1997
El Banco Mundial en la mira de las mujeres
Laura Frade
A pesar de que el Banco Mundial tiene el objetivo
de reducir la pobreza al promover el desarrollo basado en el aumento del
crecimiento económico; sus políticas no han alcanzado esta meta. Por el
contrario los programas de ajuste estructural que éste impulsa junto con el
Fondo Monetario Internacional y los Bancos regionales, han aumentado la carga de
la pobreza en las mujeres. La contradicción entre sus políticas y metas es
evidente.
Debido a esto, en la Cuarta Conferencia Mundial
de la mujer, se reconoció que: "Las políticas macro y microeconómicas,
incluyendo el ajuste estructural, no siempre han sido diseñados tomando en
consideración su impacto en las mujeres y las niñas, especialmente de las que
viven en la pobreza", y más adelante añade que: "Las políticas macroeconómicas
deben replantearse y reformularse".1
Dadas estas contradicciones, durante la Cuarta
Conferencia Internacional de la Mujer, las mujeres reunidas en Beijing decidimos
lanzar una campaña, en la cual las ONGs, las organizaciones sociales y las
mujeres del mundo, podamos monitorear, dar seguimiento e influenciar las
políticas diseñadas por estas instituciones, especialmente el Banco Mundial, con
los objetivos de: "Aumentar la participación de las mujeres de base en el diseño
de las políticas macroeconómicas, institucionalizar la perspectiva de género
como una práctica estandarizada en sus políticas y programas, aumentar la
inversión del banco en los sectores de educación, salud, agricultura, propiedad
de la tierra, empleo y servicios financieros para las mujeres"; y por último:
"implementar totalmente las recomendaciones del Reporte Stern, para aumentar el
número y la diversidad racial de las mujeres en posiciones de dirección, hacia
el interior del banco". En conclusión, buscamos una transformación de esta
institución para que responda a nuestras necesidades.
Estos objetivos se plasmaron en una carta firmada
por 900 organizaciones de mujeres de todas partes del mundo que fue entregada
personalmente a John Wolfensohn, presidente del Banco Mundial, en una visita que
hizo a la Cuarta Conferencia en Beijing. Durante la misma, él se comprometió a
dar cumplimiento a nuestras demandas.
En este primer año desde la conferencia, el Banco
ha tratado de implementar una serie de actividades que respondan a esta carta.
Para comprender el impacto de las mismas tendríamos que analizar cómo ha estado
trabajando el banco desde la perspectiva de género en los últimos años, no sólo
a nivel de los programas de ajuste estructural cuyos impactos ya conocemos, si
no también en sus programas y proyectos.
La estrategia del "mainstreaming
gender"
La estrategia central del Banco en relación al
tema de género, en la práctica se ha traducido como "mainstreaming gender", lo
que quiere decir encauzar la perspectiva de género para que se considere un área
prioritaria dentro de las actividades que éste realiza en todos los niveles,
desde los Task Managers que diseñan los proyectos de inversión hasta los
Vicepresidentes y Directores Ejecutivos. Esto implica que el género se pretende
incorporar como una perspectiva a todos los demás sectores de atención del
Banco, más que como un tema específico. Bajo este lineamiento, últimamente ha
instalado especialistas de género en las oficinas regionales además de tener una
unidad de género en el departamento de desarrollo, proclamando que mantiene una
metodología participativa en sus proyectos, lo que implica que las ONGs son
tomadas en cuenta dentro de este proceso.
Según el Banco, el incremento más importante de
inversión en los proyectos relacionados al género se dio de 1967 a 1985 en un
7%, lo que significó un tercio de los proyectos que financió. El 41% de los
proyectos con componente de género se otorgó a Africa mientras que sólo el 15%
se otorgó a América Latina, sin embargo, si comparamos el portafolio de
proyectos recibidos por la primera región, nos damos cuenta de que en realidad
no está tan desparejo, ya que sólo el 16% de todos los proyectos otorgados a
Africa tiene componente de género, cuando en Latino América la inversión es sólo
el 9% del total del portafolio.2
Pero lo más interesante a señalar es cómo se
traducen exactamente las políticas de género en los proyectos implementados en
los países. Resulta importante mencionar que al realizar una revisión interna de
la acción en este tema, la unidad de género del banco los clasificó de acuerdo a
un rango, otorgando un 2 a los proyectos que tienen un componente sustancial de
género (lo que implica que una cantidad directa de los fondos otorgados se
dirigirán a mujeres), 1 a los que mencionan someramente asuntos "de mujeres"
como benefactoras directas o indirectas del proyecto, y 0 a los que no lo
hacen.3 Cabe mencionar que los prestamos para ajustes estructurales no son
considerados proyectos, por lo que no entran en esta clasificación, como si no
tuvieran consecuencias para nosotras, y que las sectores de inversión en los que
más trabaja el Banco desde la perspectiva de género, son la salud de las
mujeres, la población y, principalmente, la educación. Sin embargo los
desembolsos más fuertes del Banco todavía se van hacia los sectores llamados "Hard
Sectors", esto es hacia los caminos, las presas, la electrificación, la
industrialización, o sea a los que promueven directamente el desarrollo
económico desde su punto de vista.
Sin embargo, cuando se ha otorgado un 2 en el
ranking de revisión, no quiere decir que específicamente los fondos se dediquen
a la problemática propia generada por la desigualdad entre los géneros, sino a
cualquier asunto relacionado con las mujeres.
¿Cómo se concreta su
estrategia?
Para ejemplificar la práctica de género del
banco, podemos analizar a México, puesto que según la Unidad de Género de dicha
institución,4 el 51% del total del portafolio de los proyectos con este
componente en la región Latino Americana se han otorgado a este país, lo que se
concretiza en la inclusión de un párrafo específico en el que se habla de los
beneficios que recibirán las mujeres por la implementación de un proyecto
determinado, como ya se mencionó.
Sin embargo, habría que hacerse la pregunta: ¿que
quiere decir exactamente un componente de género? Tomemos por ejemplo el caso
del proyecto "Second Primary Education Project (Segundo Proyecto de Educación
Primaria)", cuyo objetivo es el de mejorar la calidad y la eficiencia de la
educación primaria en 10 estados del país con altos índices de pobreza y baja
escolaridad, así como el de disminuir sus deficiencias y traerlos así a los
standares educativos nacionales.5 En los beneficios y riesgos se menciona el
impacto en las mujeres, en el que se dice que aproximadamente la mitad de los
beneficiarios serán las niñas que asistan a la escuela, cuyas oportunidades de
tener acceso a niveles más altos de educación y de trabajo serán incrementadas
por el simple hecho de mejorar la calidad en el servicio de la educación.
Además, agrega que más beneficios serán esperados puesto que las investigaciones
señalan que el nivel educativo de las mujeres tiene efectos positivos en su
status de salud y en la de sus hijos, así como en la baja de los índices de
fertilidad. Indica también que el impacto será especialmente significativo para
las niñas de las poblaciones indígenas, puesto que podrán asistir a la escuela.
Las actividades básicas de este proyecto son las
siguientes: desarrollo de los recursos humanos mediante la capacitación a
maestros y directores, adquisición de material didáctico para alumnos y
maestros, rincones de lectura, textos y materiales educativos para la población
indígena, rehabilitación y construcción de salones, y fortalecimiento
institucional dando asistencia a los gobiernos estatales en el proceso de
descentralización.
Este proyecto tiene, según la definición del
banco, un fuerte componente de género; sin embargo, habría que ver si
verdaderamente lo que significa nuestra perspectiva queda incorporada en los
proyectos, ya que para empezar desde su diseño, los indicadores en los cuales se
han basado los mismos no cuentan con datos disgregados por sexo. Pareciera como
si desde el discurso a la práctica hubiera un inmenso abismo, ya que cuentan con
investigaciones en las que ellos mismos demuestran que a un grado superior de
escolaridad la mujer aumenta sus posibilidades de que trabaje en el futuro, que
los mayores ingresos de las mujeres redundan en un beneficio directo a las y los
niños, que el alfabetismo femenino reduce la mortalidad infantil más que un
mejor acceso a los servicios de salud general, que las inversiones en la
educación de las mujeres se extienden a la siguiente generación, que la
inversión en servicios de obstetricia y planificación familiar disminuye la
mortalidad materna, etc. Pero todas estas grandes investigaciones, en la mayoría
de los casos, no se concretizan en la práctica, no sólo porque no están
diseñando e implementando los proyectos desde la perspectiva de género, si no
porque sus diagnósticos iniciales tampoco incorporan datos disgregados por sexo,
partiendo de un todo general, en estudios en los que sólo han participado las
instituciones oficiales que son las que básicamente aportan los datos.
Además, se carece de una metodología adecuada
para la implementación de las políticas de género que ellos dicen se llevarán a
cabo mediante la realización de los proyectos, estableciendo así un gran vacío
entre sus componentes y la práctica misma. Como si la comprobación de sus
investigaciones fuera suficiente para que el diseño y la implementación de sus
políticas y programas se puedan realizar sin un procedimiento y actividades
propias, para alcanzar los supuestos beneficios que dicen se adquirirán para
nosotras. Por ejemplo, ¿sólo por mejorar la calidad de la educación elaborando
libros de texto en las lenguas indígenas las niñas ingresaran a la escuela? ¿o
sería necesario impulsar actividades concretas para que algunas tradiciones muy
arraigadas a sus culturas puedan modificarse con ello se posibilite su ingreso
real a la educación?
Adicionalmente, el Banco parte de una concepción
mercantilista del género, en la que dentro del marco referencial del modelo
neoliberal de desarrollo, las mujeres le somos útiles, ya que nuestra
incorporación al mercado laboral produce grandes rendimientos. Los proyectos o
investigaciones sobre género del banco siempre hacen referencia a la ganancia
obtenida si tal o cuál acción se realiza para nosotras. Esto quiere decir, que
las razones para la inversión del banco en las mujeres siempre está en función
de lo que se pueda obtener. Por ejemplo: a mayor escolaridad, menos hijos,
entonces invirtamos en educación. Si bien es cierto que el Banco es un banco y
no puede estar fuera de un contexto económico que le garantice sus inversiones,
también es cierto que no siempre la funcionalidad es garantía para lograr estos
objetivos. Por ejemplo, la inversión en material didáctico, ¿asegurará que la
problemática cultural generada por la desigualdad entre los géneros sea
erradicada? ¿o por el contrario, dado que los contenidos educativos poseen una
serie de elementos patriarcales, el aumentar la inversión en este tipo de
material contribuirá al fortalecimiento de una sociedad que impide el acceso de
las niñas a la educación y con esto al desarrollo.?
Este tipo de perspectiva de género netamente
mercantil, influye también el diseño de la política macroeconómica,
concretamente en el cambio a las legislaciones que se promueven en los programas
de ajuste estructural de un país. En la publicación del Banco Mundial "Mujeres
trabajadoras en Latinoamérica: Brechas de participación, remuneración y política
pública",6 la autora hace mención a lo siguiente: "Algunas leyes, y
particularmente las leyes de protección, son de hecho discriminatorias en contra
de la mujer. En muchos casos, estas imponen restricciones innecesarias a las
oportunidades de empleo. Pocos discutirían la necesidad de leyes que protejan y
provean beneficios especiales a la mujer durante el embarazo y el alumbramiento.
Sin embargo, una revisión de estas leyes muestra que éstas frecuentemente tienen
el efecto de alentar a los empleadores a discriminar en contra de las
trabajadoras", y más adelante concluye: "La modificación y la reforma de las
leyes de protección constituyen evidentemente el primer paso en la eliminación
de los obstáculos a la participación y la ascendente remuneración relativa de la
mujer".
Si bien es cierto que en algunos países hay
impedimentos legales para la plena participación laboral de las mujeres (como lo
sería el no poder hacer turnos nocturnos, trabajar al lado de máquinas y
químicos, etc.), también es real que muchas de estas leyes son el resultado de
nuestro proceso histórico de lucha en contra de la discriminación, como las
leyes para la licencia durante el embarazo, parto y postparto. Sin embargo, en
lugar de analizar desde una perspectiva más social y antropológica este hecho,
se le adjudica una razón netamente económica a una situación cuyas raíces
fundamentales están en una sociedad patriarcal que no tiene la capacidad para
atender las necesidades económico-sociales de su población, particularmente de
las mujeres.
Las respuestas
Como respuesta a nuestras demandas en Beijing,
John Wolfensohn ha dado ciertos pasos: primeramente formó un grupo consultivo
sobre género al cual invitó a 16 mujeres pertenecientes a Ongs y redes de varias
partes del mundo, algunas miembras activas de nuestra campaña; e inició
actividades de consulta con ellas durante el mes de abril del año pasado. Las
participantes en el mismo han narrado en varias ocasiones que la principal
dificultad y reto a vencer se encuentra en que les permitan trabajar no
solamente en los "asuntos de género" entendidos desde la visión del banco, si no
que puedan entrar también en discusión los temas de política macroeconómica, a
lo cual el banco tuvo resistencias iniciales. Sin embargo, bajo la presión de
todas finalmente aceptó. Actualmente han hecho una serie de recomendaciones para
lograr que "la equidad de género sea puesta en el corazón de las operaciones" de
esta institución, que incluye desde modificaciones de tipo institucional,
laboral y operativo, hasta el diseño de la política macro-económica,
fundamentalmente refiriéndose a los programas de ajuste estructural. John
Wolfensohn, en respuesta, ha dicho que muchas de estas sugerencias están siendo
implementadas; particularmente, la inclusión del desarrollo de una metodología
para generar datos estadísticos disgregados por sexo, identificando planes
regionales específicos y por país para abordar los "Country Assistance
Strategies" desde una sensibilidad propia; al mismo tiempo en que desarrollan
indicadores de impacto de los programas y proyectos.
Además, publicó un primer reporte sobre las
actividades del banco en todos los niveles y sectores en relación al tema de
género, llamado "Implementing the Bank's gender policies (Implementando las
políticas de género del banco)", que a nuestro parecer contiene el mismo marco
referencial, relacionando el crecimiento económico con la disminución de la
pobreza de las mujeres, lo que obviamente ha sido muy cuestionado por nosotras,
dadas la raíces estructurales y patriarcales de la misma, además de la
descripción mencionada de cómo se concretizan ciertos objetivos hacia el
interior del banco.
Como resultado de las actividades de las
organizaciones de mujeres, en algunos países se han dado respuestas específicas
a sus propuestas. En Tanzania, como un logro de los grupos, se acordó con el
banco que se contrataran especialistas de género, se capacite al staff, y se
aumenten las oportunidades para las mujeres que ocupan altos cargos en él. En la
India Indu Capoor de Chetna/Healthwatch, reportó que gracias al trabajo de
gestoría han logrado que el gobierno y el Banco lleven a cabo un análisis y,
posteriormente, un diálogo con el objetivo de que los programas de salud
respondan más eficientemente a las necesidades de las mujeres.
Por otro lado, como parte de la Campaña, varias
ONGs de América Latina mandaron cartas de presión al Vice-Presidente del Banco
para la región, Javed Burki, pidiéndole la instalación de una unidad de género
dentro de su departamento, con el objetivo de que mejorara la
institucionalización de la perspectiva de género. John Wolfensohn apoyó esta
iniciativa concertando una reunión, en la que pudiéramos discutir más
ampliamente la iniciativa con Javed Burki.
La reunión se llevó a cabo en el mes de Octubre.
Según él, la instalación de una unidad de género no es necesaria ya que las
otras regiones que trabajan de esta forma, no tienen una labor efectiva en este
sentido: considera que él lo está haciendo mejor que las demás, mediante la
contratación de una especialista de género en uno de los departamentos (México y
Centro América), promoviendo el cruce de esta perspectiva en todos los sectores
laborales. Después de una discusión entre las dos formas de institucionalizar
esta visión: una unidad separada de las labores cotidianas del banco ó su
incorporación en todos los ámbitos; le propusimos la contratación de
especialistas por departamento que garanticen la inclusión del análisis de
género en todas direcciones, además de una coordinadora regional cuyo objetivo
sea el de articular, impulsar, promover e institucionalizar esta perspectiva; ya
que donde todos son responsables de una actividad nadie resulta serlo, y de ahí
su necesidad. Contestó que evaluaríamos los avances cada seis meses en otras
reuniones.
Conclusiones y perspectivas
Si bien parece existir buena voluntad por parte
de los directivos del banco para escuchar nuestras demandas y tomarlas en
cuenta, y aunque hemos constatado acciones que promueven la realización de
algunos objetivos; todavía hace falta mucho para poder alcanzarlos. En realidad
podríamos decir que los esfuerzos se han dado a nivel consulta, de promoción
entre su personal, de discurso; pero todavía no de participación real de las
mujeres, de asignación de recursos con este propósito, y sobre todo de un cambio
efectivo en sus políticas y programas. Las decisiones están siendo tomadas desde
los altos puestos de dirección con gran beneplácito nuestro, pero todavía no se
concretizan en modificaciones tangibles en las operaciones y negociaciones del
banco en los niveles más bajos del mismo. Este proceso, dada la magnitud de la
institución y los intereses involucrados será muy lento.
Para que realmente constatáramos una
transformación del banco hacia la coherencia, la transparencia y el "accountability",
es necesario que se den varias acciones concretas:
* un cambio en la concepción economicista y
mercantilista del género, hacia una visión más humana y antropológica, lo que
ciertamente implica la modificación de su marco referencial en la que el
crecimiento económico da como resultado ipso facto la erradicación de la
pobreza. Es necesario el planteamiento efectivo de modelos alternativos de
desarrollo.
* la creación de una serie de mecanismos claros
tanto institucionales como operativos y administrativos, en los que mediante la
instalación de una serie de instrumentos y herramientas adecuadas, utilizando
datos desagregados por sexo, el banco pueda realizar un proceso de revisión de
sus proyectos y políticas desde la perspectiva de género, desechando así
aquellos procedimientos y programas que verdaderamente promueven la pobreza en
las mujeres, e implementando nuevas políticas que en forma alternativa puedan
satisfacer las demandas de ambos sectores: los gobiernos inversionistas y la
población pobre a la cuál pretenden servir. Esto requiere necesariamente de la
asignación de recursos, además de la integración de la igualdad y equidad de
género en todos los procesos de análisis, proyección, negociación e
implementación entre el banco y los gobiernos en los países.
* la instalación de mecanismos de participación,
(no sólo de consulta), por parte de la sociedad civil, principalmente de las
mujeres quienes son las más afectadas por sus políticas.
* la apertura de los procesos de negociación
entre gobiernos y el banco hacia la sociedad civil, especialmente las mujeres,
con el objetivo de responder realmente a las necesidades de la población, sin
condicionamientos que hagan peligrar la soberanía de los países, mediante la
instalación de mesas de diálogo tripartitas, y el establecimiento de mecanismos
claros de seguimiento y evaluación de los acuerdos.
Estas transformaciones sólo se podrán dar en el
marco del seguimiento, el monitoreo, la presión y la demanda por parte de la
sociedad civil, particularmente de las mujeres; hacia los gobiernos y las
multilaterales, en el cumplimiento de los compromisos. El mismo John Wolfensohn
lo reconoció durante una reunión con más de 200 mujeres en la que afirmó:
"Aunque ha habido avances en muchos países se requiere de una re-educación
masiva para aumentar las habilidades del staff en relación al género. La llave
para institucionalizar esta perspectiva es: seguimiento, seguimiento, ejemplos ,
y sólo entonces: recompensa".
Como ya lo hemos constatado, en lo que se refiere
a la pobreza y su erradicación, "la generación espontánea", sólo se da dentro de
los mismos parámetros mercantilistas del banco, el cambio que todas y todos
perseguimos requiere algo más que buena voluntad, consulta y una dirección
convencida; necesita de nuestra movilización continua hasta alcanzar el
objetivo, de retroalimentación de abajo hacia arriba, y de participación real de
los y las afectadas.
Notas
1 Naciones Unidas, Plataforma de Acción de la
Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, Beijing 1995.
2 Durant Valerie, "Gender in Latin America", University of Maryland, 1995.
3 idem.
4 idem.
5 World Bank, "Second Basic Education Project", August 30, 1995, World Bank,
Washington D. C.
6 Winter Carolyn, "Mujeres Trabajadoras en Latinoamérica: Brechas en
participación, remuneración y política pública", Banco Mundial, Región de
América Latina y el Caribe, Departamento Técnico, Washington, D.C., 1994.
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