LA INVERSIÓN FLUYE AL REVÉS

La inversión extranjera directa (IED) puede contribuir significativamente con el desarrollo y es vista cada vez más por numerosas autoridades como el eslabón más importante en el proceso. Desde 1992 la IED es la mayor fuente externa de ingresos de los países en desarrollo, pero está sumamente concentrada en un pequeño grupo de países, como China, India, Brasil y México. Los países de África Subsahariana (los que más necesitan capitales) reciben muy poca IED. Asimismo, cada vez más IED se emplea para fusiones y adquisiciones por las cuales una empresa extranjera adquiere una operación nacional en curso, por lo tanto no agrega a la capacidad productiva ni genera transferencia de tecnología.
Los ingresos de IED vienen acompañados de grandes egresos en la forma de repatriación de ganancias. En África Subsahariana, por ejemplo, la tasa de retorno promedio sobre la IED está entre el 24% y el 30%, y el egreso de fondos bajo la forma de remesas de ganancias sobre la IED existente supera al ingreso de fondos a través de nuevas IED.