
infraestructura social, principalmente a la educación y la salud, reconociendo
que la contribución de la UE debe ser vista como parte del apoyo general de los
donantes a los sectores sociales de un país dado y que la norma debe ser la
existencia de cierta flexibilidad”.
Al menos esto asegura el
uso responsable de los fondos administrados por la Comisión para cumplir las
Metas de Desarrollo del Milenio.
La prueba real
del compromiso de la UE con las Metas de Desarrollo del Milenio trasciende el
uso del presupuesto de ayuda de la UE, o incluso de la promoción de mayores
niveles de AOD. El incremento de los recursos para las Metas del Milenio no
tendrá éxito en sí mismo. La UE puede hacer un aporte importante en este
sentido, pero su responsabilidad mundial también le exige responder a los
desafíos en otros ámbitos del paradigma de desarrollo, como el marco
macroeconómico. A la UE le gusta proyectar la nueva ronda de la OMC acordada en
Doha como algo bueno para los países en desarrollo, pero esta interpretación es
discutida por muchos sectores.
Cumplir las Metas
de Desarrollo del Milenio también exige un “entorno favorable” que no es para
nada evidente en la mayoría de los países. En definitiva, la UE será juzgada por
su voluntad para tomar iniciativas audaces que ayuden a lograr dicho ambiente.
En este sentido, es fundamental que la UE tenga la voluntad de asegurar que sus
políticas externas reserven un espacio suficiente para proteger los intereses de
aquellos más allá de sus fronteras, y no sólo que busque políticas derivadas del
interés propio.
Notas:
|