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              Se necesita urgente una nueva forma de pensar
             
              Mohamed Ali ShidleOrganización de Actividades para el Desarrollo de la Comunidad Somalí
 
El crimen, las violaciones y el reclutamiento forzado de niños y niñas va en aumento en los últimos conflictos armados que padece un país que registra los peores indicadores de exclusión social, política y económica de África, se necesita un cambio radical en la forma de pensar tanto de los donantes como de un futuro gobierno nacional. Los líderes políticos, con la ayuda de todos los sectores privados, donantes, instituciones multilaterales y organizaciones oficiales y no gubernamentales deberían actuar en conjunto para alcanzar el desarrollo del país Setecientos mil civiles abandonaron el país en 2007, mientras miembros del   Consejo de Tribunales Islámicos de Somalia (CTIS) luchaban en Mogadiscio contra   las tropas del Gobierno Federal de Transición (GFT), este último apoyado por   Etiopía. Ni el CTIS ni las fuerzas del GFT mostraron clemencia con la población   civil durante los enfrentamientos. Ambos grupos realizaron ataques con morteros   y minas terrestres operadas mediante control remoto, que mataron y mutilaron a   los indefensos somalíes. Los   abusos a los derechos humanos aumentan, el crimen prolifera y a diario se   cometen asesinatos. También va en aumento el reclutamiento forzado de niños y   niñas soldados que participan en todo tipo de combates y operan minas a control   remoto y granadas de mano. Los grupos armados violan niñas de cualquier edad y   raza (a menos que pertenezcan a un clan poderosamente armado, capaz de   represalias). Periodistas y activistas de la sociedad civil son perseguidos y   asesinados brutalmente. El   combate continuo entre los Grupos de Oposición y las tropas del Gobierno   respaldadas por Etiopía trajo como consecuencia el aumento de la pobreza en   Mogadiscio. Los grupos marginados constituidos por mendigos, niños que juntan  qat (una hierba narcótica ampliamente usada en el país), niños de la calle,   huérfanos y personas desplazadas no tienen con qué alimentarse y tampoco pueden   dormir de noche a causa de los proyectiles disparados a sus refugios, que   habitualmente son carpas, chozas o estructuras temporales. Las consecuencias de   este genocidio disfrazado de lucha de poder afectarán, incluso, a las   generaciones futuras. El   propósito principal de este informe es describir los abusos a los derechos   humanos y la inseguridad que sufren los habitantes del sur y centro de Somalia,   donde la ley es inexistente. Según las palabras del anterior Presidente, el   Mayor General Mohamed Siad Barre, “Dejé lobos en Mogadiscio y temo por la   barbarie de sus acciones contra los somalíes inocentes y amantes de la paz”.  Violación de los derechos humanos e inseguridad La   actividad criminal, en la que se cuentan actos de violencia extrema, ha   alcanzado niveles muy altos en Mogadiscio. Incluso algunos miembros de la fuerza   policial cometen crímenes contra la humanidad. Issa Abdi Issa fue asesinado, así   como otros activistas en pro de los derechos humanos. Día tras día, numerosos   jóvenes abandonan la ciudad para dirigirse a la Región del Golfo. La   Sra. Mulki Mohamed Maye, Presidenta del Afgoi Centre for Education and Community   Development (Centro Afgoi para la Educación y el Desarrollo de la Comunidad,   ACECOD) de Mogadiscio, ha declarado que la trágica guerra entre grupos rebeldes   y las fuerzas somalíes respaldadas por Etiopía ha causado lesiones o la muerte a   muchos civiles inocentes. Los integrantes de las comunidades minoritarias menos   favorecidas, que suman más de un millón de personas, son las más afectadas. La   agricultura también se ha visto seriamente perjudicada, agravando las penurias   de la población en general. “El clima de inseguridad ha tenido un impacto   negativo en los productos locales” según declaraciones de Abdifatah Abbas Muridi,   un defensor de los derechos humanos somalí de la provincia de Shabelle Bajo.   “Los enfrentamientos entre las partes en conflicto impiden que los agricultores   pobres atiendan sus cultivos. Por esta razón, han tenido que abandonar las áreas   productivas para dirigirse a otros países tales como los Estados del Golfo   (Arabia Saudita, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos) y Europa, en dónde les es   posible alimentar a sus familias y vivir en un ambiente pacífico”. “La   inseguridad ha venido en aumento desde 1991”, observó Abdulkadir Osman, también   conocido como “Ganga”. “Esto ha llevado al surgimiento de grupos guerrilleros   que se niegan a comenzar negociaciones pacíficas a menos que el Ejército de   Etiopía se retire de Somalia”.  Grupos marginados  Aunque los somalíes son musulmanes y el Islam prohíbe la discriminación racial,   los indicadores de exclusión social, política y económica se encuentran entre   los peores de África. Las minorías como los bajuni, los jareer weyne, los eyle,   los reer ramar y los bravenese han sufrido discriminación sistemática por muchos   años, especialmente en el centro y sur de Somalia. Los bantús, que conforman la   minoría más numerosa, han habitado el sureste desde 500 AC. En la actualidad la   tierra que han cultivado por generaciones es, cada vez más frecuentemente,   expropiada. Antes   de que estallara la Guerra Civil, dos de los principales grupos   socio-económicos, los pobres de las zonas urbanas y los agricultores sin tierra,   ya se encontraban en una posición muy poco favorecida y vulnerable. A lo largo   de las últimas dos décadas su situación se ha vuelto aun más precaria. Una   afluencia de personas de subgrupos estigmatizados o personas desplazadas de   zonas de conflicto o desastres naturales (sequías o inundaciones) ha inundado   los alrededores de Mogadiscio y otras ciudades importantes. Muchos jóvenes   marginados de Mogadiscio (niños en situación de calle, niños discapacitados,   personas desplazadas y retornadas, los hijos de las trabajadoras sexuales y los   huérfanos) dependen para su supervivencia de los filántropos locales e   instituciones de beneficencia. El   Islam prohíbe la discriminación y la exclusión social, al tiempo que promueve la   colaboración comunitaria en las actividades de desarrollo humano. Durante los   seis meses de mandato del CTIS, se respetaron los derechos de los grupos   marginados. Los miembros de estos grupos tuvieron la oportunidad de experimentar   la seguridad y felicidad, inclusive pudieron competir con miembros de otras   comunidades somalíes. Sin embargo, es importante agregar que, para asegurar los   derechos políticos, sociales, culturales, y económicos de los grupos de la   minoría, se necesita una constitución islámica que enuncie y proteja estos   derechos. El   actual Primer Ministro, Nur Hassan Hussein, conocido como “Nur Adde”, está   comprometido con el objetivo de poner fin a la inestabilidad y los abusos a los   derechos humanos construyendo la paz y desarrollando a la nación y al país.  Niños y niñas soldado en Mogadiscio  Después del derrumbamiento del gobierno central, los niños reclutados para la   milicia se convirtieron en un fenómeno común. Niños de ambos sexos son   reclutados por los jefes militares para defender a su clan o a sus propiedades.   Terminan con una vida de violencia como única opción, en la cual lo único que   conocen es como empuñar una ametralladora, tirar del gatillo y matar gente en   forma brutal. Al no recibir entrenamiento adecuado en el uso de las armas, a   veces ellos mismos se matan en forma accidental. Cuando un niño o niña soldado   muere o es mutilado, simplemente es reemplazado por otro.  Regionalización potencial del conflicto La   causa del conflicto actual fue la intervención de Eritrea y Etiopía en los   asuntos de una Somalia desgarrada por la guerra. Parece que los líderes de estos   dos países vecinos están empeñados en provocar la división de Somalia en estados   más pequeños. Sin embargo, no verán cumplido su deseo mientras la generación   actual esté vigilada por el Islam. Muchas personas, dentro y fuera de Somalia,   temen que la lucha pueda acarrear nuevas confrontaciones y masacres de civiles   en la capital y escalar hasta llegar a un nivel incontrolable, particularmente   porque se la relaciona con la “Guerra al Terror” de los Estados Unidos. El   rápido crecimiento del CTIS representa una amenaza para la autoridad del  GFT, que tiene su sede principal en la ciudad provincial de Baidoa, 240 km al   sur de Mogadiscio. No obstante, también ha abierto una “ventana de esperanza”   para los somalíes. El CTIS parece regirse por los principios y constitución de   las enseñanzas del Islam. El GFT y los que lo respaldan, Etiopía en particular,   miran al CTIS con desconfianza, mientras que los donantes internacionales han   afirmado que están dispuestos a reconstruir el país si elGTF y el CTIS   llegaran a un acuerdo para compartir el poder.  Piratería  “Grupos de delincuentes continuamente interceptan barcos, buques y otras naves a   lo largo de la costa de Somalia para tomar rehenes”, señaló el Sr. Aweys Addi   Abduh, un defensor de los derechos humanos somalí que actualmente reside en   Minnesota, Estados Unidos. “Estos grupos de personas, llamados oficialmente   piratas, piden enormes sumas como rescate para la liberación de las   embarcaciones y sus tripulaciones”. Tanto   buques comerciales como cargueros que transportan ayuda humanitaria y también   buques pesqueros son víctimas de estos ataques. El Consejo Marítimo   Internacional y la Organización Marítima Internacional han advertido en forma   reiterada que la costa somalí se encuentra entre las rutas marítimas más   peligrosas del mundo. Muchas compañías navieras han dejado de transitarlas y las   tarifas de las aseguradoras para las embarcaciones que todavía enfrentan los   riesgos de esas aguas han sufrido un pronunciado incremento. Además, lo que es   más grave, se ha producido derramamiento de peligrosas sustancias químicas.  HIV/SIDA La   globalización que en algunos aspectos ha transformado el mundo en una pequeña   aldea, en la que toda la población puede compartir información, intercambiar   ideas y participar en actividades con otros, ha beneficiado a los somalíes en   algunos aspectos. Es posible trasladarse de Mogadiscio a Addis Abbaba y desde   allí viajar a través del Mediterráneo a Europa, América Latina, los Estados   Unidos y Canadá. Sin   embargo, se constató que dos tercios de los somalíes que regresaron al país en   2007 son seropositivos o tienen SIDA. La mayoría regresaron de países africanos,   pero un tercio retornaron de países occidentales. Como consecuencia de la   destrucción total de la infraestructura de la capital en los conflictos, los   enfermos no reciben el tratamiento médico que necesitan. La   economía y el rol de los grupos políticos El   derrumbe de las instituciones públicas ha golpeado fuertemente a la economía.   Incluso antes del estallido de la Guerra Civil, las iniciativas del sector   privado y los mecanismos de mercado luchaban para sobrevivir sin una buena   gobernanza, es decir frente a la carencia de un servicio público eficiente, un   sistema judicial confiable y una administración capaz de rendir cuentas al   público. Desde la caída del gobierno central en enero de 1991, el progreso   social, político y de conductas se ha visto impedido por prejuicios e ideologías   egocéntricas y extremistas. El   país debe tomar medidas urgentes que fomenten las organizaciones a nivel de las   bases, además de las no gubernamentales y las intermediarias, además de nutrir   en vez de obstaculizar, al sector informal. No es un sueño imposible. A pesar de   las enormes dificultades, en 1993 después de la llegada de las fuerzas   internacionales de coalición lideradas por los Estados Unidos, surgieron   organizaciones de la sociedad civil con el propósito de aliviar el hambre en la   población, especialmente en el centro y sur de Somalia.  Recomendaciones La   crisis económica permanente de Somalia presenta un desafío extraordinario para   el desarrollo de la comunidad. La pobreza es la misma que hace 48 años, cuando   el país logró la independencia. Las agencias donantes y los consejeros   extranjeros desempeñaron un importante rol en los esfuerzos anteriores para el   desarrollo del país; por esa razón, la responsabilidad por la crisis económica   es compartida. Los donantes y también un futuro gobierno nacional tendrán que   cambiar radicalmente de forma de pensar si quieren asegurar con éxito el futuro   y la prosperidad del país. Los líderes políticos somalíes, el sector privado,   los donantes, las instituciones multilaterales y organizaciones oficiales y no   gubernamentales pueden y deberían unirse en un esfuerzo conjunto para lograr el   desarrollo del país. No   obstante, deberían ser los propios somalíes los responsables de moldear el   futuro de su país; el papel de las agencias externas debe ser el de brindar   apoyo. Como consecuencia, la Coalición de Social Watch en Somalia hace un   llamado a los combatientes en Mogadiscio, las fuerzas somalíes respaldadas por   Etiopía y al Consejo de Tribunales Islámicos Somalíes, que han estado en lucha   por el poder desde 2006, a que propongan soluciones razonables para el conflicto   actual. Una   vez que se restablezca la calma en la capital  somalí, le será   posible a un futuro gobierno democrático reducir la pobreza y la desigualdad,   aumentando el acceso de los pobres a los bienes productivos. Un mecanismo   posible para el logro de estos objetivos es la creación de programas de   construcción de capacidades para los civiles en las regiones de Mogadiscio y   Bossasso implementados por la Organización de Actividades para el Desarrollo de   la Comunidad Somalí (SOCDA). El cometido de esta organización es proporcionar un   alto nivel de capacitación a las organizaciones de la sociedad civil, a las   organizaciones comunitarias de base y a las redes que se ocupan del desarrollo   social en Somalia.  Referencias   Informe Sísifo sobre Violación a los Derechos Humanos, 2007.  Informe 2007 de Amnistía Internacional.  Diario Monthly Watch, 2007, SOCDA, Mogadiscio, Somalia.  Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas   (OCAH), 18 de Mayo de 2007.   Informe de Human Rights Watch 2007.  Informes de derechos humanos de varias organizaciones y redes locales, 2007.    |