EL FMI NECESITA UNA CRISIS PARA SOBREVIVIR

El Fondo Monetario Internacional (FMI) presta de su Servicio para el Crecimiento y Lucha contra la Pobreza (SCLP) una proporción muy pequeña de la financiación que se otorga a los países en desarrollo. A fines de 2004 los créditos en circulación del SCLP fueron inferiores a USD 9.900 millones o 10% de los créditos en circulación del FMI. En 2005, la totalidad de los préstamos aprobados por el SCLP fueron inferiores a USD 500 millones. El FMI también está quedando marginado en la provisión de financiación y liquidez a los países en desarrollo. Las principales economías de mercado emergentes, salvo Turquía, ya pagaron lo que debían y se liberaron de la supervisión del FMI, lo que deja solo a los países más pobres como clientes regulares: una base para nada sólida en una institución creada para garantizar la estabilidad económica internacional. Esta situación también provoca un problema para el FMI. Los préstamos destinados a la pobreza no generan suficientes ingresos para remunerar al personal y dirigir la institución, y el FMI depende principalmente de los préstamos otorgados a los mercados emergentes en crisis para cubrir sus costos administrativos. Paradójicamente, la viabilidad financiera del FMI ahora depende de la inestabilidad y las crisis financieras de los mercados emergentes.