1998
Africa: El BAfD contra la Cumbre Social
Tetteh Hormeku
Red del Tercer Mundo, Secretaría de África
Aunque hubo cierto progreso en la adopción de principios que demuestran sensibilidad hacia lo social en la elaboración de programas y políticas, disputas internas generadas por las relaciones de poder del Banco Africano de Desarrollo impidieron que éste, hasta el momento, movilizara nuevos recursos. Esta situación, junto con nuevas reglas para la concesión de préstamos adoptadas por el Banco en mayo de 1995, perpetuó la ya de por sí injusta distribución de los recursos del Banco en el continente, tanto en lo que refiere a países como a sectores económicos. Una de estas políticas es la decisión del Banco de reorientar sus préstamos hacia el sector privado de la economía y negarlos al sector públicos. Estos recursos dirigidos se otorgan con condiciones como la liberalización del mercado agrícola, las mismas políticas que niegan los subsidios a los factores de producción agrícolas e hicieron estragos entre los pobres y socavaron la producción alimentaria local con el "dumping" de granos de bajo costo del Norte en los países africanos.
Equidad y Banco Africano de Desarrollo
La Cumbre Social comprometió a los bancos de
desarrollo multilaterales a realizar tres acciones generales: (a) complementar
los préstamos de ajuste estructural con el incremento de los préstamos dirigidos
hacia el desarrollo; (b) conseguir el apoyo y la cooperación de organizaciones
regionales e internacionales y el sistema de las Naciones Unidas /en especial
las instituciones de Bretton Woods-, para la elaboración, administración social
y evaluación de las políticas de ajuste estructural, y para la implementación de
metas de desarrollo social y la integración a sus políticas, programas y
actividades; y (c) buscar nuevos y adicionales recursos financieros que sean
adecuados y previsibles, y que su movilizacion se realice de manera de maximizar
la disponibilidad de dichos recursos y utilizar las fuentes financieras y
mecanismos disponibles, entre otros, fuentes multilaterales, bilaterales y
privadas, inclusive condiciones concesionarias o de donación.
Como las políticas y los programas de ajuste
estructural fueron una de las principales fuentes de recientes iniciativas de
injusto desarrollo económico y social en la mayor parte del tercer mundo, la
implementación de los compromisos antes mencionados indicaría un avance hacia la
equidad. Por desgracia, la economía política del grupo del Banco Africano de
Desarrollo (BAfD) amenaza con desvirtuar los compromisos de la cumbre social.
Aunque hubo cierto progreso en la adopción de principios que demuestran
sensibilidad hacia lo social en la elaboración de programas y políticas,
disputas internas generadas por las relaciones de poder del Banco impidieron que
este, hasta el momento, movilizara nuevos recursos. Esta situación, junto con
nuevas reglas para la concesión de préstamos adoptadas por el Banco en mayo de
1995, perpetuó la ya de por sí injusta distribución de los recursos del Banco en
el continente, tanto en lo que refiere a países como a sectores económicos.
Asimismo, cuando finalmente se llegue a un acuerdo sobre los nuevos recursos,
las condiciones que probablemente se incluyan harán aun menos improbable la
acción integrada para revertir las injusticias de los ajustes estructurales.
Progreso Limitado en el Marco de las Políticas
operativas
En el periodo anterior y posterior a la Cumbre
Social, el grupo del BAfD adoptó ciertas medidas para resolver problemas de
larga data de sus operaciones. Uno de estos problemas se refería al ámbito de
las carteras de préstamos por países, en el que adoptó Revisiones de Carteras
por País (CPR) para reforzar medidas correctivas en la implementación de sus
proyectos. Las CPR incluyeron algunas medidas, aunque limitadas, en torno a la
deuda. Las medidas para ayudar a reducir la carga de la deuda que los países
receptores de préstamos mantienen con el Banco se limitan a cancelar préstamos
no redituables y/o devolver el saldo de los préstamos al fondo común para
redirigirlo a otras actividades.
También se adoptaron nuevos principios para
mejorar el marco de la política operativa del Banco. Entre ellos se encuentran
las políticas revisadas del sector de salud pública y la vivienda para
complementar la existente política de desarrollo urbano. Otros incluyen la idea
de que la reducción de la pobreza trascienda las actividades programáticas y
políticas. Se elaboraron perfiles de pobreza por país y planes de acción contra
la pobreza al preparar los Documentos de Estrategia por País (CSP). Las
inquietudes que planteen los perfiles se incluirán en los CSP. En 1995, se
concluyó el trabajo sobre perfiles de pobreza de seis países: Burkina Faso,
Burundi, Senegal, Malawi, Sierra Leona y Uganda. Los planes de acción contra la
pobreza, que señalan áreas potenciales para las actividades del Banco, fueron
completados para Malawi y Sierra Leona.
En términos de género, el Banco replanteó su
estrategia, para poder correlacionar temas de género en todas las actividades de
préstamo. La principal área de progreso aconteció con la adopción de un enfoque
interdisciplinario, que englobó temas como población y reducción de la pobreza,
junto con cambios de organización para que el género se transforme en
responsabilidad de todo el Banco y no sólo del departamento de WID (Mujeres en
Desarrollo) Con relación al ambiente, se incorporaron perfiles ambientales por
país y planes de acción como parte de las actividades de préstamo.
Hasta el momento, la mayor parte de esta
evolución está referida a los principios, y aún así limitada en sus concepciones
generales. Adecuarlos a los recursos, sin embargo, ya es otra cuestión. En este
sentido, junto al fracaso generalizado de la movilización de nuevos recursos
(ver a continuación), otras innovaciones en la política tienden a socavar el
pleno desarrollo de esta evolución. Una de estas políticas es la decisión del
Banco de reorientar sus préstamos hacia el sector privado de la economía y
negarlos al sector público. En 1995, el "Banco financió cinco proyectos del
sector privado. Pero más importante en el futuro será la mayor atención y la
nueva orientación que se le dará al sector privado, como parte de las reformas
en curso. Al incorporar cambios que ayudarán a obtener un apoyo sólido y
efectivo al sector privado... La Institución podrá asistir en el aumento del
flujo de recursos financieros al servir como catalítico y movilizador de capital
privado, tanto externo como nacional" [Esta y otras citas directas provienen
del Informe Anual del BAfD de 1995].
Sin duda esta evolución es coherente con la
evolución general de otras instituciones financieras multilaterales,
especialmente el Banco Mundial. También se debe a la presión de algunos de los
principales agentes financieros del Banco, especialmente del Norte industrial
avanzado. La mayor parte de las fuentes de operaciones bilaterales del Banco se
obtuvieron de esta manera. Aunque hubo una disminución general de los recursos
de estos ámbitos, con 44% menos en 1995 que en 1994, los fondos se dirigieron
principalmente al sector privado y a la institucionalización de las fuerzas del
mercado para la distribución de los recursos. Por ejemplo, el total de 5
millones de dólares de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (USAID) se dirigió a este sector, con una pequeña parte dedicada
al ambiente.
La primera inquietud que surge sobre esta
reorientación es que estos recursos dirigidos se otorgan con condiciones como la
liberalización del mercado agrícola, las mismas políticas que niegan los
subsidios a los factores de producción agrícolas e hicieron estragos entre los
pobres y socavaron la producción alimentaria local con el "dumping" de granos de
bajo costo del Norte en los países africanos.
La segunda inquietud es que la calidad de las
actividades del sector privado hasta el momento es variable y no hace pensar que
las operaciones estén dirigidas a generar en forma constante el tipo de
consecuencias sociales y de desarrollo previstas en los compromisos de la Cumbre
Social que justificarían la reducción de las actividades del sector público. En
1995, los proyectos incluyeron una refinería de sal en Senegal con una capacidad
para generar 85 nuevos empleos y una generación de valor de 4.752 millones de
francos CFA en 10 años; un hotel de 5 estrellas orientado hacia el turismo en
Seychelles, con generación de 31 nuevos empleos, con una capacidad neta de
cambio de moneda extranjera de 14,3 millones de dólares en 10 años; un complejo
privado para procesar y almacenar cereales en Sudán, con 100 nuevos empleos;
fabricación de refrigeradores para el hogar en Zimbabwe, con un ingreso estimado
en 10 años de 55 millones de dólares, y oportunidades de empleo para 160
personas; y la ampliación de una fábrica textil en Zambia, con 433 nuevos
empleos y capacidad para generar ingresos por 25 millones de dólares por año.
En tercer lugar, esta reorientación se propone
utilizar fondos de la ventanilla de créditos concesionales del Banco para apoyar
las actividades del sector privado en grandes proyectos de infraestructura,
inclusive represas eléctricas. En gran medida debido a las demandas de Estados
Unidos, el Banco pretende incrementar este tipo de actividades hasta 25% de sus
actividades de préstamo totales, y recuerda a una redefinición similar de los
fondos de AIF, la ventanilla de préstamos blandos del Banco Mundial. En el
último caso, la primera actividad de su tipo fue brindar apoyo a un proyecto de
energía hidroeléctrica de gran escala en Laos, con una supuesta capacidad de
exportación.
El problema es preocupante si se considera la
reducción de los recursos del BAfD y el hecho de que no existan recursos
disponibles para 39 países africanos pobres que sólo pueden recibir créditos de
la ventanilla de préstamos blandos. El problema de la disponibilidad de recursos
y la política que la cocierne constituye el mayor obstáculo a la capacidad del
Banco para contribuir con el cumplimiento de los compromisos de la cumbre social
en materia de equidad.
Recursos inadecuados del Banco e inequidad
agravada
Los problemas de recursos del BAfD provienen de
dos fuentes. La primera refiere a la cartera de proyectos del Banco y su
estructura de deudas, la salud financiera del Banco. La segunda surge de la
estructura de propiedad dividida en acciones del Banco y los intentos por
cambiarla. Aunque hubo gran revuelo en los últimos años por el primer problema,
el de la propiedad accionaria resultó más difícil de resolver. El grupo
comprende tres ventanillas.. La primera es la ventanilla de préstamos duros del
Banco Africano de Desarrollo (BAfD), financiada con acciones por suscripción de
sus miembros, representados por 53 países africanos (los países miembros
regionales) con 66,3% del total de la propiedad de las acciones y 24 miembros no
africanos, los extrarregionales, con 33,69%. En conjunto, los países miembros
regionales comprenden 65,5% del poder de voto, contra 34,5% para los
extrarregionales. El segundo miembro del grupo es el Fondo Africano de
Desarrollo (ADF), la ventanilla de préstamos concesionales, con 26 miembros, (el
BAfD y 25 extrarregionales), financiado con aportes periódicos principalmente de
los miembros extrarregionales. El último miembro del grupo es el Fondo de
Fideicomiso de Nigeria, financiado principalmente por Nigeria.
El problema existente radica en la discrepancia
sobre el reclamo de los extrarregionales para aumentar su propiedad accionaria
al nivel de los países regionales, con el correspondiente poder de voto, o de no
ser posible, establecer una nueva estructura directora que establezca una
mayoría de 75% en el Consejo Ejecutivo para las decisiones importantes.
Cualquiera de las opciones tiene el fin de otorgar a los miembros
extrarregionales la facultad de vetar las "grandes" decisiones del Banco. Esta
discrepancia fue parte de los problemas que generaron años de acritud e
incertidumbre entre los accionistas del Banco y afectó la posición de la
institución en los mercados de capitales. En 1995, mientras tres de las
principales agencias calificadoras de riesgo confirmaron la calificación de
triple A del Banco, la cuarta degradó su deuda prioritaria y subordinada de
triple A y doble A a doble A+ y doble A- respectivamente. Estas calificaciones
provienen, y a la vez afectan, la percepción de la solvencia crediticia del
Banco y su capacidad para conseguir capital.
La falta de acuerdo sobre los reclamos de mayor
poder por parte de los miembros extrarregionales provocó al Banco dificultades
para movilizar recursos. La misma retrasó constantemente la ulterior
capitalización del Af DB así como todo nuevo aporte del ADF que controlan los
miembros extrarregionales. Los recursos (*) que el Banco tenía en
diciembre de 1995 no cambiaron en gran medida: 24.100 millones de dólares. De
esta cantidad, el BAfD tenía 52,9%, 45,2% el ADF, y 1,8% el Fondo de
Fideicomiso. Asimismo, las ganancias del grupo representaron 1.200 millones de
dólares, con 600 millones movilizados a través de mercados de capital
principalmente para cumplir con requisitos de desembolso.
Durante el encuentro anual del Banco en mayo de
1997, el presidente Omar Kabbaj indicó que el Banco necesita un incremento
moderado de capital entre 33 y 50% sobre la base de capital de 23.000 millones
de dólares para fortalecer su posición en el mediano plazo y permitir más
"espacio financiero" para sus actividades. En la misma reunión, los miembros
extrarregionales respaldaron sus reclamos con la amenaza de bloquear el segundo
tramo de sus aportes de 3.000 millones de dólares al Fondo. La amenaza también
promete afectar los fondos para el incremento de capital de la filial del BAfD,
socavando la capacidad del BAfD para reunir fondos de los mercados financieros,
donde obtiene la mayor parte de sus recursos operativos.
La dificultad sobre la reposición del ADF generó
otro problema. En mayo de 1995, como parte de un paquete de políticas para
abordar la falta de pago de préstamos por la mayor parte de los países miembros
africanos debido a su pésimo rendimiento económico, se tomó la decisión de
reclasificar la habilitación de los países para solicitar préstamos de una de
las filiales del Banco. Como resultado, sólo 10 países pueden solicitar
préstamos del BAfD, tres pueden pedir a ambas filiales, y los 39 países
africanos más pobres sólo pueden pedir al ADF. La falta de reposición del ADF
significa que no habrá nuevos recursos para apoyar los programas de inversión y
las posibilidades de crecimiento de estos países. Los países pobres sólo tienen
acceso a la ventanilla del BAfD para "actividades del sector privado y fondos
limitados para proyectos de enclave".
El resultado de todo esto puede observarse en los
préstamos aprobados para 1995, que por lo general siguen en pie. En ausencia de
los nuevos recursos del ADF, el programa de préstamos para 1995 quedó limitado
por la disminuida capacidad de absorción de los recursos no concesionarios de
parte de los países miembros regionales de bajos ingresos. Los préstamos
aprobados por el Banco ascendieron a UA 449,74 millones; 6 préstamos con
garantía pública por un total de UA 437,60 millones y 5 préstamos al sector
privado por UA12,14 millones. Debido a la nueva política de préstamos del Banco,
los países que sólo pueden acceder al ADF recibieron UA 9,38 millones, 2,1% para
préstamos del sector privado; los países que acceden a préstamos de ambas
filiales recibieron UA 1,75, o sea 0,4% y los países que acceden a préstamos del
BAfD recibieron UA 438,61 millones, equivalente a 97,5% del total.
La situación se manifiesta en la desproporcionada
distribución subregional de los recursos del Banco en el continente. Los países
de la subregión de África del Norte, en la que predominan países que acceden
sólo al BAfD o a ambas filiales, obtuvieron 85,9% de todos los préstamos y
concesiones; 11,8% se destinó a los países de la subregión de Africa Central; la
región de Africa Austral recibió 2%; Africa Oriental 0,2% y Africa Occidental
0,1%.
Otra consecuencia es el sesgo que existe contra
la agricultura en la distribución sectorial de los préstamos. En 1995, de las
aprobaciones acumuladas de préstamos, o sea los préstamos y concesiones
aprobadas en años anteriores, el sector agrícola recibía 24,4% de los mismos
distribuidos entre 527 préstamos y concesiones; las empresas públicas recibieron
21,5% para 406 préstamos y concesiones; el transporte recibió 16,9% en 375
préstamos y concesiones; la industria recibió 16,2% en 249 préstamos y
concesiones y la categoría multisectorial, que incluye las actividades de
política estatal y para alivio de la pobreza, 11,3% en 104 préstamos y
concesiones; y el sector social, educación y salud, recibió 9,6% en 270
préstamos y concesiones.
Cuando sólo se toman en cuenta los préstamos y
concesiones en 1995, el sector industrial, con mayores préstamos al sector
privado, recibió 38,3% mientras que la agricultura obtuvo 2,1%. En las propias
palabras del Banco, "la modesta participación de la agricultura responde
condiciones de los países que, en general, impiden el uso de financiación
extraconcesionaria para proyectos y programas agrícolas".
Esta parcialidad se extiende incluso a las
interacciones de cooperación entre el Banco y los donantes bilaterales e
instituciones regionales. En 1995, a pesar de una serie de discusiones entre el
BAfD y el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (IFAD), no se aprobó
ningún proyecto de cofinanciación debido a la falta de existencia de recursos
extraconcesionarios del ADF. Ocurrió lo mismo con la Organización para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), donde se redujeron las actividades de
cofinanciación, con sólo 2,5 millones de dólares disponibles para la
identificación de proyectos y misiones de preparación.
Este síntoma es parte de una tendencia mayor: la
menor capacidad del Banco para movilizar más recursos de donantes bilaterales y
otras instituciones multilaterales, por lo que no cumple con uno de los
compromisos de la cumbre social. Como ya se indicó, el apoyo de Estados Unidos,
Canadá, Austria y los países nórdicos disminuyó 44% en 1995 comparado con 1994.
Sus operaciones de cofinanciación con instituciones multilaterales de finanzas
también resultaron perjudicadas. En 1995, el Banco mantuvo 16 operaciones de
cofinanciación que ascendieron a 533,13 millones de dólares, todas limitadas a
préstamos extraconcesionarios. Por el contrario, en 1993, las operaciones de
cofinanciación ascendieron a 3.701 millones, cayendo a 1.740 millones en 1994.
La preocupación por los problemas de recursos que
subyacen en la parcialidad operativa del Banco contra los pobres del continente,
tanto en términos de país como de sector, va en aumento, también dentro del
Banco. La inquietud, sin embargo, es que es probable que los problemas políticos
que son responsables por la situación se resuelvan con la redefinición de una
misión del Banco que convertiría a sus operaciones en no menos injustas que la
situación actual.
El Futuro: Resolución de problemas de recursos
a través de cambios en la estructura accionaria
La asamblea general anual de Banco en mayo de
1997 concluyó con señales de un acuerdo para un importante aumento de capital en
1998. Pero el mismo se debió a que los delegados adoptaron propuestas para que
el Banco financiara varios importantes proyectos de infraestructura y aportara
más inversión privada. Detrás se hallaba una alianza política que alejaría la
resolución sobre la debatida cuestión de la estructura accionaria y propiedad
del BAfD de quienes favorecen una misión específicamente africana para el Banco.
La mayoría de los accionistas africanos aceptan que la oferta de una mayor
participación a accionistas extrarregionales generará una mejor calificación del
BAfD, lo que permitirá que acceda a préstamos más económicos en los mercados de
capital. Sin embargo, Nigeria y Uganda se oponen a la reducción de la
participación africana mayoritaria de 2/3 de las acciones, especialmente en
vista del poder que tendrían los accionistas extrarregionales sobre las
decisiones de política del Banco. Nigeria indicó que está preparada para comprar
y depositar las acciones de países africanos que no puedan pagar su
participación en el próximo incremento de capital del Banco, en nombre de esos
países.
La mayoría de la población, especialmente grupos
de la sociedad civil africana, cree que la disputa tendrá grandes repercusiones
en la capacidad del Banco para operar en función de los intereses específicos de
Africa. Es probable que el control decisivo de los miembros extrarregionales
(especialmente de Europa Occidental, Canadá y Estados Unidos) sobre la política
del Banco conduzcan a la institución a ocupar un papel que simplemente refleje
las políticas que el Banco Mundial indica para Africa. Muchos sostienen que el
BAfD ya se aventuró demasiado en esa dirección.
Algunos de los elementos de esta tendencia
incluyen el hecho de que, desde la segunda mitad de los años 80, los préstamos
para ajustes estructurales se incorporaron a la cartera del BAfD, principalmente
en la forma de cofinanciación con el Banco Mundial y el FMI, representando hasta
20% de la cartera de préstamos en 1993. También se incorpora la filial del
sector privado de préstamos sin garantías, con el objeto de otorgar fondos
directamente a empresas de propiedad privada ya sea a través de préstamos de
garantía subsidiaria o la participación en acciones. Entre 1991 y 1993, se
aprobaron 13 proyectos por valor de 174 millones de dólares en la forma de
acciones y préstamos garantidos no gubernamentales. Esto profundiza la
disminución de préstamos del sector público a favor de préstamos del sector
privado, en el contexto de una restricción general de los recursos del Banco.
Nuevas líneas de crédito y donaciones
(establecidas, por ejemplo, para la ayuda de emergencia, mujeres y desarrollo),
reflejaron políticas de desarrollo en el Banco Mundial y podrían haber sido
impulsadas por la lógica de la cofinanciación en lugar de la lógica de
programación independiente. Por el contrario, la inversión en el "capital
humano", especialmente en la educación básica, generalmente tuvo una importancia
menor en el Banco. Aun frente a la reciente retórica sobre la "teoría del
crecimiento endógeno" basada en la productividad del capital humano, la
atención del Banco parece estar acaparada por "cuestiones populares para los
donantes como el ambiente, el género, el sector privado, planes de microcréditos,
y participación, etc." Sobre todo, el rol del Banco en el asesoramiento y
comunicación en relación a sus políticas es menor. Sus préstamos basados en su
política sencillamente se adhieren a la práctica del Banco Mundial, y están
definidos por esos parámetros. La investigación y los análisis del Banco reciben
un tratamiento de menor seriedad que los del Banco Mundial o aun de otros bancos
multilaterales de desarrollo.
En una reunión en Harare en agosto de 1996, 20
redes de ONG africanas que expresaron temores similares, reclamaron que el Banco
tomara una actitud diferente para ayudar al continente a reducir las presiones
negativas de la globalización y a aumentar sus oportunidades en el sistema
mundial. Exigieron que el Banco otorgue ayuda financiera para fomentar y
desarrollar análisis e ideas sobre administración de política económica que sean
sensibles a los problemas económicos de África, y no basados en la aplicación
indiscriminada de los principios del mercado. Asimismo, que el Banco tenga un
rol fundamental en la formulación del programa de desarrollo de África y se
asegure de que sea autóctono (dos roles usurpados por las instituciones de
Bretton Woods), y que apoye y construya la capacidad nacional y subregional para
la financiación del desarrollo.
Es poco probable que estas inquietudes encuentren
apoyo en una estructura en que los accionistas extrarregionales tienen poder de
veto en los temas más importantes. Estados Unidos, que dirige la ofensiva de los
miembros extrarregionales, ya elaboró, en su política económica para África,
reformas que aseguren que el BAfD intensifique su cooperación con el Banco
Mundial y el FMI en préstamos condicionados a las políticas de éstos . Por
tanto, las perspectivas para el futuro son de una mayor intervención del tipo de
programas de ajuste estructural en las economías africanas. Estados Unidos
también pretende transformar la política crediticia del ADF, la filial de
préstamos blandos, para que se concentre más en las actividades del sector
privado, especialmente en la infraestructura, con un objetivo de 25% de los
préstamos totales.
En la batalla en curso sobre la estructura
accionaria del Banco, Nigeria y Uganda, que insisten que el BAfD mantenga la
esencia de su misión original, parecen aisladas. La alianza, dirigida por
Nigeria, de accionistas africanos que apoyaron la candidatura presidencial de
Kabbaj contra el candidato favorecido por los miembros extrarregionales en las
elecciones de 1995, está bajo tensión. Esto se debe en parte a que la política
de Kabbaj se adaptó en la práctica a la perspectiva de los miembros
extrarregionales, por lo que funcionarios de Nigeria lo acusaron de renegar de
sus promesas electorales en apoyo de la posición nigeriana sobre "el carácter
africano del Banco", entre otras cosas.
Por otra parte, la ofensiva de Estados Unidos y
los miembros extrarregionales no es facilitada sólo por la general aceptación de
los accionistas africanos del poder extrarregional a cambio del aumento de
capital. También parece haber adquirido peso por el apoyo de Sudáfrica, que
parece compartir algunas de las preferencias básicas de la política de
financiación de Estados Unidos.
Se puede hallar evidencia de esta alianza y su
orientación en el tono del respaldo que se brindó a la República Democrática de
Congo (ex Zaire). Sudáfrica, Estados Unidos y Gran Bretaña, solicitaron que el
BAfD otorgue ayuda a Kabila para reconstruir su país, con la condición de que el
nuevo gobierno debe comprometerse con "profundas" reformas económicas y
políticas. Omar Kabbaj dijo que el gobierno de Kabila debe respaldar un programa
de reformas supervisado a nivel internacional para conseguir ayuda financiera.
Una misión de Estados Unidos encabezada por el embajador Bill Richardson estuvo
en Kinshasa para evaluar la inclinación de Kabila hacia, entre otras cosas, el
tipo de reformas económicas lideradas por la inversión privada en la que Estados
Unidos presiona al BAfD para que concentre su financiación. Por tanto, coherente
con las reformas exigidas por Estados Unidos, el dinero del ADF podría estar
pronto a disposición de la explotación por parte del sector privado del enorme
potencial hidroeléctrico de Congo-K, algo que pretenden tanto compañías de
Estados Unidos y Sudáfrica, sin mencionar la riqueza mineral y las fértiles
tierras de la República Democrática de Congo.
Es de esperar que el futuro del Banco Africano de
Desarrollo no se limite a la extracción de los minerales, energía hidroeléctrica
y las tierras fagrícolas de la R.D. de Congo. De otra forma, sería el fin del
sueño de un banco africano con una misión específicamente africana. En ese caso,
es probable que no cambie mucho el sesgo operativo actual contra los países
pobres del continente por parte del Banco, así como contra los sectores donde es
más necesaria la acción para asegurar un desarrollo social justo. En su lugar,
lo que ahora es el resultado, por defecto, de luchas intestinas de poder y el
efecto acumulado de malas actuaciones financieras y de administración, será el
resultado de una política consciente que concentre el apoyo al sector privado, y
la distribución de recursos por parte del mercado, a expensas de la acción
general de desarrollo para construir la capacidad económica de los países pobres
de África y los pobres en estos países. Igualmente, el cumplimiento de los
compromisos de la cumbre social habrían tomado muchos pasos decisivos hacia
atrás.
Referencias
1. Banco Africano de Desarrollo y Fondo Africano
de Desarrollo Informe Anual, 1995.
2. Africa Confidential Vol 37 No 12, 6 de
junio de 1997
(*) Los recursos totales por rubro
incluyen: (a) capital integrado(BAfD); (b) capital representado por préstamos
obtenidos del mercado (BAfD); (c) capital suscrito, suscripciones, no dinero en
efectivo; (d) reposiciones de fondos y suscripciones (ADF); y utilidades, que
pueden estar simplemente en libros.
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