Un país injusto
Amélia Cohn
IBASE (Coordinación); Atila Roque y Sonia Correa; CEDEC-Amélia Cohn; FASE-Jorge Eduardo Duro; INESC-Wellington Almeida; SOS-Corpo-Ana Paula.
Es frecuente la
afirmación por parte de las autoridades gubernamentales:
"el Brasil no es un país pobre, pero sí es un
país injusto". Si ese reconocimiento es un hecho
positivo, el enfrentamiento de esa realidad todavía
está lejos de ser satisfactorio.
El reconocimiento por
parte del gobierno de que este es un país injusto
señala la necesidad de articular la cuestión de la
pobreza con la de desigualdad social. Eso significa, por
lo tanto, asociar la cuestión de la superación de la
pobreza a medidas redistributivas, sean ellas de
transferencia directa de renta, sean ellas indirectas, a
través de políticas sociales.
Se contrapone, sin
embargo, a la consecución de esta meta una serie de
obstáculos. El primero de ellos habla respecto al modelo
de ajuste estructural y de estabilización económica
adoptado, denominado de ajuste pasivo, que puede ser
traducido como "la dictadura de los
economistas": las cuestiones decisivas para la
sociedad brasilera son sometidas al monopolio de las
políticas económicas. Con esto, se crea en la práctica
-aunque no en el discurso- la ya conocida antinomia entre
el desarrollo económico y el desarrollo social que debe,
con urgencia, ser superada.
Un segundo obstáculo,
de naturaleza más propiamente política, habla respecto
a la conjunción de fuerzas que dan soporte al gobierno,
conservadoras y patrimonialistas. Se suma a eso la nueva
disposición federativa resultante de la Constitución de
1988, que -al mismo tiempo que eleva a la condición de
entidad federada al municipio- crea mecanismos que
dificultan acciones solidarias entre las tres esferas de
gobierno (nacional, estatal y local).
Un tercer obstáculo,
de naturaleza más estrictamente social, habla respecto a
la magnitud de los problemas sociales, dada la dimensión
geográfica y poblacional del país. Así, siempre que se
habla de porcentajes poblacionales, se está hablando de
un contingente de millares de personas.
En consecuencia, la
pobreza y la desigualdad social asumen una enorme
complejidad.
Es urgente el desafío
de formular, un nuevo proyecto para la sociedad que
contemple la perspectiva de la mejora de las condiciones
de vida de la población a través de reformas sociales
profundas. Y esta tarea no cabe exclusivamente al Estado
o a la sociedad y al mercado, sino al conjunto de la
sociedad, allí comprendido el Estado, tan importante y
fundamental en su papel de regulación cuanto mayor sea
la magnitud de la pobreza y de la desigualdad social en
el país.
Pobreza y desigualdad social
Continúa siendo
extremadamente difícil medir la pobreza y las
condiciones de vida de la población brasilera, tanto por
la ausencia de datos actualizados, como sobre todo, por
la dificultad de compatibilizarlos entre sí.1 No
obstante, datos de la Investigación Mensual de Empleo
(PME/Pesquisa Mensual de Emprego) realizada en seis
metrópolis brasileras, muestran que con el plan de
estabilización -denominado "Plan Real"- 3,8
millones de personas ultrapasaron la línea de pobreza
(Cuadro 1), probablemente pertenecientes a aquellos
segmentos de renta con valores más próximos a esa
línea. Los mismos datos muestran también que en las
áreas metropolitanas los pobres tienen renta más baja,
presentando también entre ellos mayor desigualdad de
renta al inicio del '96 que la verificada al inicio del
Plan, en julio del '94. Según Rocha (1996), "estos
resultados podrían sugerir que, desde punto de vista de
la renta, la parte de los más pobres dentro de los
pobres estaría siendo dejada al margen de los beneficios
del plan de estabilización" (Cuadro 1).
Cuadro 1.
Indicadores
de pobreza según insuficiencia de renta 6
regiones metropolitanas |
|
Proporción
de pobres
|
Nro. de
pobres
|
Brasil
|
%
|
mil
|
Jul-94
|
42,24
|
16.339,40
|
Jul-95
|
32,07
|
12.564,60
|
Dic-95
|
27,34
|
10.774,70
|
Ene-96
|
28,74
|
11.327,20
|
Mientras, el propio
documento oficial que sintetiza la estrategia de
desarrollo social del actual gobierno2 todavía trabaja
con datos relativos a 1990, según los cuales 11,9% de la
población sobrevive en condición de indigente,
constituyendo un total de 16,5 millones de brasileros
(Cuadro 2). Vale decir: la misma magnitud y la misma
distribución desigual en términos regionales de la
indigencia, ya señaladas en el Informe Brasilero para la
Cumbre de Desarrollo Social.
Cuadro 2.
Indicadores
de indigencia según insuficiencia de renta 1990
Brasil |
Nro. de
indigentes
|
Proporción de
indigentes (%)
|
Norte (1) |
1.952.578
|
38
|
Noreste |
9.089.059
|
22
|
Sureste |
4.035.814
|
6,6
|
Sur |
1.622.909
|
7,5
|
Centro-oeste |
820.344
|
8,2
|
Metropolitano |
3.414.801
|
8
|
Urbano |
6.102.073
|
9,3
|
Rural |
7.009.248
|
22,5
|
Total |
16.526.122
|
11,9
|
Faltan instrumentos y
mecanismos ágiles para la evaluación de los impactos de
las políticas económicas y sociales sobre las
condiciones de vida de la población. Más grave todavía
es el hecho de persistir las directrices de la política
económica en los dictámenes de las políticas sociales,
lo que se asocia a la reducida capacidad de actuación
redistributiva del gobierno nacional respecto a las
desigualdades regionales.
Un ejemplo en este caso
es la distribución de la indigencia por regiones, donde
en las regiones Norte y Noreste del país están
concentrados más del 2/3 de la población sujeta a la
pobreza extrema. Así, no es sin fundamento la opción
-para retratar a Brasil- de privilegiar el análisis de
las desigualdades económicas y sociales, en lugar de
enfatizar los indicadores de pobreza.
En esa perspectiva, la
renta media de los 10% más ricos es 32 veces mayor que
la renta media de los 40% más pobres.3 Y mientras, en
1960 los 20% más ricos del país se apropiaron del 54%
de la renta y los 50% más pobres de apenas 18%, esos
porcentajes en 1990 son de, respectivamente, 65% y 12%.
Datos de 19954 presentan la siguiente distribución de
rendimiento mensual: 1,7% ganan más de 20 salarios
mínimos; 3,2% entre 10 y 20; y en el otro extremo 16,4%
ganan hasta 1 SM (Salario Mínimo), y 14,2% entre 1 y 2
SM.
Esa distribución tiene
disparidades regionales significativas -el Sureste por
ejemplo presenta 2,3% de la población con rendimiento
superior a 20 SM y 12,3% con hasta 1 SM, mientras para el
Noreste esos porcentajes son de 0,7% y 24,7%,
respectivamente. La desigualdad queda aun más evidente
cuando es vista bajo la óptica de género. Tomado Brasil
en su conjunto, mientras 2,8% de los hombres perciben
mensualmente más de 20 SM, ese porcentaje es 4 veces
inferior (0,7%) en el caso de las mujeres; en el otro
extremo -el estrato de rendimiento de hasta 1 SM- la
situación se invierte pero no en la misma proporción:
14,8% en el caso de los hombres y 17,9% en el caso de las
mujeres (Cuadros 3, 4 y 5).
Por otro lado, se
observa la misma tendencia ya verificada para el año '90
respecto a los años de escolaridad. Mientras en los
niveles inferiores de años de escolaridad las mujeres
presentan un porcentaje medio de 3 puntos más bajo que
el de los hombres, en el estrato superior ese porcentaje
es significativamente mayor (Cuadro 6). Los datos
relativos a la distribución por franjas de rendimientos,
inserción en el mercado formal de trabajo y años de
instrucción por género no son directamente comparables
entre sí. Pero las discrepancias aquí registradas
permiten inferir que el mercado de trabajo promueve una
selectividad discriminatoria en lo que tiene que ver con
las mujeres que no es respaldada por el nivel de
formación de la fuerza de trabajo.
Según el IBGE,
respecto a la tasa de desempleo abierto -promedio de
5,56% para el año 1996- fue el sector industrial el que
presentó peor desempleo en términos de creación de
nuevos puestos de trabajo, asociado a un aumento general
del rendimiento medio de las personas ocupadas (de cerca
del 8% en los primeros 10 meses del '96).5
Por otro lado, entre
1990 y 1993, más del 91% de los brasileros que se
sumaron a la fuerza de trabajo ocupada lo hicieron en el
sector agrícola, dándose "una vuelta al
campo" debida a la crisis económica que afectó
sobre todo a la industria y algunos ramos del sector
terciario. Sin embargo, no hay indicios de que ese
aumento de la ocupación agrícola haya respondido a una
expansión de la actividad, y por lo tanto a un aumento
de la demanda por mano de obra. Está visto que hubo en
el período un aumento del 40% de los ocupados
no-remunerados en el sector, acompañado de una caída
del 0,94% en el número de asalariados agrícolas.6
De hecho, la cuestión
agraria en Brasil asume relevancia en función de las
desigualdades sociales, de la concentración de renta,
del vigor de la organización de los trabajadores del
campo (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra)
y de la violencia que marca los conflictos allí. En
cuanto a la concentración de la riqueza rentable, ella
se expresa por el hecho de que el 0,9% de los grandes
propietarios agrícolas retienen el 35,8% de las tierras,
lo que significa 118,4 millones de hectáreas (una
hectárea es igual a 10 mil metros cuadrados). Del resto,
2,8% del número de propiedades abarcan 56,7% del área
total y solamente respecto a las grandes propiedades;
89,1% del número de propiedades abarcan 23,4% del área
total respecto a propiedades de pequeño porte; y 8%
abarcan 19,9% del área total respecto a propiedades de
porte medio. Pero solamente 26,3% de las tierras son
productivas.
Se suma a eso el hecho
de que en un período más reciente (agosto del
'95/agosto del '96) se ha verificado un descenso del
área agrícola plantada (cerca de 800 mil hectáreas),
siendo que la caída productiva ocurrió sobre todo en la
producción de alimentos básicos, perjudicando
principalmente al ciudadano-consumidor de baja renta.
Varios estudios al respecto apuntan que fueron los
pequeños y medianos productores rurales los más
penalizados por la política agrícola que viene siendo
implementada, reduciendo así sus áreas de plantíos, y
en consecuencia la producción.7 Se estima que las
elevadas tasas de intereses del Plan Real generaron una
incompetencia de cerca del 40% del sector rural.
Finalmente, es
necesario registrar que pese a que Brasil ha subido del
64º al 58º lugar en el ranking del IDH en el Informe de
Desarrollo Humano-1996 de la ONU, continúa liderando la
posición de país con la peor distribución de renta,
siendo señalado como uno de los países modelo de
"crecimiento deshumano", no obstante, ha sido
clasificado en 13º lugar dentro de aquellos de mayor
potencial para reducir la pobreza.
Cuadro 3.
Distribución
de las personas de 10 años o más, según sexo y
clases de ingreso mensual (salarios mínimos)
Categorías de
ingreso Mensual
(SM)
|
Brasil
|
N Urbana
|
NE
|
SE
|
S
|
CO
|
Hasta 1 SM |
16,40
|
15,10
|
24,70
|
12,30
|
13,80
|
15,20
|
Entre 1 y 2 |
14,20
|
14,90
|
14,90
|
13,30
|
14,90
|
15,80
|
Entre 2 y 5 |
16,00
|
15,00
|
9,00
|
19,50
|
19,60
|
15,40
|
Entre 5 y 10 |
6,90
|
5,80
|
2,90
|
9,20
|
8,10
|
6,60
|
Entre 10 y 20 |
3,20
|
2,60
|
1,40
|
4,30
|
3,80
|
3,30
|
Más de 20 |
1,70
|
1,40
|
0,70
|
2,30
|
1,80
|
1,90
|
S/ingreso |
40,70
|
44,90
|
45,40
|
38,20
|
37,50
|
41,20
|
S/declaración |
0,80
|
0,30
|
1,00
|
0,80
|
0,60
|
0,60
|
Hombres |
|
|
|
|
|
|
Hasta 1 SM |
14,80
|
13,10
|
24,60
|
10,30
|
11,20
|
13,40
|
Entre 1 y 2 |
16,80
|
18,00
|
19,90
|
14,30
|
16,80
|
19,50
|
Entre 2 y 5 |
21,90
|
21,00
|
13,20
|
25,90
|
26,40
|
22,50
|
Entre 5 y 10 |
9,90
|
8,10
|
4,10
|
13,30
|
11,70
|
9,10
|
Entre 10 y 20 |
4,80
|
3,80
|
2,00
|
6,30
|
5,80
|
4,80
|
Más de 20 |
2,80
|
2,10
|
1,20
|
3,80
|
3,00
|
2,90
|
S/ingreso |
27,80
|
33,40
|
33,60
|
25,00
|
24,20
|
26,80
|
S/declaración |
1,10
|
0,50
|
1,40
|
1,10
|
0,80
|
0,90
|
Mujeres |
|
|
|
|
|
|
Hasta 1 SM |
17,90
|
17,00
|
24,80
|
14,30
|
16,20
|
17,00
|
Entre 1 y 2 |
11,80
|
11,90
|
10,10
|
12,50
|
13,10
|
12,10
|
Entre 2 y 5 |
10,50
|
9,40
|
5,10
|
13,50
|
13,10
|
8,50
|
Entre 5 y 10 |
4,10
|
3,60
|
1,80
|
5,40
|
4,70
|
4,10
|
Entre 10 y 20 |
1,80
|
1,50
|
0,90
|
2,40
|
1,80
|
1,90
|
Más de 20 |
0,70
|
0,70
|
0,30
|
0,90
|
0,70
|
0,80
|
S/ingreso |
52,70
|
55,60
|
56,40
|
50,60
|
50,20
|
55,30
|
S/declaración |
0,50
|
0,20
|
0,50
|
0,60
|
0,40
|
0,30
|
También el documento
del Banco Mundial divulgado en 1996 señala que aunque
Brasil gastó cerca de 15% del PIB en el área social, el
país no presentó en la primera mitad de esta década ni
una reducción de la pobreza (calculada en un contingente
de 24 millones de brasileros viviendo por debajo de la
línea de pobreza) ni una mejoría de los indicadores
sociales. Todavía persiste la tendencia histórica de
que las políticas sociales sean proporcionalmente más
apropiadas para los no pobres que para los pobres: se
estima que solamente 15% de las inversiones en el área
social llega a los 20% más pobres, mientras el 20% más
rico se apropia del 21% de esas inversiones.8
Cuadro 4.
Indice
de Gini de la distribución del ingreso mensual de
las personas de 10 años o más de edad, sin
ingresos, según sexo - 1985 - 1995
Año
|
Hombres
|
Mujeres
|
Total
|
1985
|
0,593
|
0,596
|
0,609
|
1986
|
0,59
|
0,577
|
0,602
|
1987
|
0,598
|
0,596
|
0,611
|
1988
|
0,618
|
0,61
|
0,629
|
1989
|
0,638
|
0,623
|
0,647
|
1990
|
0,612
|
0,606
|
0,62
|
1992
|
0,573
|
0,544
|
0,575
|
1993
|
0,604
|
0,567
|
0,603
|
1995
|
0,592
|
0,563
|
0,592
|
Cuadro 5.
Evolución
reciente del crecimiento y de la desigualdad 1989 -
1995
Años
|
Crecimiento
anual
del PBI per capita (%)
|
Proporción de
la
renta de los 50%
más pobres (%)
|
Proporción de
la
renta de los 20%
más ricos
|
1989
|
1,4
|
11,8
|
62,4
|
1990
|
-5,9
|
12,3
|
62,7
|
1991
|
-1,3
|
13,6
|
60,2
|
1992
|
-2,3
|
12,9
|
61,3
|
1993
|
2,7
|
12,2
|
62,2
|
1994
|
4,3
|
10,4
|
65,7
|
1995
|
2,7
|
11,6
|
63,3
|
Cuadro 6.
Años
de estudio según el sexo
Discriminación |
Hombres
|
Mujeres
|
Sin Instrucción y <1 año |
16,7
|
13,7
|
1 a 3 años |
19,2
|
16,8
|
4 a 7 años |
33,7
|
31,5
|
8 a 10 años |
13
|
12,9
|
11 y más |
17,3
|
24,9
|
No se trata, por lo
tanto, solamente de re-ecuacionar el volumen de recursos
destinados al área social, sino sobre todo de revertir
las dos principales lógicas que determinan la dinámica
del sector: 1) la imposición de las directrices de la
racionalidad económica a las políticas sociales, que
oponen una vez más desarrollo económico a desarrollo
social; 2) la incapacidad demostrada hasta ahora para
revertir la histórica y perversa lógica de las
políticas sociales en el país, que debiendo ser
compensatorias de las desigualdades sociales acaban por
reproducirlas.
Estrategias para el
área social
La estrategia de
desarrollo social del actual gobierno se propone cuatro
subconjuntos de acciones: a) mantener las condiciones
necesarias "aunque no suficientes" para
promover la mejoría del estándar de vida de los
brasileros, es decir, asegurar las condiciones de
estabilidad macroeconómica, realizar la reforma del
Estado y retomar el crecimiento económico; b) concentrar
esfuerzos en los servicios sociales básicos de
"vocación universal": educación, salud,
previsión social, vivienda y saneamiento básico,
trabajo y asistencia social (y que comprenden más del
90% del gasto social); c) enfrentar puntos de
estrangulamiento (como Reforma Agraria, por ejemplo) para
acelerar el proceso de reforma y reestructuración de
servicios sociales y proporcionar atención a los grupos
socialmente más vulnerables (reducción de la mortalidad
infantil, capacitación de jóvenes y la renta mínima
para ancianos); y d) buscar articular formas de
coordinación entre gobierno y sociedad civil, como fue
la experiencia, según el gobierno, del Consejo Comunidad
Solidaria.9
La instancia
articuladora de los programas del área social del
gobierno es la Cámara de Política Social de la Casa
Civil de la Presidencia de la República, responsable
tanto por la garantía del flujo de financiamiento como
por la calidad en la gerencia, el acompañamiento y
evaluación de ese conjunto de acciones.
Educación
Se prioriza la
enseñanza primaria en pro de la mejoría de la calidad y
la valorización del magisterio, teniendo como propuesta
la redistribución y la equidad tomando el gasto
alumno/año como referencia, asegurando un mínimo de R$
300,00/año por alumno, garantizándose que el 60% de los
recursos sean destinados al pago de los profesores en
ejercicio docente en aulas. Para esto fue creado el Fondo
de Desarrollo de Enseñanza Básica y Valorización del
Profesor, buscando asegurar una inversión permanente de
cerca de R$ 12 billones/año para la enseñanza primaria.
Existen también, entro
otros, el Programa de Educación a Distancia, que busca
perfeccionar la formación de los profesores de la red
pública de enseñanza y equipar unidades escolares con
TV, video, etc.; el Programa Nacional de Libro
Didáctico, con el objetivo de atender 30 millones de
alumnos, garantizando la distribución gratuita de libros
en la enseñanza primaria; el Programa de
Democratización y Expansión de la Enseñanza
Profesional, dirigido a atender la diversidad de demanda
del mercado de trabajo.
Para 38 municipios con
altos índices de analfabetismo fue instituido el
Programa Alfabetización Solidaria, del Consejo Comunidad
Solidaria, que busca capacitar alfabetizadores locales.
Otros 42 municipios ya están inscriptos en ese Programa.
La actuación del gobierno en el sector presenta, por lo
tanto, el nítido perfil de priorizar los sectores más
carentes de la población, enfrentando serias
dificultades representadas por las enormes diversidades
regionales, y entre Estados y municipios.
Los indicadores de
salud de Brasil se caracterizan por un cuadro sanitario
donde están presentes un perfil de morbi-mortalidad
-compuesto por enfermedades de la pobreza y de la
riqueza, caracterizando lo que algunos denominan
"transición epidemiológica"- y un colapso del
Sistema Unico de Salud, que se refleja en el propio
cuadro sanitario. Un ejemplo de esto es el hecho de que
el 25% de las internaciones hospitalarias en la red del
SUS (Sistema Unico de Salud), en 1995, han tenido como
causa complicaciones de gravidez/parto.
Este es el sector en el
área social que se reconoce estar viviendo la mayor
crisis, a pesar del hecho de haber descendido la tasa de
mortalidad infantil de 47 por mil nacidos en 1990 a 42,5
en 1995.
El conjunto de acciones
gubernamentales respecto al sector de la salud tiene como
definición de prioridades la mejoría del cuadro
sanitario a través de: 1) acciones dirigidas a la
atención integral de la salud de la mujer y del niño,
con énfasis en la reducción de la mortalidad infantil;
2) la prevención y recuperación de la desnutrición; 3)
el acceso a servicios de saneamiento básico; 4) la
reorganización institucional del sector, agravado por
una seria crisis de financiamiento.
Para ello, fueron
definidas como metas: la reducción del coeficiente de
mortalidad infantil a 22,6/1000 nacidos vivos en 1998;
fortalecimiento del Programa de Asistencia Integral de la
Salud de la Mujer, concentrando esfuerzos sobre todo en
913 municipios definidos como de mayor riesgo; el
Programa Nacional de Alimentación Escolar, teniendo como
objetivo garantir suplementos y alimentar durante 180
días lectivos a escolares de primer grado de la red
pública; y el Programa de Distribución de Emergencia de
Alimentos, que consiste en la distribución de
comestibles de primera necesidad para poblaciones
carentes en los municipios de los bolsones de pobreza
seleccionados por la Comunidad Solidaria.
Aquí merecen ser
destacados dos programas específicos: el Programa de
Salud de la Familia y el de los Agentes Comunitarios de
Salud. El primero de ellos se encarga de organizar
equipos de salud responsables por áreas geográficas
donde habitan de 600 a 1000 familias. Esos equipos están
compuestos por un médico general, un enfermero, un
auxiliar de enfermería y 6 agentes comunitarios. El
segundo, dirigido a los bolsones de pobreza, se refiere a
la formación de agentes de salud para la orientación de
la asistencia a los niños, reclutados entre los miembros
de la propia comunidad.
Finalmente, en las
áreas de saneamiento y vivienda son también priorizadas
las poblaciones de bajos ingresos a través de los
Programas de Acción Social en Saneamiento -el PASS-
dirigidos a la universalización de los servicios de
abastecimiento de agua, saneamiento sanitario y
recolección/destino de residuos sólidos en las áreas
de mayor concentración de pobreza en los municipios
seleccionados por el Programa de Reducción de la
Mortalidad en la Infancia y por la Comunidad Solidaria; y
el PROSEGE, dirigido a familias con ingresos de hasta 3
salarios mínimos.
Programa nacional de
derechos humanos
Infelizmente Brasil
todavía es conocido por la violencia que representa la
violación de los derechos humanos: sea la violencia
policial, la alta tasa de criminalidad, el trabajo
esclavo y/o infantil, sea la prostitución, la ausencia
de acceso a la justicia, el tráfico de drogas, las
matanzas y asesinatos, etc..
En el primer semestre
de 1996 el gobierno lanzó el Programa Nacional de
Derechos Humanos, elaborado a partir de una amplia
consulta a la sociedad. Una de las más importantes
iniciativas de la actual gestión pero que, sin embargo,
carece de metas precisas. Más allá de eso, el proceso
de legislación sobre varias cuestiones relacionadas a
los derechos humanos tramita lentamente por el Congreso
Nacional, azotado por la agenda de reformas en trámite,
en el ritmo definido por el mantenimiento del plan de
estabilización.
Gastos sociales
Desde la segunda mitad
de la década del '80 -con excepción de los años '91 y
'92 (del gobierno de Fernando Collor)- los gastos
sociales de nivel federal vienen presentando una curva
descendente. En 1986 fueron gastados U$S 43,9 billones;
en 1990 U$S 52,2 billones; en 1992 U$S 43,1 billones; en
1993 U$S 54,9 billones, destacándose siempre las áreas
de salud y educación.
En el período reciente
se mantiene esa misma tendencia, evidenciada en la Cuadro
7. Tomándose como base el presupuesto realizado en 1995,
el valor previsto en el presupuesto federal para 1997
(que significa, sin embargo, la mitad del presupuesto
global, exceptuándose el refinanciamiento de la deuda
pública) representa un crecimiento de 36,6%.
Comparándose los datos
relativos al período 1995-1997, se verifica una
alteración en la prioridad de los gastos en educación,
donde para la enseñanza primaria está previsto un
aumento de 57,7% en relación a 1995. Se registra
todavía que el aumento del volumen de recursos para la
salud (del orden de R$ 5 billones) deriva básicamente de
la recaudación de un nuevo impuesto -la CPMF-; y que el
crecimiento en la función Asistencia y Previsión es
debido a la expansión de los gastos con beneficios
previsionales, vinculados igualmente a la fuente
contributiva de recursos (Cuadro 7).
Sin embargo, analizando
los datos de el Cuadro 8 se nota que están definidas
como prioridad para el año 1997, con relación a 1996,
por orden decreciente, distribución de alimentos
(aumento de recursos del orden de 314%); asentamiento en
el campo y área rural -incluyendo reforma agraria- (con
aumento de 117% y 177% de los recursos, respectivamente);
y proyectos habitacionales (aumento de 93%). El Cuadro 9
representa los gastos federales presupuestados para 1996.
Finalmente, en
noviembre del '96, fue reinstalada la Comisión
Intersectorial de Salud de la Mujer para asesorar al
Consejo Nacional de Salud, teniendo como prioridad
traducir las recomendaciones internacionales en la agenda
de la política nacional de salud, esto es, monitorear la
implementación del PAISM (Programa de Asistencia
Integral de la Salud de la Mujer).
Cuadro 7.
Gastos
Sociales
En R$ millones |
|
|
|
Gasto Social |
1995
|
1996
|
1997
|
Educación y Cultura |
9.165
|
10.225
|
11.514
|
- Enseñanza Superior |
4.477
|
4.783
|
4.946
|
- Enseñanza Primaria |
2.252
|
2.634
|
3.551
|
Vivienda y Urbanismo |
109
|
2.066
|
2.122
|
Salud y Saneamiento |
14.782
|
14.513
|
19.509
|
Trabajo |
5.523
|
9.488
|
10.276
|
- Protección al trabajador |
3.782
|
5.830
|
6.659
|
Asistencia y Previsión |
52.576
|
64.231
|
69.094
|
- Asistencia |
966
|
2.131
|
2.295
|
Total |
82.155
|
100.523
|
112.515
|
Cuadro 8.
Gastos
del Gobierno Federal en el área social (en R$ mil)
Areas
|
Presupuesto
de 1996
|
Gastos hasta
set./96 (%)
|
Presupuesto
de 1997
|
% en relación
1996
|
Niño y adolescente |
4.361.466
|
50
|
4.535.409
|
4
|
Política Urbana |
1.107.435
|
16
|
1.008.478
|
-9
|
Seguridad de alimentos |
12.141.612
|
36
|
12.834.914
|
6
|
Ministerio de Medio Ambiente |
580.390
|
13
|
356.803
|
-39
|
Políticas de Medio Ambiente |
123.076
|
25
|
115.245
|
-6
|
Incra (incluyendo la reforma agraria) |
942.268
|
37
|
2.606.918
|
177
|
Expansión y mejora de la enseñanza
técnica |
101.919
|
4
|
35.000
|
-66
|
Merienda escolar |
600.000
|
68
|
632.483
|
5
|
Enseñanza Primaria |
317.799
|
84
|
152.821
|
-52
|
Seguro de Desempleo |
4.308.815
|
53
|
5.217.401
|
21
|
Proyectos habitacionales |
101.293
|
-
|
196.000
|
93
|
Asentamiento en el campo |
92.171
|
9
|
200.000
|
117
|
Asistencia alimentaria y nutricional |
193.000
|
7
|
200.000
|
4
|
Riego y diques |
268.715
|
7
|
100.885
|
-62
|
Distribución de alimentos |
47.916
|
9
|
198.600
|
314
|
Cuadro 9.
Gasto
Social - Federal - 1996
Areas
|
R$ millones
|
% Gastos
|
% PBI
|
Previsión Social |
60.751
|
39,5
|
7,45
|
Salud |
9.194
|
6
|
1,13
|
Educación |
8.035
|
5,2
|
0,98
|
Trabajo |
3.831
|
2,5
|
0,47
|
Saneamiento y Vivienda |
1.865
|
1,1
|
0,2
|
Asistencia Social |
583
|
0,4
|
0,07
|
Subtotal |
84.079
|
54,7
|
10,13
|
Otros |
1.491
|
1
|
0,19
|
Total |
85.570
|
55,7
|
10,49
|
Se verifica, sin
embargo, que a excepción de las funciones relacionadas
con la educación (enseñanza primaria y merienda
escolar) en setiembre del '96, de los recursos previstos
para las demás funciones, como máximo habían sido
ejecutados en un 50%. Esto traduce dos tipos de
obstáculos: la dificultad burocrática e institucional
para la ejecución de los programas; y el
estrangulamiento en el desembolso de recursos por el
Tesoro Nacional. En la medida en que no hay un cronograma
lineal de repaso de los recursos del tesoro durante el
año fiscal, esto permite que los mismos sean
reorientados para finalidades de naturaleza propiamente
económica. El gasto federal en salud, por ejemplo, en
1995 fue de U$S 95,97 y en 1996 de apenas U$S 88,70. Esa
reducción es explicada por el gobierno como transitoria
a la vez que causada por problemas de orden fiscal.
En cuanto a la
cooperación internacional, se registra una confluencia
entre las directrices políticas actuales del país
-flexibilización, quiebra de los monopolios,
privatización, ampliación del proceso de apertura
económica, reforma previsional, entre otros- y las
propuestas de varios organismos internacionales. No
obstante, coherentes con su agenda para los países en
desarrollo, esos préstamos en su mayor parte están
dirigidos a programas de alivio de la pobreza, que no
están articulados en una estrategia de mediano y largo
plazo para la superación de la pobreza (Cuadro 10).
Descentralización y
participación social
A partir de la
Constitución de 1988, estados y municipios pasaron a
asumir responsabilidades en el área social, a pesar de
no estar claras las competencias de cada esfera de poder.
Se verifica que a partir de entonces fue exactamente en
el poder local que tuvo origen una gama altamente
diversificada de acciones y programas sociales, con
estrecha participación de la sociedad.
Dentro de las
innumerables experiencias, se destacan aquellas relativas
a la institución de programas de renta mínima vinculada
a la matrícula de los niños en la escuela
(bolsa-escuela) para familias de bajos ingresos.
Cuadro 10.
Participación
sectorial de los préstamos aprobados por el Banco
Mundial para Brasil - 1987
Sectores |
1987 - 1990
U$S millones
|
%
|
1991 - 1994
U$S millones
|
%
|
Agricultura |
2.279
|
47
|
372
|
10
|
Energía |
479
|
10
|
260
|
7
|
Transporte |
604
|
12
|
308
|
8
|
Finanzas |
|
|
350
|
9
|
Desarrollo
Urbano |
575
|
12
|
404
|
11
|
Saneamiento |
410
|
8
|
794
|
21
|
Salud y
Nutrición |
475
|
10
|
160
|
4
|
Educación |
74
|
2
|
1.059
|
29
|
Brasil |
4.896
|
100
|
3.707
|
100
|
Programas como estos
evidencian dos fenómenos que marcan las políticas
sociales en el país: a nivel federal, el empecinamiento
del proceso decisorio -por parte del Legislativo y del
Ejecutivo- que no permite la institución del programa de
renta mínima a nivel nacional; y a nivel local, el que
éste sea un programa que asocia medidas de alivio de la
pobreza con medidas de superación de la misma.
Esos programas
proliferan por todo el territorio nacional, abarcando las
más variadas áreas de actuación en el sector
agrícola, generación de empleo y renta, tercera edad,
asistencia a adolescentes prostituidas, prevención y
tratamiento de DST/AIDS, recolección selectiva de basura
asociada o no a la generación de renta, lucha contra el
hambre y la desnutrición. Independientemente de las
directrices nacionales, estas iniciativas mantienen una
característica brasilera en lo que tiene que ver con la
participación de la sociedad: la de que la movilización
y organización social no sustituyen la responsabilidad
del Estado.
Fundamentalmente, hoy
en el país, son esas experiencias que lanzan la
perspectiva de construir una sociedad democrática, con
la participación activa de los ciudadanos en la
construcción de una sólida esfera pública. Es un
camino prometedor, en que la sociedad asume su
responsabilidad exigiendo del poder público que
efectivamente implemente políticas sociales
redistributivas y autónomas de los dictámenes de la
economía.
Notas
1 Los estimativos sobre
la pobreza en Brasil generalmente se basan en los datos
de la Investigación Nacional por Muestras de Domicilios
(PNAD/Pesquisa Nacional por Amostra de Domicilios),
realizada anualmente (a excepción del año 1994). Los
resultados de estas investigaciones, a su vez, no son
comparables con los datos provenientes del Censo, más
completos en lo que tiene que ver con la renta por
incluir beneficios indirectos, tales como vale-transporte
y vale-alimentación, y que tiene un impacto
significativamente mayor en las franjas inferiores de
renta. Ver al respecto Rocha, Sonia. Renta y pobreza. Los
impactos del Plan Real. Río de Janeiro: IPEA/DIPES, mayo
1996.
2 Presidencia de la
República/Gobierno Fernando Henrique Cardoso. "Una
Estrategia de Desarrollo Social".
6 Singer, P.
Dimensiones de la crisis económica. Folha de Sao Paulo,
02/06/96.
7 INESC.
Informativo-Análisis e Informaciones Legislativas.
Brasilia, año X, nro. 70, oct. 1996.
8 BIRD. Brasil, a
Poverty Assessment, Washington, 1995.
9 Documento ya citado
Una estrategia de Desarrollo Social.
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