1997
Las dimensiones de la pobreza
«¿Quieres saber cómo defino yo la Pobreza? ¿Cómo puedes hacer esa pregunta cuando tú mismo ves que vivo en la pobreza? La definición de pobreza está frente a ti. Mírame. Me quedé sola. No tengo alimento suficiente. No tengo ropa buena ni lugar para vivir. No tengo agua limpia para beber. Mira mi pierna hinchada. No puedo llegar a la clínica porque está muy lejos para ir caminando. Entonces, ¿qué clase de definición de la pobreza esperas que yo te dé que sea mejor que lo que ves con tus propios ojos?» Abuela de Chipinge, Zimbabwe. De The Suffering are the Cornerstone in Building a Nation, 1995.
¿Qué es la pobreza? ¿Quiénes son los pobres? ¿Cuáles son
las formas de combatirla? A menudo tendemos a creer que estas
preguntas pueden resultar obvias o de fácil respuesta, sobre
todo cuando nos enfrentamos a ella. Pero son muchas las personas
y perspectivas en el mundo que hablan y han escrito sobre la
pobreza, sin llegar a un acuerdo acerca de lo que efectivamente
están hablando. A pesar de poder tener una base común, las
definiciones y concepciones sobre «la pobreza» son múltiples.
En el apartado que sigue se plantearán algunos aspectos
vinculados a la definición de la pobreza, su medición, su
evolución, y la perspectiva que la Cumbre de Desarrollo Social
de Copenhague fundamentalmente, ha asumido respecto a su
relevancia y formas de combatirla.
La pobreza, en un grado u otro, afecta a todas las regiones
del mundo. En la mayoría de los países industrializados, se
trata de un asunto de «bolsones» que sólo impactan a
determinadas zonas geográficas y grupos de población
(inmigrantes o trabajadores cuyas ocupaciones cuentan con
salarios especialmente bajos). En gran parte del mundo
desarrollado ha crecido la brecha entre el escaso sector con
altos ingresos y el vasto sector de ingresos bajos. Los analistas
suelen aludir a este hecho como a una reducción de la clase
media.
En el mundo en proceso de desarrollo -los países de Asia,
África, Oceanía y América Latina- es donde viven y mueren la
mayoría de los 1.6 billones de pobres que existen a nivel
mundial. Es en los países del África y Asia Meridional donde la
cuota de personas pobres es preponderante.
El último informe de Desarrollo Humano, elaborado por el PNUD
(Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) muestra que a
pesar del espectacular crecimiento económico experimentado por
un conjunto de países, 1.6 billones de personas han quedado
marginadas y viven actualmente peor que unos años atrás. El
crecimiento económico benefició a unos pocos países, a costa
de muchos otros; y aquéllos donde la población está mejor que
10 años atrás, son los países donde los gobiernos no
atendieron solamente el crecimiento económico cuantitativo, sino
el crecimiento cualitativo. Han impulsado medidas tendientes a
una mayor equidad, han mejorado la salud, la educación y el
empleo de los ciudadanos.
«El mundo se ha vuelto más polarizado económicamente, tanto
entre países como dentro de cada país», dice James Gustave
Speth, Administrador del PNUD, en un prólogo al informe. «Si
las tendencias actuales continúan, las disparidades económicas
entre países industriales y en desarrollo pasara de ser desigual
a ser inhumana.»
Las pobrezas y sus definiciones
La preocupación por los problemas de la pobreza en el mundo
no es nueva. Ya en la década del 40 las declaraciones
internacionales de Derechos Humanos y Desarrollo Social
reclamaban la necesidad no sólo de aliviarla, sino de buscar
medidas que la abolieran. A más de 50 años, las discusiones se
mantienen, y las controversias en el plano conceptual y
metodológico continúan. No obstante, se han realizado avances y
probablemente la Cumbre de Desarrollo Humano realizada en 1995
marque un hito al respecto, más allá de las dificultades que
surjan en la implementación de la Plataforma acordada.
En un plano general, y a partir de una somera revisión
bibliográfica, los puntos de discusión conceptual y
metodológica en la temática parten de algunos temas polémicos
que aparecen de manera reiterada.
En términos amplios, es posible afirmar que las discusiones
generalmente parten de los diversos significados, usos o
funciones que los diferentes autores atribuyen en sus
teorizaciones a los conceptos de pobreza y/o pobrezas humanas;
carencias; necesidades fisiológicas y humanas; capacidades;
realizaciones; bienes y servicios; satisfactores; privaciones;
potencialidades; logros; libertad; finitud o infinitud de las
necesidades humanas y el modo de su historicidad, etc.
Este es un primer aspecto que debe ser tenido en cuenta a la
hora de analizar el tema: no existe un consenso, ni en las bases
de las que parten, ni en las conclusiones a las que arriban.
Pero más allá de las posiciones especificas que se asuman
respecto al conjunto de cuestiones anteriormente nombradas, los
enfoques más difundidos terminan alineándose al seno de dos
posiciones ya se trate de estudios acerca de su evolución en un
mismo país o de comparaciones internacionales: el enfoque
relativo y el absoluto. Otros autores proponen enfoques que
complementan la pobreza absoluta y la relativa.
La pobreza absoluta como definición, parte de lo que los
seres humanos requerimos como mínimo, para sobrevivir. Esta
definición emplea el concepto arbitrario de «pobreza absoluta»
para sugerir que existen ciertos estándares absolutos que pueden
ser identificados; la medición absoluta más frecuente considera
los ingresos. Los ingresos personales o familiares que estén por
debajo de un límite señalado como esencial para mantener un
adecuado nivel de vida, pueden tomarse para definir la pobreza.
Otras formas de medición absoluta giran en torno a conceptos de
necesidades básicas y evalúan si los hogares y/o individuos las
están cubriendo o no.
La otra definición, pobreza relativa, se basa en la posición
de una persona o familia en relación a otras de la comunidad o a
un estándar considerado necesario para vivir en la sociedad.
Así, se consideran las posiciones de diferentes individuos y
grupos en relación a otros en un universo específico. Este tipo
de mediciones tiene la ventaja de tomar en consideración la
importancia de la carencia relativa; esto es, de las condiciones
que no están a la altura de los niveles preponderantes de
consumo en el país en cuestión. Bajo esta perspectiva, es
evidente que las personas que pueden ser calificadas como pobres
en algunos países o regiones, pueden disfrutar de mayores
ingresos o comodidades que algunos grupos considerados no pobres
en otros países menos desarrollados.
Las citas que siguen muestran parte de las diferentes
perspectivas sobre la temática y permiten identificar a algunos
autores relevantes.
Rowntree: una familia es pobre si sus ingresos totales
resultan «insuficientes para obtener las necesidades mínimas
para sustento de la mera eficacia física».
Orshansky: «La pobreza, como la belleza, está en el ojo de
quien la percibe».
Townsend: «Cualquier conceptualización rigurosa de la
determinación social de las necesidades, refuta la idea de las
necesidades absolutas y una relatividad completa se aplica en el
tiempo y el espacio. Las necesidades de vida no son fijas.
Continuamente están siendo adaptadas y aumentadas conforme
ocurren cambios en una sociedad y sus productos».
Atkinson: «... resulta equívoco sugerir que la pobreza puede
considerarse en términos de una norma absoluta que puede
aplicarse a todos los países en todos los momentos,
independientemente de la estructura social y del nivel de
desarrollo. (...) Un umbral de pobreza no puede definirse en el
vacío, sino sólo en relación a una sociedad determinada en una
fecha determinada. La pobreza ha de considerarse no en términos
absolutos, sino relativos».
Amartya Sen: «hay un núcleo irreductible de privación
absoluta en nuestra idea de pobreza, que traduce manifestaciones
de muerte por hambre, desnutrición y penuria visible en un
diagnóstico de pobreza, sin tener que indagar primero el
panorama relativo. Por tanto, el enfoque de privación relativa
complementa y no suplanta el análisis de la pobreza en términos
de privación absoluta». Sen entiende que la pobreza es un
concepto absoluto en el espacio de capacidades y realizaciones, y
relativo en el de bienes y satisfactores.
Meghnad Desai, en la línea de Sen, propone «las siguientes
capacidades como básicas y necesarias: (a) la capacidad de
permanecer vivo/gozar de una vida larga; (b) la capacidad de
asegurar la reproducción intergeneracional; (c) la capacidad de
una vida saludable; (d) la capacidad de interacción social; y,
(e) la capacidad de tener conocimiento y libertad de expresión y
pensamiento».
Chambers habla de «cinco conjuntos de factores que se
interrelacionan como una telaraña respecto de la cual resulta
muy difícil escapar. Los conjuntos incluidos son: (a) la misma
pobreza; (b) la debilidad física; (c) el aislamiento; (d) la
vulnerabilidad; y, (e) la carencia de poder (powerlessness)».
Por otro lado, algunos autores reclaman tratamientos que
combinen diferentes maneras de reconstruir la realidad mediante
la adopción de espacios de complementación analítica entre los
índices y tipologías de pobreza construidos en base a datos
agregados y las evidencias surgidas de la aplicación de
metodologías cualitativas en diversas dimensiones, incorporando
las evidencias y datos de índole cualitativa (derivados de
métodos tales como los sociodramas, las técnicas de los grupos
focales, las entrevistas en profundidad, las historias de vida,
las trayectorias biográficas, etc.) que constituyen una rica
fuente de información para avanzar en la comprensión de
aspectos rara vez considerados en los análisis convencionales
sobre la pobreza.
Se puede observar entre los distintos autores y trabajos
demarcaciones muy disimiles del campo de elementos o instancias
que finalmente integran la situación de pobreza que ellos
consideran: desde los preponderantemente economicistas hasta los
que amplían a conceptos multidimensionales, llegando a la
inclusión de diversos tipos de privaciones y cuestiones
relativas al poder.
La pobreza y sus medidas
La medición concreta de la pobreza, por lo tanto, requiere de
una definición de tipo conceptual y de la elección de un cierto
nivel de vida referencial concebido mediante una selección de
normas dimensionales, mínimas o relativas.
La elección del conjunto de dimensiones y variables asociadas
tanto para la constitución del nivel referencial o norma (según
sea el enfoque tipo pobreza o pobrezas) como para definir la
situación de las unidades observadas respecto a esta, es objeto
de nuevas diferencias. Por otra parte, la elección del criterio
de decisión respecto a cómo se clasifican o ubican en las
unidades observadas, lo mismo que el tipo de unidades que se
elige observar (geográficas, familias nucleares, hogares,
personas, etc.), conducen a distintas estratificaciones,
extensiones, intensidades y conclusiones.
Así, por ejemplo, respecto a la determinación del nivel de
referencia o norma de pobreza se encuentran posiciones que las
delegan a:
- los expertos en nutrición, quienes determinan
necesidades nutricionales a partir de las cuales dichos
requerimientos se transforman en una dieta o canasta
alimentaria referencial.
- la antropología filosófica (Terrail) que proporciona el
análisis de las necesidades sociales concretas a una
sociedad determinada.
- mediante la prescripción social (Mack y Lansley)
obtenida de la consulta a la población (preguntas a
muestras) respecto al carácter de necesarios o deseables
de un conjunto de rubros conformados a partir de una
lista de bienes, servicios y actividades.
- mediante la adopción de la «definición política de la
pobreza». Aquí se tiende a ajustar el nivel de ingresos
o de satisfacción de necesidades básicas esenciales, a
aquéllas que es viable enfrentar mediante las políticas
sociales en un país y momento dado.
A pesar de los diversos criterios, es posible identificar
algunas formas de medición como las más usuales a la hora de
realizar estudios sobre la pobreza.
La satisfacción de necesidades de una persona u hogar
dependería de seis fuentes de bienestar: i) el ingreso
corriente, ii) los derechos de acceso a servicios o bienes
gubernamentales gratuitos o subsidiados, iii) la propiedad o
derechos de uso de activos que proporcionan servicio de consumo
básico (patrimonio básico acumulado), iv) los niveles
educativos, las habilidades y destrezas como expresiones de la
capacidad de hacer y entender, v) el tiempo disponible para la
educación. En general, las mediciones que sólo contemplan
parcialmente estas fuentes tienden a subestimar la pobreza.
Cada método y dentro de él, cada variante, identifica
extensiones y grupos de pobres diferentes. Los principales
métodos son:
- método de brechas sectoriales: define el mínimo de cada
necesidad y calcula la población por debajo de cada uno
de ellos (analfabetos, saneamiento, etc.)
- Necesidades básicas insatisfechas (NBI) conjuga varias
dimensiones sectoriales e identifica hogares y/o personas
pobres. Los hogares que tienen una o varias necesidades
básicas elegidas se consideran pobres, lo mismo que
todos sus miembros. Aquí el número de pobres
identificados depende del numero de necesidades básicas
seleccionadas de modo que mientras más sean éstas,
mayor será la incidencia de la pobreza.
- Línea de pobreza (LP) define una canasta básica
alimentaria, calcula su costo y divide entre proporción
del gasto dedicado bien a alimentos, bien al costo de la
totalidad de necesidades básicas (coeficiente de Engel
sea obtenido de los más pobres, del promedio o de
estrato de referencia) conformando la línea de pobreza.
En ocasiones el costo de aquella canasta constituye la
línea de pobreza extrema o indigencia. Se observan
variantes de pobreza relativa (cuando se toma la canasta
de referencia a partir de un estrato observado) o
absoluta cuando la canasta se estipula normativamente.
Los resultados difieren según se tome el ingreso
(existiendo diferencias según los ingresos captados sean
ajustados o no a las cuentas nacionales, y también
según se contemplen las transferencias formales e
informales (o no) o el gasto en consumo (ésta
permitiría aproximar a la capacidad temporal de
endeudarse).
- Métodos de mediciones integradas (MIP) combina LP y NBI,
integrando en algunos casos un índice de intensidad de
la pobreza sea por hogar o por individuo. Suele adoptar
una postura normativa respecto a la canasta alimentaria y
una postura empírica respecto a las demás necesidades.
De éstos métodos resultan diversas categorías de
pobres: estructurales, pauperizados, crónicos, recientes
e inerciales, etc.
- Índice de Progreso Social (Desai): Comprende las
dimensiones ingreso, necesidades básicas y esperanza de
vida. Cuantifica en términos de logro, como expresión
de la calidad de vida o bienestar actual. La proporción
del potencial vital realizado se calcula dividiendo la
esperanza de vida restante, dada la edad de la persona,
entre la norma de años adicionales que debiera vivir.
Expresa sus resultados en términos de «bienestar
vital» y para los pobres «privación vital».
En las MIP suelen identificarse algunas necesidades mediante
NBI y otras mediante LP. Encontramos que identifican
fundamentalmente las siguientes necesidades:
NBI
- servicios de agua y drenaje
- nivel educativo de adultos y asistencia escolar de
menores
- electricidad
- vivienda
- mobiliario y equipamiento del hogar.
- tiempo libre para recreación
LP
- alimentación
- vestido, calzado y cuidado personal
- higiene personal y del hogar
- transporte y comunicaciones básicas
- gastos privados servicios de vivienda
- gastos privados salud y educación
en forma mixta:
- recreación, información y cultura
- salud y cobertura de seguridad social
De los resultados de los estudios resultan poblaciones
objetivo a ser atendidas mediante políticas. Usualmente los
estudios de LP fundamentan la adopción de medidas en el campo de
las políticas de generación de ingresos, salariales y de
empleo; mientras que los de NBI generan implicaciones de
políticas gubernamentales o de créditos para viviendas,
servicios de agua, saneamiento, salud, educación, etc.
Particularidades de la pobreza
América Latina
- presencia de distribuciones marcadamente sesgadas
(Altimir 1993). La pendiente de las curvas de
Gini que describen la distribución de la riqueza
en la mayoría de los países latinoamericanos es
extrema, ya sea vista en comparación con otros
países en proceso de desarrollo o desde una
perspectiva mundial. Los sofisticados gustos y
niveles de consumo de algunos sectores de
población de las grandes capitales se equiparan
con las de los grupos más opulentos del mundo
desarrollado, lo que permite pensarla como una
región con «bolsones de riqueza».
- distancia social extrema entre los ricos y los
pobres.
- se trata de una pobreza predominantemente urbana.
Si bien la proporción de pobladores rurales
pobres es muy alta, en números absolutos existen
más pobres en las ciudades.
África Subsahariana
Esta región es la más afectada por los estragos de
la pobreza. En general, su desarrollo social no ha podido
seguir el ritmo de fuerte crecimiento demográfico ni
resistir frente al desastre económico, que a menudo ha
estado ligado con los conflictos armados y con la
degradación ambiental. Se prevé que en el año 2.000 la
mitad de la población del África Subsahariana vivirá
en la pobreza absoluta.
Asia
El número más elevado de pobres corresponde a Asia.
La cifra más alta en términos absolutos es la de la
India (350 millones de personas, es decir el 40% de la
población). Sin embargo, es Bangladesh el país que
cuenta con la mayor proporción de pobres: el 80% de la
población, que asciende a 93 millones de personas.
Los países menos adelantados
Las Naciones Unidas acuñaron en 1971 la expresión
«países menos adelantados» para describir a los
«países en desarrollo más pobres y más débiles
económicamente, que tienen gravísimos problemas
institucionales, económicos y de recursos humanos,
agravados a menudo por desventajas geográficas y por
desastres naturales y provocados por el ser humano».
Actualmente esta definición se aplica a 48 países que
poseen una población conjunta de alrededor de 560
millones de personas -aproximadamente el 10% de la
población mundial- pero obtienen solamente el 9,01% de
los ingresos mundiales .
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El Índice de Desarrollo Humano y el de Pobreza de Capacidad
Naciones Unidas, a través de los Informes de Desarrollo
Humano iniciados en 1990, ha escogido una serie de indicadores
que han ido variando y ajustándose a lo largo de los años, con
el fin de evaluar la situación de los diferentes países. El
Índice de Desarrollo Humano (IDH), si bien no mide directamente
la pobreza, sí la alude en la medida que no es posible concebir
el progreso humano en condiciones de pobreza. Los indicadores en
los que se basa éste índice nos hablan de la calidad de vida de
una población: la longevidad (medida en función de la esperanza
de vida al nacer); el nivel educacional (medido en función de
una combinación de alfabetización de adultos y tasas de
matriculación combinada primaria, secundaria y terciaria); y
nivel de vida (medido por el PBI per capita real).
Crecimiento y Desarrollo
En el Informe sobre Desarrollo Humano de 1996, se analiza
detalladamente la compleja relación entre crecimiento económico
y desarrollo humano, sosteniendo -como se concluyera también en
la Cumbre de Desarrollo Social- que entre uno y el otro existe un
cierto grado de independencia, y que la relación no es
automática. El crecimiento económico amplía la base material
para la satisfacción de las necesidades humanas, pero el grado
en que se satisfacen éstas últimas depende de la distribución
de los recursos entre la gente y el aprovechamiento y la
distribución de las oportunidades, particularmente el empleo.
Se acepta hoy generalmente que la pobreza no puede ser
reducida sólo por medio del crecimiento económico. La pobreza y
las desigualdades han subsistido en países como Malawi,
Filipinas y Pakistán, a pesar de su fuerte crecimiento. En
contraste, las estrategias de crecimiento han ayudado a reducir
significativamente la pobreza donde han sido de amplia base y
recurren a la mano de obra, como es el caso de Indonesia y otros
países del Este asiático. Por lo tanto, las políticas y
presupuestos nacionales deben ser revisados regularmente para
evaluar su impacto sobre la pobreza, el empleo y el desarrollo
social. Esto requiere un examen exhaustivo del contenido de las
políticas y programas pasados y presentes.
Si no se presta la debida atención a lo cualitativo en el
desarrollo, con los gobiernos actuando en forma correctiva, es
inevitable que se produzca una forma de crecimiento «errónea»,
dice el informe.
El informe identifica cinco de esas formas de crecimiento:
- El crecimiento sin empleos - crece la economía
globalmente pero no amplía las oportunidades de empleo.
- El crecimiento implacable, despiadado - los ricos se
hacen más ricos, los pobres no obtienen nada.
- El crecimiento sin voz - crece la economía, pero la
democracia y el empoderamiento de la mayoría de la
población se quedan atrás.
- El crecimiento desarraigado -la identidad cultural es
sumergida o directamente prohibida por el gobierno
central, como en algunos estados de la antigua
Yugoslavia, o las zonas kurdas de Irak y Turquía.
- El crecimiento sin futuro - la generación actual
desperdicia recursos que necesitarán las futuras.
«Muchas personas están preocupadas porque el desarrollo
humano se opone al crecimiento. Nada podría alejarse más de la
verdad» dice uno de los principales autores, Richard Jolly.
«...el desarrollo humano y el crecimiento económico sostenido y
exitoso van de la mano».
Son necesarios indicadores tanto cuantitativos como
cualitativos para monitorear el impacto de las políticas y
programas sobre el desarrollo social. El propósito de los
análisis de políticas es asegurar que las políticas de
desarrollo no sean sesgadas en contra de las comunidades de bajos
ingresos -específicamente de las mujeres que viven en la
pobreza- y poder reorientarlas para reducir las disparidades
sociales y satisfacer las necesidades básicas de la población.
El Informe IDH incluye en 1996 el «Índice de Pobreza de
Capacidad» (IPC). Con el propósito de comprender la extensión
y la naturaleza de la pobreza, los autores van más allá de los
ingresos para considerar otros elementos.
Teniendo en cuenta que la pobreza suele estar tan ligada al
desarrollo humano, o a la falta del mismo, el informe de este
año hace un examen especial y llega a la conclusión de que la
pobreza de ingreso es sólo una parte del panorama. «Del mismo
modo que el desarrollo humano comprende aspectos de la vida mucho
más amplios que el ingreso, debemos ver también a la pobreza
como compuesta por muchas dimensiones» dice el informe. Como
resultado, introduce una nueva medida multidimensional de la
privación humana llamada la «medida de pobreza de capacidad»
(MPC) La MPC se centra en las capacidades humanas, al igual que
lo hace el índice de desarrollo humano. Pero en lugar de
examinar la situación promedial de las capacidades de la gente,
refleja el porcentaje de personas que carecen de capacidades
humanas esenciales básicas o mínimas, que son fines en sí
mismas y son necesarias para salir de la pobreza de ingreso y
para sustentar un desarrollo humano fuerte.
La MPC refleja la proporción de niños menores de cinco año
con peso insuficiente, la proporción de nacimientos no atendidos
por personal de salud capacitado, y la tasa de analfabetismo
femenino.
La MPC considera por lo tanto la carencia de tres capacidades
básicas. La primera es la carencia de estar bien nutrido y
saludable, la segunda, la carencia de capacidad de reproducción
sana, y la tercera, la falta de capacidad para educarse y
adquirir conocimientos. El índice compuesto remarca la
privación de las mujeres, porque, dice el informe «es bien
sabido hoy que la privación de las mujeres afecta negativamente
el desarrollo humano de las familias y de la sociedad». Por ser
la inversión en las mujeres tan rendidora, una MPC baja es
también señal de una gran ineficiencia económica.
Comparando la nueva medida de pobreza de capacidad con el
índice de pobreza de ingreso, el informe concluye que en tanto
un 21% de la gente en los países en desarrollo se encuentran por
debajo de la línea de pobreza de ingreso, un 37% se enfrenta a
la pobreza de capacidad. Es decir que 900 millones de personas en
los países en desarrollo son pobres de ingreso, pero hay 1.6 mil
millones que son pobres de capacidad. Y no siempre el crecimiento
económico ayuda.
En ningún país «puede erradicarse la pobreza sólo
mejorando el ingreso. Será necesaria también una amplia
expansión de las capacidades humanas y el uso productivo de esas
capacidades» advierte el Informe de Desarrollo Humano de 1996.
La feminización de la pobreza
Existe una
vinculación de antigua data entre la pobreza y las
mujeres, de aquí la importancia en subrayar su
especificidad a efectos de lograr su superación. En un
estudio histórico sobre la pobreza en África que llega
hasta la actualidad y cubre aproximadamente mil años,
Iliffe (Iliffe, John, «The African Poor. A History».
Cambridge University Press. 1987) destaca la presencia
persistente de cuatro grupos entre los pobres: los niños
huérfanos; los que están física o mentalmente
incapacitados; los ancianos; y las viudas de cualquier
edad, en especial aquellas que tienen niños
dependientes. Qué tienen en común éstos cuatro grupos
que aparecen de modo recurrente formando un patrón que
no se relaciona con ubicación geográfica, contextos
étnico o culturales, períodos históricos o diferencias
religiosas? La respuesta parece reflejar dos situaciones
distintas:
a. Una condición de dependencia hacia otras personas
en lo relativo, al menos, a una parte de su subsistencia
o al cuidado que necesitan para subsistir.
b. La presencia de obligaciones hacia otros que
compromete su capacidad para conseguir lo que requieren
para sí mismos. Esta segunda opción es válida para el
caso de las viudas con dependientes, que deben dividir su
tiempo y energías entre el cuidado que deben prodigarles
y los esfuerzos para ganarse la vida y sin padres.
El descubrimiento empírico de que las mujeres están
expuestas a la pobreza de modos en que los hombres no lo
están, introduce algunos de los elementos esenciales del
concepto de feminización de la pobreza. El caso africano
sugiere que existen razones para creer que los factores
que producen la pobreza entre los hombres y las mujeres
no son iguales, sin importar cuál sea el escenario
social. Hombres y mujeres tienen roles y posiciones
diferentes en la sociedad. La distinta incidencia de la
pobreza en los dos géneros parecería ser un resultado
inevitable de este hecho. Pero como expresa Jeanine
Anderson («La Feminización de la Pobreza en América
Latina». Red Entre Mujeres. Diálogo Norte-Sur. Lima,
1994) «es necesario establecer de forma empírica el
grado de diferencia, de un contexto a otro, así como
analizar las causas de la pobreza en cada caso,
incluyendo las causas que afectan a ambos géneros, las
causas que afectan primordial o exclusivamente a los
varones y aquéllas que afectan primordial o
exclusivamente a las mujeres».
Con el concepto feminización de la pobreza se alude
justamente a la desproporcionada representación de las
mujeres entre los pobres comparada con la de los hombres.
Existen cuatro elementos básicos del concepto de
«feminización de la pobreza» que son:
1. un predominio de mujeres entre los pobres
2. el impacto no fortuito, con sesgo de género, de
las causas de la pobreza.
3. el reconocimiento de una tendencia direccional en
la cual la representación desproporcionada de las
mujeres entre los pobres está aumentando progresivamente
(en este sentido, la feminización de la pobreza es un
proceso, no simplemente un estado de cosas en una
coyuntura particular).
4. el grado de visibilidad de la pobreza femenina. En
la medida que la unidad de análisis de los estudios e
investigaciones son los hogares, no se consideran las
reglas que rigen la distribución interna en una unidad
doméstica, y que varían ampliamente según sociedades y
culturas. Esta práctica, que supone una justicia
distributiva en el interior de los hogares, encubre las
posibles diferencias entre hombres y mujeres, con
excepción de una minoría de los casos en que se les
puede comparar como cabezas únicas de familia.
En la IV Conferencia sobre la Mujer, si bien la
pobreza no era tema central, sí fue objeto de especial
atención. La equidad entre mujeres y hombres es
analizada como un tema de Derechos Humanos y una
condición para la existencia de justicia social. Es un
prerrequisito para la equidad, el desarrollo y la paz,
para alcanzar la protección y seguridad política,
social y medioambiental para toda la población.
La IV Conferencia parte de la constatación que la
pobreza ha crecido en términos absolutos y relativos, y
que el número de mujeres que vive en la pobreza se ha
incrementado. La aplicación de una perspectiva de
género a los programas y las políticas de reducción de
la pobreza resulta un elemento crítico en las
estrategias a ser aplicadas, así como el necesario
proceso de empoderamiento.
«Para erradicar la pobreza y lograr el desarrollo
sostenible, las mujeres y los hombres deben participar
plenamente y por igual en la formulación de las
políticas y estrategias macroeconómicas y sociales para
la erradicación de la pobreza. Esto no se puede lograr
por medio de programas contra la pobreza únicamente,
sino que requerirá la participación democrática y
cambios en las estructuras económicas con miras a
garantizar a todas las mujeres el acceso a los recursos,
las oportunidades y los servicios públicos. La pobreza
se manifiesta de diversas maneras, entre ellas la
carencia de ingresos y recursos productivos suficientes
para procurarse un medio de vida sostenible; el hambre y
la malnutrición; la mala salud; la falta de acceso, o el
acceso limitado, a la educación y otros servicios
básicos; el aumento de la morbilidad y la mortalidad
causada por enfermedades; la vivienda inadecuada o la
carencia de vivienda; las condiciones de inseguridad y la
discriminación y exclusión sociales. Se caracteriza
también por la falta de participación en el proceso de
adopción de decisiones y en la vida civil, social y
cultural. La pobreza está presente en todos los países:
en muchos países en desarrollo afecta a grandes masas,
mientras que en países desarrollados aparece en enclaves
de pobreza situados en medio de la prosperidad.»
(párrafo 47)"
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Bibliografía
Anderson, Jeanine: «La Feminización de la Pobreza en
América latina». Red Entre Mujeres, Diálogo Norte-Sur. Lima,
1994.
Boltvinik, Julio: «Pobreza y Estratificación Social en
Méjico». Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Información. IIS-UNAM. México, 1995.
Inter-Church Coalition on Africa: Toward a Moral Economy:
Responses to Poverty in the North and South. Toronto.
World Summit on Social Development, Copenhagen, 1995.
4th World Conference on Women, Beijing, 1995.
UNDP: Informe sobre Desarrollo Mundial 1996. Mundi-Prensa Libros
s.a. Madrid 1996.
UNDP documents available on Internet: http://www.undp.org/
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